7. Hablar

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POV Daniela.

Adaptarme a la ciudad nuevamente no había sido tan difícil después de todo, mi mamá ya se encontraba viviendo aquí también, su casa se encontraba al lado de la mi papá, pero en esta ocasión había tomado la decisión de quedarme viviendo con él, la habitación ya se encontraba decorada a mi manera y quería darle espacio a mi mamá con su esposo, el más contento con esta noticia, definitivamente era mi papá.

Pesé a que llevó pocos días en el equipo ya habia logrado hacerme de un pequeño grupo, pues me había vuelto muy cercana a Mafe y Andrea, en días anteriores habíamos ido a almorzar juntas y son unas chicas muy amables e increíbles. Ahora me encontraba preparándome para ir al entrenamiento, ya era viernes, hoy no sería tan intenso como en días anteriores pero aún así resultaba ser igual de importante, apenas terminará el entrenamiento, María José y yo iríamos por un café, según ella quería aclarar y arreglar las cosas, ¿Qué cosas? No lo sé, después de todo ella y yo no teníamos nada, no éramos amigos y  tampoco me debía explicaciones, simplemente tenía cambios de humor y ya, acepte más que nada por compromiso, porque tampoco quiero tener roces con mis compañeras de equipo y mucho menos con la capitana. Para hoy había decidido colocarme mi conjunto adidas que consistía en una sudadera color azul eléctrico con el logo de la marca y unos pantalones de chandal del mismo color, acompañado con unos tenis color blanco, amaba los días de entrenamiento porque me permitían la libertad de no gastar tanto tiempo en maquillarme, hice mi rutina de limpieza facial como cada mañana y baje para desayunar, en la mesa ya me esperaba mi papá con el desayuno listo.

—Buenos días ratona ¿Qué tal dormiste? — me dijo mi papá saludandome alegremente mientras ambos tomábamos asiento.

—Bien pá' y tú? — respondí con una sonrisa.

—Bien pequeña, ¿Y qué tal?  ¿ya pudiste integrarte bien al equipo? — Pregunto buscando continuar con la platica.

—Uy si pá, me ha costado bien poquito, ya sabes, pero las niñas son un amor, ¿Qué desayunamos hoy? —respondí mirando la mesa y tomando un vaso de jugo.

—Que bueno hija, ya verás que todo se irá dando de a poco. Mmmmh Lucy preparo un strawberry acaí para ti y para mí unos panqueques, también dejó café, té y jugo, ahí tú eliges que vas a  comer. — respondió señalando toda la comida que había en la mesa. — Oye Ratona, necesito decirte algo, esta noche tengo una cena de trabajo en casa de los Garzón y necesito que me acompañes. —Agregó finalmente.

—Claro pá, no hay problema ¿A qué hora es la cena?— respondí restándole importancia

—A las 9 de la noche hija, pasaré por ti como a las 7:30 PM, espero que no te demores.— respondió acercándose a besar mi frente, mientras ambos terminábamos nuestro desayuno.

—Bueno pa, me voy, tengo entrenamiento, nos vemos en la tarde, te amo—dije lanzandole un beso, yendo a tomar mis cosas para irme.

Cuando vivía con mi papá estaba acostumbrada a acompañarlo a sus cenas de trabajo, siempre ha sido un ejecutivo muy reconocido en Colombia, aunque más bien creía que ya no era necesario acompañarlo pues ya estoy bastante crecidita, pero ya veo que no es así, aunque tampoco creí que la primera cena sería tan pronto, me detuve abruptamente en el momento en qué me di cuenta qué el apellido que me nombró mi papá era bastante conocido para mí, los Garzón, solo había una Garzón en mi vida, no nos llevábamos muy bien que digamos pero ¿Cuál era la probabilidad de que habiendo tantas personas y familias en Bogotá, justo tuviera esa comida junto a los Garzón? Definitivamente mi mala suerte es impresionante, de todas las personas en el mundo justo mi papá decidía querer aliarse con su papá. ¿Podría ser un alcance de apellido, no?

Una chica extraordinariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora