30. Charla previa

529 99 79
                                    


"Arriesgaré mi vida luchando,

Y no me arrepiento de nada.

Juro que no volveré a ser ese patético yo de antes"

Coda – Goodbye Nostalgia


Dejó la cama en silencio, escurriéndose en los silenciosos y oscuros pasillos de la residencia Joestar. Al poco andar, se detuvo frente a una habitación, ingresando con lentitud, jugando con el largo mechón de su cabello para calmarse un poco.

Encendió las luces tras cerrar la puerta, avanzando a la cama con una falsa sensación de confianza en su mirada, sonriéndole a un confundido Jotaro que no dejaba de mirarlo con curiosidad.

—¿Tampoco puedes dormir?—preguntó el más alto.

Asintió, deteniéndose frente a él, sosteniendo su mano con languidez, sintiendo el calor que su piel le transmitía, deseando memorizar eso por el resto de su vida.

—Mañana es el gran día...

Jotaro suspiró, llevando una de las manos de Star platinum a su cabello, hundiendo sus dedos con suavidad en este. Kakyoin tembló, suspirando. Disfrutó de la paz creada por ese sutil gesto, cerrando los ojos un par de minutos, perdiéndose en las placenteras cosquillas que sentía, siendo esa clase de caricias otra de las cosas que no deseaba olvidar de él.

Incluso cuando se negaba a aceptarlo, estaban por enfrentar su destino y descubrir si iban a salir victoriosos o fracasar estrepitosamente. Avdol se había negado a decirles el significado de la predicción hecha, diciendo que era mejor esperar a ver qué sucedía, sin preocuparse hasta que llegara la hora de hacerlo.

—¿Tienes miedo?

La grave voz del más alto rompiendo el silencio terminó por dejar al descubierto la verdad en ambos corazones. Buscó sus ojos, viendo como brillaban, destruyendo la permanente inexpresividad de estos de una vez por todas. Eran mucho mayores en esta oportunidad, pero de todas formas enfrentarse a la raíz de todos sus temores pasados era atemorizante.

—Estoy tranquilo—mintió.

Mordió su labio, sintiendo como la vergüenza lo recorrió un instante. De todas las formas que tenía de desviar el tema esta era la más baja, pero efectiva, que se le había ocurrido. Llevó sus manos a su pijama, deshaciendo cada botón hasta abrirlo, dejó que la prenda se deslizara por sus delgados brazos, exhibiendo su delgada cintura y la marca de nacimiento que también indicaba la perdición de su antiguo ser.

—Jotaro...

Hierophant green lo ayudó a deshacerse de sus pantalones y ropa interior, desnudándose frente al más alto antes de sentarse en sus piernas y besarlo como si no existiera un mañana. Le quitó su camiseta, buscando su pecho con sus labios, marcando muy cerca de su corazón. Pensando que así evitaría que se olvidara de él.

—Quiero hacerlo...

Sí, tenía miedo. Y estaba siendo egoísta producto de eso. Se esforzaba por fingir tranquilidad y así no preocupar a nadie. Obligándose a pensar que lo suyo no era nada, que simplemente había sido asesinado demasiado joven como para poder experimentar alguna clase de remordimiento y que era estúpido sentirse así. Jotaro en cambio, era quien más sufrió las consecuencias de Dio, estaba al tanto por los relatos de sus vagas memorias, las cuales solían presentarse como sueños.

Él sí tenía derecho a temerle a Dio...

—Siempre me he preguntado qué pasó con el Kakyoin tímido que conocí en la escuela...

Mientras el mundo cae (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora