Final parte 2

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—¡Soy un flan, me gusta el flan y me llamo Flin, soy flancito, estoy riquito, cómeme de a poquito!— canté muy feliz viendo con alegría a Irina que entraba y salía del baño.

Mamá cielo me conoce, ella me ama tanto como yo a mi flancito de chocolate así que por eso me puso Flin Vendett, por eso y porque la venganza también es lo mío, en especial con cierta chica que utiliza todas mis remeras.

—Irina ¡Ya basta!— alguien tiene que poner orden o la mujer enloquece y le pinta la boxeadora.

—No puedo, estoy nerviosa—caminó de aquí para allá paseando su lindos pechos escondidos bajo su sostén frente a mí y sin dejarme tocárselos.

Ella es una tentación que no te deja disfrutar.

—Rusita mía te voy a explicar algo— golpeé la cama a mi lado y ella se vino a sentar junto a mí.
—Cuando la mamá y el papá juegan por las noches y no utilizan protección un flancito comienza a hornearse, así que...

—Clarence, esta ya es la tercera vez que me dices lo mismo, sé que cuando la mamá y el papá juegan por las noches se crea un bebé— hice una mueca y negué.

No lo entendió, nunca entiende mis referencias sobre la comida.

—No cariño, no entendiste nada, yo quiero que me hagas flan, anoche jugamos al papá y a la mamá y hoy tú me hornearás una torta de flan ¿Podrías?—le hice ojitos y me golpeó la mano.

—Clarence me acabo de hacer tres pruebas de embarazo, necesito que me abraces, en este momento  ni tú, ni yo, ni nadie comerá flan— la estreché entre mis brazos y suspiré.

—¿Ni uno chiquito?— al menos un pequeño bocadillo para distraer al estómago.

—Sí los test dan positivo te haré todos los flans que quieras junior— me prometió y me abrazó por la cintura. Sus labios le temblaban y murmuraba los segundos que faltaban para que los test den los resultados.

—Iri, respira, tengo fé en que Rencin hizo muy bien su trabajo—le sonreí y ella a mí.

—Te amo moy sladkiy— me susurró al oído.

—¿Te dije que amo cuando me hablas en ruso?— mordisqueé su oreja y lamí la piel de detrás.

—Eres raro, casi siempre te insulto en ruso— se rio.

—¡Lo sabía! ¡¿Qué clase de mujer grita para decir te amo?! ¡Me estabas insultando!¡Así no funciona nuestra relación, debías decirme que me amas no insultarme y fingir que lo decías?!— la quité y abracé la almohada.

—No lo haré más ¿Me perdonas?— realizó su propia carita tierna y bufé, no lo puedo evitar, nuestro nivel de ternura sobrepasa los límites.

—Bien, perdonaré a tus manos pero a ti no y que conste que soy generoso— me senté y la senté en mis piernas.

—¿Por qué perdonas solo a mis manos?— dijo molesta.

—Porque tus manos me harán flan ¿O no pequeñas hermosas?— me las llevé a la boca y las besé.

—No y— el timbre de su celular sonó y ella corrió muy emocionada hacia el baño. Los minutos pasaron y ella volvió llorando y con uno de los test en la mano.

Suspiré molestó y la abracé.

—Lo seguiremos intentando Iri, Rencin no se rendirá tan pronto— la abracé más fuerte y ella con cuidado se separó y me sonrió.

—Dos rayitas es positivo— murmuró con un nudo en su garganta y la felicidad desbordando de sus hermosos ojos.

—¿Qué me quieres decir?— retrocedía algo asustado.

AdonisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora