21. Llamada

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POV Poché

Desperté en un lugar que se veía bastante maltratado,o sea tampoco es que se pudiera ver mucho, pues apenas y entraba luz, no sabía que día era, ni que hora era, ni mucho menos sabía cuanto tiempo llevaba aquí, de lo que había pasado antes de despertar recuerdo muy poco, tengo imágenes borrosas de lo que ha ocurrido desde que estoy en este lugar, cada vez que me despierto alguien me golpea o me inyecta algo en el brazo, lo último que recuerdo de manera lúcida es haber llegado a ese restaurante y ver a Laura, todo lo demás me resultaba confuso, no sabía si quiera si me había alimentado estos días, pero de todas maneras sentía que no me convenía comer, de una u otra forma podía morir, ya fuera por la comida, la falta de alimentos, la falta de hidratación o incluso por todos los golpes que me dan.

Lo único que necesitaba era que Valentina estuviera bien, no entendía como funcionaban los secuestros, nunca había vivido algo así, solo lo había visto en televisión y en las películas, pero supongo que siempre funciona igual, te secuestran, piden dinero por ti, si funciona, te devuelven, sino mueres. Sin embargo, yo tenía claro que si a las personas que me tenían no les resultaba conmigo irían por Valentina y eso me aterraba.

Extrañaba todo, ir a entrenar, estar en mi apartamento, molestar a mis compañeras de equipo, molestar a Valentina y por sobretodo extrañaba a Daniela, en el fondo sentía que no me había servido protegerme tanto, porque aprovecharon mi primer momento de ingenuidad y debilidad para atacarme, sentía impotencia por todo, sentía que la vida es injusta, por fin me atrevia a romper mis propias reglas, a dejar entrar a alguien a mi vida y a mi corazón y la vida me lo arrebataba, culpándome y metiendome en problemas que nada tenían que ver conmigo.

¿Me estarán buscando?
¿Daniela se habrá dado cuenta?
¿Mi papá estará haciendo algo por arreglar todo esto?

Miles de preguntas rondaban por mi mente ¿Tenía respuestas a esas preguntas? No, no tenía ninguna.

No todo era tan malo, había logrado ver al menos 7 personas aquí, custodiando que no intente huir y una de esas personas, no era agresiva ni me trataba mal, cuando despertaba en su presencia, me daba agua aunque sea y me pedía que durmiera para no tener que hacerme daño, me daba a entender que quizás ella estaba obligada aquí, pero bueno uno no tiene que confiar en todo el mundo y puede que eso también sea una fachada.

-Hasta que despiertas, hoy te necesitamos consciente así que ni se te ocurra volver a dormir-Habló un hombre que tenía una máscara en la cara y no me permitía ver si es que lo conocía.

-¿Por qué? - Pregunté en voz baja y evitando mirarlo.

-Porque llamaremos a tu hermana, eres tan insignificante para tu papito, que prefirió huir del país antes de hacer algo para ti- Respondió sarcásticamente.

-Oh, entiendo- Hablé nuevamente tratando de sentarme en aquella colcha que habían puesto en el piso. -Por favor no le hagan nada a ella, no tiene la culpa- Agregué ahora si levantando la cara y mirándolo.

-Ay chiquita, eso dependerá de ti y de cuánto cooperes, hazle creer que estás bien y que nadie te ha hecho algo, sigue mis instrucciones y nada le pasará a tu hermana, pero rompes alguna de mis reglas y ella pagará las consecuencias- Habló tajante.

Preferí no responder, de todas formas, mi única opción era acatar reglas, no es como que tuviera algo con que defenderme, mi vida estaba literalmente en sus manos y si tenía que darla por proteger a mi hermana lo haría.

Me sorprendía lo que dijo de mi padre, quería creer que no había huido, quería creer que estaba luchando por mi, por recuperarme y asumir sus equivocaciones, pero aunque mi esperanza y mi corazón estaban en ello, mi parte razonable estaba segura de que esa era la única verdad.

Una chica extraordinariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora