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Las horas pasaron y ya era de noche, todos habíamos comido y Nes ni siquiera salió de la habitación para darle las buenas noches a nuestros hijos.

Comencé a cambiar los canales y me detuve en el Playboy, si Nes no me iba a hablar necesitaba algo con lo que entretenerme

—Adonis— Nes se paró delante e de mí con Elf en sus brazos

—¿Ya estás de humor para hablar?— miró la pantalla de la TV y asintió

Le cambió al canal y se sentó a mi lado en el sillón, apoyó su cabeza en mi pecho y cerró los ojos

—Estamos en peligro— susurró. Comenzó a llorar en silencio y la hice mirarme

—Abre los ojos y dime que
pasa cielo— me hizo caso y me miró con tristeza

—Me están persiguiendo, me metí con la gente equivocada, solo quería arrestar a los Vidson y todo se desmoronó. Están matando a todos los agentes que trabajan conmigo, uno a uno fueron cayendo— sollozó y la abracé

—Nadie te tocará, mataré a quien quiera que sean esos, no tengas miedo, moveré contactos y...

—No, yo me metí en esto y yo me sacaré— la miré mal y quité su cabeza de mi pecho para mirarla más a los ojos

—¿Cómo? ¿En un cajón o en coma?— guardó silencio

—Yo puedo con esto— negué

—Nes ya no se trata de solo nosotros, tienes cuatro hijos a los que cuidar, Clarence, Princesa, Jacobo, Elf y yo no somos nada sin tí así que mañana te escoltaré y entregarás tu renuncia— le dije

—No voy a renunciar, no puedo fingir que mis compañeros nunca...

—...Y yo no puedo vivir sin tí, así que no se habla más, ahora prepara una buena excusa. Apartir de mañana ya no trabajas para nadie— le quité a nuestra hija de los brazos y nos llevé a la habitación para que ella pudiera dormir en su cuna y yo pensar en como mierda iba a sacar a Nes de esto sin meter a mi familia en el embrollo

—Adonis— Nes entró y me dí la vuelta dándole la espalda. Ella debió decírmelo desde un principio. —Por favor, dame tiempo, lo solucionaré— sollozó

Me giré y la besé

—No te daré tiempo para que te maten, harás lo que te dije, es por tu bien y por el de nuestros hijos. Clarence te necesita, yo te necesito.— suspiró y asintió

—Mañana iré sola, no quiero que te arresten si te llegan a ver— asentí de mala gana

—Llamaré a unos guardias, no irás sin protección— asintió y la estreché entre mis brazos, pasé mis piernas por sobre su cintura y besé su cabello —Te amo, no vuelvas a esconderme algo como esto, ya pasamos por mucho como para que me sigas escondiendo cosas— asintió y me dio un pico

—No lo haré, te lo prometo vuela sesos— besé su mejilla y le bajé las tiras de su remera, le desabroché el sostén y me coloqué sobre ella.

Besé sus pechos y chupé del tibio sabor de su leche

—Adonis, es para Elf— reí y negué

—Ella debe compartir, no tengo ganas de ir a calentar la leche, además es más rica cuando proviene de aquí— mordí su pecho y manoseé el otro, clavándo mis ojos en los suyos mientras la veía retorcerse de placer.

Bajó su mano hasta mi entrepierna y acarició mi polla

Gemí y sin darme cuenta la mordí, chilló y me aparté

—De verdad que lo siento amor, no quise...— tiró de mi cabello y me besó con brusquedad, reí y le seguí el juego, metí mi mano entre sus piernas y la acaricié por sobre su ropa.

—Te amo— gimió y me quité el pantalón y los boxers. Metí mi mano en su mini shorts y la acaricié, sonreí al sentir su calor y besé su frente. Siempre está preparada para recibirme, siempre lista para mí.

Hice algunos chupetones en su cuello y jadeé por cada tirón de pelo que me dio. Regresé mi boca a sus pechos apoyando mi Teodoro en su vientre para que ella lo acariciara mientras yo me deleitaba con sus redondos pechos y le acariciaba su belleza.

—Pa, tengo miedo— Nes se apresuró a vestirce y yo a taparnos, maldiciéndome por no haber trabado la puerta.

Recogí mis boxers del piso y cuando ya estuvimos vestidos Nes dejó que Jacobo se metiera en la cama con nosotros.

Jacobo la abrazó y no tardó en quedarse dormido, miré a Nes y ella también estaba por dormirse. Le dí un beso y salí de la cama en dirección al baño.

No iba a poder dormir toda la noche con Teodoro haciendo presión en mis boxers. Cerré detrás de mí y me acaricié la polla acabando con lo que Nes y yo habíamos empezado y no pudimos terminar.

.     .     .

—¿Nes ya volvió?— Xavier negó con la cabeza y siguió acostado en el sofá

Tomé la llave de la bodega subterranea y bajé por la escalera hacia mi lugar secreto. Nes no tenía idea de este lugar, ni yo la tenía hasta que una vez cuando quise ir al sótano golpeé sin querer una de las paredes y la pintura se rajó mostrándome el marco de la puerta.

Llegué al sótano y me metí a la bodega donde guardo las armas que a medida que pasaban los meses fui comprando para nuestra seguridad pero el problema fue cuando me emocioné demasiado con los cargamentos y ya no había forma de esconderlas, así que las traje aquí.

Cargué con balas la últimas dos que había comprado, las había pedido especialmente para Clarence para Irina. Ambas armas tenían sus iniciales en el gatillo.

—¡Adonis llegué!— el llamado de Nes me hizo guardar todo y salir rápidamente de la bodega. Subí por las escaleras del sótano y fuí a recibir a mi esposa con un fuerte abrazo y un beso a sus labios

AdonisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora