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—¡Que te pasó en el cuello!— luego de muchos besos para recibirla noté el rojo de su cuello y la marca violeta en su mandíbula.

Miré a los guardias, solo había uno y parecía que lo habían asaltado.

Hice a Nes a un lado y lo tomé del cuello

—¡¿Qué mierda le pasó a mi mujer?!— le grité y apreté con fuerza su cuello

Su rostro comenzó a ponerse rojo y las lágrimas amenazaban por salir

—¡Adonis basta!— me gritó Nes y la hice a un lado.

—¡Habla o te mato!— estaba perdiendo los estribos

—Nos...espera...ban...señor— lo empujé contra la pared y bajé una de las armas del techo, me aseguré de que tuviera las balas de goma y bajo los gritos de Nes le abrí la boca al guardia y volví a tomarlo del cuello.

—¡¿Quiénes?! ¡Habla o te mueres!— le grité

—¡Papá!— ignoré los gritos y como el guardia movía la boca y nada salía comencé a golpearle la cabeza contra la pared

—¡Quiénes!— le grité sin detener mis golpes

—¡Para!— me empujaron e iba a disparar cuando me percaté de quien era —¡Por favor para!— me gritó llorando

Miré al guardia que era más un charco de sangre en el piso, que una persona y regresé la mirada a Nes que me miraba con miedo y se abrazaba a nuestros hijos

—Nes— susurré con lágrimas en los ojos. No quería que me temiera y mucho menos que me mirara de esa forma.

—Clarence llévatelos— le pidió en medio del llanto. Jort se cargó al guardia en los hombros y lo sacó de la casa.

—Amor— traté de acercarme y ella retrocedió

—Él no me hizo nada— lloró

—Perdoname, no volverá a pasar, lo juro— me levanté y la estreché contra mi pecho —Lo siento, no quise asustarte cielo. Lamento que los niños me hayan visto en ese estado pero es que no pude evitarlo, no quiero que nada te pase— subí y bajé mis brazos por sus hombros y espalda tratando de tranquilizarla y darle cariño pero en ningún momento se relajó

—Mataron a los otros guardias— sollozó y me rodeó el cuello con sus brazos

Pocé mi boca sobre su frente y la dejé allí disfrutando del momento y tratando de dejar de lado toda la furia que me había dado en cuanto la ví lastimada.

Acaricié su rostro y sin querer la manché con la sangre del guardia

—Nunca me habías dado tanto
miedo— Susurró sin dejar de llorar

—No digas eso, no quise asustarte— la besé y traté de limpiarle la sangre de las mejillas pero solo lo empeoré pasándole la sangre por la naríz y casi tocándole los ojos

—Debo ir con los niños, deben estar asustados— me apartó, se limpió la cara con las servilletas y se fue por el pasillo

Recargué mi frente en la pared y luego de algunos minutos de meditación me puse a limpiar todo el desastre que había causado

Jort volvió media hora después diciéndome que el guardia seguía desmayado y que lo había metido a una de las habitaciones vacías para que los niños no lo vieran

—Esto no puede volver a pasar, nunca ví a Nes tan asustada y sabes que ella nunca te tuvo miedo— asentí y terminé de pasar el trapeador por el piso

—Esta vida me está matando, nací para matar no para ser el padre de familia.— suspiró y me dio un cigarro

—Fuma, es lo único que me a mantenido cuerdo en todo este tiempo— negué con la cabeza. Le prometí a Nes que no iba a volver a meterme en ningún vicio

—Le hice una promesa a Nes— le conté. Se encogió de hombros y encendió un cigarro para mí

—Tendrás que romperla pues acabas de explotar y estoy seguro de que traumaste a tus hijos, así que fuma antes de que vuelvas a perder el control— bufé y me llevé el cigarro a la boca. Aspiré y llené mis pulmones de humo, lo retuve por unos segundos y luego lo dejé salir por la boca

—Tenías razón— llevé el trapeador al armario de limpieza y volví a la sala, me acabé el cigarro, lo tiré al tacho y me encaminé a la habitación de mis hijos donde Nes estaba llorando desconzoladamente y
abrazándolos

Entré y me arrodillé frente a ellos. Los envolví en mis brazos y los besé.

—Lo siento, no quería que me vieran así amores— las manitos de Princesa temblaban, las tomé y las besé —Lo siento mi vida— me rodeó la cintura y lloró en mi pecho. Jacobo se abrazaba a Nes y a Elf y yo los abrazaba a los cuatro.

—Ya mis vidas, todo va a estar bien. Papá no volverá a asustarlos— le sequé las lágrimas a mis hijos y besé la frente de Nes —Amor por favor mírame, no debes temerme— le besé el anillo en su mano y corrí un mechón detrás de su oreja

—Te amo Adonis— suspiré aliviado y continué abrazándolos

—Y yo a ustedes amor— nos quedamos así por un rato hasta que los tres dejaron de llorar y había que cambiarle el pañal a Elf.

Cargué a mi pequeña en brazos y me encargué de la tarea mientras Nes se llevaba a nuestros hijos a que se bañacen.

Luego de dos horas ya todos mis patitos estaban bañados y dibujando en la cocina junto a Clarence e Irina.

—¿Dónde está Nes?— necesitaba que alimente a Elf

—Curando al guardia— me dijo Clarence

Me dí la vuelta y fuí hasta el final de las habitaciones, entré y Nes le estaba limpiando la sangre y curandole los golpes

—¿Cómo está?— no es como si me interesara pero necesitaba al menos escuchar la voz de ella

—Se va a recuperar— murmuró, me recargué en el humbral de la puerta y esperé pacientemente a que terminara para poder tener toda su atención para mí y para nuestra bebé

AdonisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora