Miedos
Cuando era pequeña, todo me daba miedo. Recuerdo que mama me llamaba "miedos" y yo no entendía porque todo era tan terrible para mi. Cuando David nació, conforme crecía intenté comprender su enfermedad, no lo entendía por completo; pero hacía un esforzó por entender. Cuando Dave nació, también nació en mí un poco de valentía, un poco de fuerza, tuve que dominar mis miedos. Miedo a la conglomeración de personas, miedo al agua, a hablar, miedo a sonreír, incluso tuve miedo de vivir...
David me salvó, pero mi vida se enclaustro en dos cosas muy sencillas: ser la protectora de mi hermano y ser la chica buena que asiste todos los domingos a misa. Mi amiga Lu, me llamaba doña Inocencia. ¿El por qué?
Simple.
Jamás había hecho nada de lo que ella sí, jamás le había mentido a mamá, no sabia ni siquiera que era una relación sexual, ese tema era prohibido en casa, no podía usar faldas cortas, ni pantalones ajustados, no podía usar escotes ni maquillarme, prohibidas las salidas. En el colegio, católico por cierto, y solo para señoritas, pasaba horas rezando, hasta que Lu me presento a Leonard, todo cambio. Todo se convirtió en algo más que misas, rezos y cuidar a David.
Mi vida no era perfecta, muy en el fondo la odiaba, pero me arrepentía porque sentía que odiaba a David, mamá era muy pesada conmigo, autoritaria, me golpeaba, nunca entendí porque me maltrataba.
Sinduda mi vida era todo, menos feliz; pero era mi vida, tenia una amiga, a mi primer amor, tenia a mi hermano, pero lo estropeé. En un arranque de ira, hice todo mal.
Él
Él fue mi perdición, mi locura y mi tormento. Accedí a su juego, y termine perdiendo más de lo que imagine. Dos años han pasado, cuánto ha pasado, cuanto extraño mi vida...
†††
-Niña... niña... ¡NIÑA! -gritó uno de los matones, estaba ida, no se cuanto tiempo habíamos pasado en el auto. Solo pensaba en el ¿por qué? ¿por qué yo? ¿qué quería? Y por qué rayos no había hecho algo para escapar, gritar, correr... pero tenía más miedo de mamá, de pensar en lo enojada que seguramente está por mi ausencia, conociéndola ella pensará que me escape.. mamá es, ah...
-¡Niña! -volvió a gritar uno de ellos.
Levante mi mirada. Había abierto la puerta izquierda del auto, lo mire asustada. Era gigantesco, robusto, con un semblante de querer matar a todos.
-¿Lle-ga-mos?... -pregunte nerviosa. El matón me agarró por el brazo, y me saco bruscamente. Grite.
-¡Hey! ¡Gorilla! ¡Hey! ¿Que te pasó imbécil? El jefe dijo que la tratáramos bien ¡déjala! -gritó el otro chico. El era más bajo, cabello un poco largo y ondulado, un poco más delgado que el gorilla que me sostiene. El grandulón me soltó. Rebote, yo era muy delgada, y siempre he sido torpe con el equilibrio. Mire mi brazo, lo dejó marcado.
-Tranquila niña, no llores... -dijo el otro matón.
-¿Qué hago aquí? ¿qué quiere su jefe de mí? -pregunte frustrada.
-No hagas preguntas, solo entra a la casa, subes las escaleras, hay varios cuartos, caminas hacia el fondo, entras en la puerta de color vino, y esperas ahí -dijo el matón. Lo mire sin entender.
Hice lo que el me pidió. Me percaté del lugar donde estaba, de la gran casa que tenía en frente, oscura, solitaria... sus vibras me daban escalofrío.
Entre a la casa, los matones se quedaron afuera, escuche cómo cerraron con llave; me asusté mucho más. Mire a todo el alrededor, no había nada más que colores oscuros, me abrace a mi misma. Antes de subir a la habitación, hice un recorrido por la sala, había un cuadro enorme en la sala, era dos señores bien parecidos, había una vela encendida bajo el cuadro, y flores, eran rosas rojas. Parecía que no había nadie más en la casa, podría gritar, y nadie me escucharía, las puertas y ventanas estaban cerradas, los teléfonos no sirven. No había salida, estaba perdida.
Subí las escaleras, rechinaban a cada paso, eran de madera, muy cuidadas. Camine por el pasillo, intente abrir las habitaciones que encontré, pero todas estaban con llave. Así que me conduje a la que el matón más amigable me había dicho.
Al entrar, pude sentir la mezcla de alcohol y cigarro en el aire. Era su habitación. Se sentía como suya.
Cerré la puerta, y observé todo, me quede en medio. Todos los muebles eran de madera oscura, la cama era grande con sábanas negras y azules, las cortinas color vino cerradas completamente cubriendo la ventana. En un pequeño mueble sus lociones, me acerqué a olerlas. Cerré mis ojos, era él.
Todo aquí era el. Habían dos puertas, la primera que abrí era su armario. ¡Wow! Todos sus trajes negros ordenados, no había color alguno. Sus zapatos ordenados, seguía aún más confundida. ¿Qué quería este hombre de mi?. Camine hacia la cama, y me senté.
-Está es una locura, solo espero que mamá vaya a la policía cuando vea que no llego. Solo espero que ella actúe. -dije al aire. Mire mami reloj que llevaba en mano izquierda, 3:45 pm... casi las 4, domingo. A esta hora me estaba preparando para salir al parque con David, siempre de mi mano. Siempre dependiendo de mi.
Lo amo, es mi todo; David me preocupa, cuando el no me ve, llora mucho... tenía muchas ganas de llorar, pero no lo hice. Yo no lloraba, no era tan sensible, pero pensar en mi hermano era mi punto débil.
Olor a tabaco, olor fuerte a vino. Abrí los ojos, asustada me levante de la cama rápidamente. Me había quedado dormida. Estaba totalmente oscuro, pero observé su silueta.
-Al fin despiertas -dijo seco, su voz me daba miedo.
-¿Qué- qué... -no pude formular la oración, estaba nerviosa.
Se acercó a mí, di unos pasas hacia atrás. Hasta topar en la mesita de noche, el me sostuvo por mi cintura con sus manos grandes.
Su aliento se esparce por todo mi rostro. Apenas podía ver su rostro. Apretó mi cuerpo, contra el suyo. Se acercó a mi rostro, mi labio inferior estaba temblando. Si antes no sabía que era el miedo, hoy lo sé perfectamente.
-Estás temblando... relájate, no muerdo, hago otras cosas, menos eso... ¿y a ti? A ti no te haré nada malo -dijo acercándose a mi oído. ¡Dios! ¿En que momento termine aquí? si yo no soy mala, ni hago nada malo...
Capitulo recién agregado, espero y lo disfruten
Joce❤️
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Inocencia Interrumpida: Perfectly Wrong ||S.M|| #1
Fanfic¿Por que eres perfectamente dañina para mí? tú sabes cuánto duele cada vez que me dices que me odias Pero cuando hacemos el amor, haces que valga la pena