12. Amenazas

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POV Poché.
Un mes había pasado desde la noche en que Daniela y yo habíamos ido a cenar, las cosas entre ella nosotras iban más que bien, los entrenamientos eran cada vez mejores  y la unión del equipo se hacía notar, así cómo también las bromas de parte de nuestras compañeras hacia nosotras,  al shippearnos y molestarme porque ahora pasaba más tiempo con Daniela y ya no tanto con Paula, sin dudarlo ella se estaba convirtiendo en una persona muy importante en mi vida y mi confidente número 1, con el paso de los días no sólo había aumentado nuestra confianza y mis salidas con distintas chicas cada noche, si no que también las amenazas que le hacían a mi papá, seguía dejando ese tema a un lado, pensando que ignorando todo se haría cada vez menos evidente, había logrado convencer al guardaespaldas de mi padre, para tener acceso a su correo, sin que supiera, de todos modos era mi vida la que corría el riesgo. Mi padre seguía sin comentarme nada, logrando que mi decepcion hacia él aumentará cada vez más. Sus actitudes se volvían cada vez más raras pero mi intención seguía siendo hacer caso omiso a todo. En varias ocasiones Daniela me había dicho que hablara con él y lo enfrentará, pero yo prefería seguir haciendo oídos sordos, no quería saber cuales eran los problemas que perseguían a mi padre, como tampoco quería saber que tenía que ver yo ahí. Aunque todo el tiempo sentía miedo y me sentía perseguida, trataba de ignorar todo y me enfocaba en estar siempre acompañada, incluso en mi departamento, si salíamos de fiesta al bar de Andy, me iba del lugar con Laura o Daniela para dormirme en sus casas o con alguna chica con la que pasar la noche, de esa forma me aseguraba de que si pasaba algo, alguien seria testigo y podría avisar a la policía o a mi familia de mi secuestro o del riesgo que estaba corriendo. Me sentía una cobarde al no enfrentar las cosas, pero tampoco quería saber que sucedía y encontraba más fácil y sencillo hacerlo así.

Valentina también comenzó con sus ensayos de obra, así como también con sus ensayos de baile, se alternaba entre ambas cosas, con ella no hablaba del tema, no quería añadirle algún tipo de preocupación, sin embargo, había decidido ponerle un guardaespaldas para asegurarme de que no corriera algún tipo de riesgo. Prefería mil veces cuidar su completa seguridad, que cuidar la mía. Ella no estaba al tanto de eso, ya que la persona encargada de ella se vestía de civil y se preocupaba de informarme de todo lo necesario, tampoco quería saber todos los sitios a los que iba mi hermana, no era una psicópata. Con que me informará que su seguridad estaba bien, yo estaría bien.

Por otra parte, nuestro campeonato había comenzado hace tres días, nos enfrentariamos primero a esta copa y luego de dos semanas comenzaríamos con el siguiente, en el cual participabamos como selección junto a otros equipos nacionales. Nuestro entrenador se encargaba de hacer ese tipo de campeonatos para asegurarse de que no perdiéramos el ritmo, ya que perteneciamos netamente a la selección de Colombia y no a algún equipo de nuestro país u otro lugar del mundo , de esa forma se podían rendir las cuentas por el lado económico como también en el área deportiva, con el desempeño de nuestro equipo.

Daniela por su parte estaba empezando a convivir mucho más tiempo con sus padres y por fin había logrado adaptarse al equipo y su ciudad natal nuevamente, en una de nuestras profundas conversaciones me había comentado lo difícil que había sido para ella crecer con padres separados, si bien para ella era mejor, ya que juntos no hacían un buen equipo, estando separados tenía a uno viviendo con ella y al otro en otro país, ahora se veía y se sentía mucho más tranquila y feliz, cosa que lograba transmitir al resto.

Luego de un día bastante agotador con los entrenamientos para el partido que se nos venía mañana y como ya venía siendo costumbre desde hace algunos días, me encontraba con Daniela y Paula en un café que se encontraba cerca de mi departamento.

—Ya me dirás, ¿Por qué hace algunas semanas que vienes actuando tan raro? —

—¿Por qué lo dices Paula? Esta todo espectacular. — Respondí fingiendo una sonrisa

Una chica extraordinariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora