26. Confianza

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"Seca tus lágrimas con amor"

X Japan – Tears


—¡Jotaro!

Los delgados brazos de Holly se enredaron en su cuerpo apenas ella pudo acercarse. Todavía era capaz de sentir su angustia, además, podía decir que este sentimiento le causaba casi tanto dolor como a ella. La abrazó, permitiendo que sus lágrimas humedecieran su ropa lentamente.

—Estoy bien...—susurró— no fue tu culpa.

Escuchar sus sollozos le trajo una sensación extraña, en especial porque no estaba acostumbrado a verla llorar. De hecho, estaba seguro que era la segunda vez que lo hacía, la primera había sido hace tan solo un rato en la otra casa. Su madre era una mujer fuerte, eso lo podía afirmar con orgullo. Con un marido ausente como lo era su padre, Holly lo había criado completamente sola. Así que verla tan frágil le era hasta insoportable.

Suspiró, mirando al resto, pensando en cómo obtener respuestas sin tener que esperar a que ella se calmara.

—¿Josuke está bien?

Todos asintieron al mismo tiempo, cosa que le pareció un poco graciosa.

—Se quedó dormido en el camino—dijo su abuelo—. Muchas emociones para una noche.

—Su stand—murmuró Kakyoin—, al parecer puede curar a los heridos.

Pensó en el posible potencial de tener un stand así en sus filas mas pronto terminó por descartar todas esas ideas por completo. Josuke apenas tenía seis años, no era correcto inmiscuirlo en los problemas familiares ni en los peligros que eso suponía a su edad. No descartaría, por otro lado, la opción de enseñarle a usar su habilidad. Después de todo, mientras antes supiera dominar todo su potencial más fácil le sería defenderse de los peligros que el futuro les deparara.

—¿Y mi abuela?

Joseph suspiró aliviado.

—Afortunadamente solo el susto vivido.

La conversación siguió sin detenerse, pero no era capaz de oír ni entender ninguna palabra de lo que decían. Su abuelo, Kakyoin y sus amigos parecían tan felices relatándole la parte que no había podido presenciar del rescate, contándole cada detalle con tanto entusiasmo que supuso que debía sentirse feliz por que el rescate hubiese salido exitoso.

Pero algo en él no era capaz de hacerlo sentirse tranquilo del todo.

Su madre continuaba llorando en sus brazos, rompiéndole el corazón. Se preguntaba si existía algo que pudiera hacer para ayudarla, para calmar su dolor por lo menos.

Suspiró, dejando que las ideas viajaran por su cabeza em busca de algo útil.

—¿Pueden dejarnos solos un momento?

Las palabras habían salido solas de su boca, siendo este uno de esos odiados momentos donde la mente y las cuerdas vocales parecían estar trabajando con una sincronización aterradoramente perfecta. Vio los ojos de todos los presentes, quienes estaban tan sorprendidos como él con su pregunta.

Al final y con un poco de duda no tardaron en retirarse, dejando a Jotaro y a Holly solos en la habitación.

—Perdóname, hijo—sollozó—. Quería parar pero esas enredaderas no dejaban de salir.

Entendía su frustración, él mismo había tenido problemas con Star platinum la primera vez que apareció. Su stand era como una bestia salvaje, o quizás un espíritu maligno, que destruía todo lo que sus puños tocaban. Por algo había terminado en prisión acusado de casi haber matado a seis hombres, siendo salvado solo porque se pudo probar que ellos habían intentado asaltarlo.

Mientras el mundo cae (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora