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Despacio cariño— jadeé. Seguí embistiendola y sosteniendo sus manos para que no tocara mi espalda, ya llevábamos bastante tiempo y no iba a tardar en correrme pero hacía tanto que no hacía esto que quería que durara el mayor tiempo que se pudiera.

Quiso besarme pero no se lo permití, jamás había permitido que una mujer me besara en la boca, sentía que eso era un gesto romántico algo que solo se comparte con la mujer que amas, algo que yo nunca iba a experimentar.

Adonis— gimió y apretó con fuerza nuestras manos, su coño no era estrecho, no me apretaba como lo habían hecho las muchas otras mujeres pero sí me daba placer, podía ser rudo y no preocuparme por lastimarla. Deseaba hundirme en lo más profundo de ella, hacía días que no hacía esto y ya lo necesitaba, si fuera por mí haría esto a cada hora del día pero North nos mantiene siempre ocupados y con pocos minutos libres.

Las paredes de la chica me apretaron un poco y respiré hondo, suspiré y jadeé de placer, entrecerré los ojos y aumenté las embestidas mientras que por mi cabeza lo único que pasaba era acabar dentro de ella, correrme sin importarme que nos pudieran descubrir.

Sus nalgas hacían ruído al chocar con mis piernas y si no fuera porque estaba tan perdido por la excitación, seguramente me hubiera reído y buscado alguna frase para burlarme de eso.

Dios— gimió y cubrí su boca.

Detuvé mis embestidas y recargué mi frente en la suya esperando que nadie la hubiera escuchado gemír.

Lo siento— susurró con la respiración agitada sabiendo que si nos descubrían no sería nada bueno.

Esperé unos segundos y volví a embestirla, volví a atrapar sus manos en las mías cuando me arañó la espalda y ella misma se cubrió la boca

Adonis tu padre— no me detuve. Era tanta la excitación que me produjo escucharla gemír en mi oído que me corrí en ese mismo momento.

La escuché ahogar un grito y recargó su cuerpo en el mío.

Vistanse ahora.— Mi cuerpo se tensó y la excitación que hacía un segundo había sentido ya no estaba, había sido reemplazada por temor

Nos había escuchado.

Ella me miró con miedo —No dejes que me haga daño.— Quise decirle que iba a protegerla que no dejaría que nada le pasara pero ambos sabíamos que eso no era cierto y no me apetecía mentirle y decirle que todo estaba bien, cuando lo más seguro era que North iba a matarla y que luego me haría limpiar la sangre y enterrar el cuerpo como castigo por lo que hice.

Vistete— traté de sonar relajado pero mi respiración seguía agitada y mi voz ronca no ayudó en nada.

Ella se salió de encima y comenzó a vestirse, salí de la cama, entré al baño, tiré el condón y le envié un mensaje a Xavier para que volviera.

Si a North se le ocurría buscar en su habitación, Xavier estaría muerto.

No obtuve respuesta, esperé unos segundos y nada, volví a guardar el celular en su escondite y junté mi ropa del piso.

Me vestí y la chica y yo caminamos en silencio por los pasillos hasta llegar al salón donde North, West y tres guardias nos esperaban.

Ven aquí hermosa— La voz de North sonaba rara, nunca lo había escuchado hablar con cariño lo más seguro es que estuviera fingiendo pero su cara no reflejaba ninguna emoción.

AdonisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora