24 maratón (3/3)

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Adonis=

—El lote número uno es de Latinoamérica, habla castellano, ingles y francés. Tiene veintidos años y tiene estudios primarios y secundarios— la voz dejó de escucharse y una joven mujer morena y de pelo negro y ojos del mismo color se paró frente al escenario. Los botones comenzaron a presionarse en las otras habitaciones y los números de la apuesta en la pantalla cambiaban muy rápido agregándole cada vez más ceros al monto.

—¡Vendida!— ví al hombre que compró a la chica y como festejaba, la chica le sonrió y le lanzó un beso, desapareció del escenario y la voz comenzó a describir a la próxima chica.

Presioné el botón negro para llamar al moso y este entró de inmediato con la cabeza gacha y una botella de champagne.

—¿Qué es esto?— señalé el vidrio.

El hombre no miró hacia el frene y se mantuvo con la cabeza gacha, sus manos le temblaban demostrando de una manera nada sutil el miedo que siente en este momento.

—Ellos compran la virginidad de las muchachas, pagan por una noche con ellas y ellas obtienen una cuarta parte de lo que apostaron por ellas— me llevé la mano a la boca y regresé la vista a la siguiente chica.

Es hermosa pero sonrie como si esto se tratara de un juego, lanza besos y saluda a todos con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro ¿Dónde quedó el respeto hacia ella misma?

—¿Por qué hacen esto?— el moso por primera vez levantó la.miradany observó a la chica que acababa de ser comprada.

—Ellas obtienen dinero y ellos un polvo, es repugnante pero ambas partes quedan felices— hice una mueca y ví a la siguiente chica.

Esta no se parecía en nada a las otras, lloraba en silencio y estaba casi desnuda, sus ropas estaban rasgadas y se la veía sucia.

—Pobre chica— murmuró el moso y la miró con lastima.

Observé la pantalla y nadie había apostado por ella, todos parecían esperar a que se la llevasen para que pase la siguiente.

—¿Qué pasa si nadie la
compra?— le pregunté. Todo esto me estaba poniendo nervioso ¿Qué clase de hijos de puta compran la virginidad de las personas?

—La matarán— el reloj estaba llegando al final.

—¿Por qué nadie la compra?— se mordió los labios y terminó de servir el champagne.

—Ella no habla y no es virgen— el moso me miró con miedo y presionó el botón verde sin darme tiempo a detenerlo.

Las luces se encendieron apuntándome y la chica lloró aún más.

—¡Vendida!— anunció la voz.

La chica salió huyendo y llorando desconsolada, los demás hombres en las habitaciones me miraban como si estuviera loco.

—¡¿Por qué presionaste el maldito botón?! ¡¿No te das cuenta que no quiero comprar?
Imbécil!— arrojé la copa contra la pared y el tipo retrocedió.

—Ella iba a morir señor— lo miré con odio y salí de esa horrible habitación.

—No era mi problema, tengo problemas más grandes que pagarle a una chica para follar, para eso está mi esposa y gratis imbécil.— caminé hacia el gran salón y dos tipos junto a una mujer me esperaban.

—Señor, por aquí por favor, su compra lo está esperando pero antes debe abonar la suma prometida— miré de reojo al moso y este se encogió de hombros y retrocedió atemorizado.

AdonisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora