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Adonis=

La entrada se alzaba hacia el azul oscuro de cielo teniendo un tamaño de tres metros de alto y bastante de largo.

Las enormes rejas de metal oscuro se abrieron como por arte de magia, había muchas flores y dos tipos de olores, el primero y más notorio era el aroma de las miles y miles de rosas negras exparcidas por todo el camino y el segundo era el olor a muerte.

Las tumbas estaban por todos lados, la tierra estaba removida, las placas viejas y olvidadas casi ni se notaban, las personas caminaban en todas las direcciones pisando la tierra de las tumbas, aplastándolas con sus pies y observándolas con oscuros y vacíos rostros.

-Cada uno cava su propia tumba- susurraron en mi oído.

Giré y había muchas más personas cavando en la tierra, con las miradas perdidas y muy concentradas en escavar la tierra.

Volví a girarme hacia los que no cavaban y a lo lejos ví a una persona colorida. Su ropa no era negra ni gris como la de los demás, tenía un vestido blanco que resaltaba sus curvas y cada aspecto atractivo de su cuerpo,un velo blanco cubría su rostro y todo su atuendo se ensuciaba con la cuando sacaba la pala y lanzaba la tierra hacia otro lado.

Me acerqué y sonreí al verla.

-Nes- la llamé.

Ella dejó caer la pala junto a una de las muchísimas tumbas abiertas que hay en este cementerio y me miró sonriendo.

-Te extrañé, llegas justo a tiempo cariño- volvió a tomarla pala y me la ofreció.

Levanté el velo que la cubría y besé su boca, sus labios estaban fríos y agrietados, corté lentamente el beso separando nuestros labios y la miré a los ojos.

Es ella pero es diferente, Yano hay brillo en sus pupilas, parece agotada como si hubiera vivido cien años en un minuto.

-¿Por qué estamos aquí?¿Y los niños?- sonrió, me dió la espalda y volvió a cavar en la fosa.

-Ayúdame- me pidió.

Me acerqué la rodeé con mis brazos y le besé el cuello.

-Nos faltas el respeto- se apartó y siguió escavando.

-Nes- llamé su atención y le quité la pala -¿Por qué cavas una fosa?- me sonrió y acarició mi cabello.

-Cada persona cava su propia tumba Adonis, est es la mía- señaló la placa.

Leí el epitafio y dejé caer la pala

Aquí yace Amnesia Osborn, madre, esposa y prostituta.

-Nes ¿Qué es esto?- tomé sus manos.

-Cada cual cava su propia tumba pero eres mi esposo y es hasta que la muerte nos separe así que debes ayudarme, cava conmigo mi tumba, aquí dormiré para siempre- volvió a cavar.

-Nes deja eso, no estás muerta, amor mírame- volvió a girarse. Su ropa ya no era la misma, se veía como una prostituta, se agachó frente a mí y acarició mi pantalón.

AdonisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora