Kamaboko Gompachiro

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Lovely

Caminabas sin rumbo por las frías calles de Japón, pues justamente habías perdido varias cosas, amor propio, ganas de existir o momentos felices con tu supuesta pareja, pues te engañó con una prima cercana, lo normal, ¿verdad?

–¿Qué me queda ahora si no tengo nada? No traje ni la billetera para salir de este país. – dijiste hablando a la nada misma.

Fuiste de calle en calle a ver si podían darte reposo y largarte al día siguiente pero por alguna razón ya estaba amaneciendo, perdiste la maldita noción del tiempo y no te diste cuenta.

Hasta que viste un puente.

–Es mi única opción, ¿no? –volviste a hablar sola, ya no sentías nada a tu alrededor.

Viviste lo suficiente para saber que esa no era tu única opción, podrías salir adelante siendo tú misma el motivo por el cual te impulsas.

Pero... ¿eso de qué sirve ahora? Malgastaste tu tiempo en alguien que sinceramente pensabas que valía la pena o que se sacrificaría por ti, tu familia te odia porque te trataron de una maldita ladrona y muerta de hambre, querías seguir pensando que existía alguien que te pudiese amar tal y como eres.


No todo va a ser color de rosa en el amor o en la vida, y lo sabes perfectamente.

–A la cuenta de 3 y adiós maldito mundo asqueroso.

Pero alguien te detuvo.

–Hey... ¿estás bien? –te dijo una voz dulce y pacífica, no pudiste verla porque te agarraron a espaldas.

No querías que nadie te viese en un estado tan deplorable y dando lástima.

–No, para nada estoy bien – decías comenzando a llorar, ya no aguantabas ese nudo en tu garganta ya seca de no haber podido tomar algo.

–No te conozco de nada pero... ¿puedo ayudarte? – te preguntó y volteaste.

Ojos rojos pero con una cara muy tranquila y sutil, se veía tan tierno.


Te sentiste estúpida, suicidarte y a un costo que posiblemente nadie le hubiese importado, ¿por qué a un desconocido sí?

–¿Por qué intentas salvarme cuando ya no siento nada? – dijiste después de un corto silencio

–¿Por qué no? Todos debemos tener un motivo o tener a alguien como motivo – te dijo viéndote a los ojos.

Sentiste como tu corazón fue atacado de una forma linda pero que duele.

–¿Quién... eres? – le dijiste a tu posible ángel guardián.

–¡Oh! Olvidé presentarme, lo lamento – dijo – Kamado Tanjiro, un placer señorita... – dijo dudoso.

–____ ____, un gusto, Tanjiro. – dijiste tratando de sonreir pero lo lograste.

Tu sonrisa le pareció linda, llena de vida por alguna extraña razón.

–¿Quieres venir a tomar un té en mi hogar? Si no es molestia –te dijo el joven para poder irse de ese lugar peligroso.

Kimetsu No Yaiba!  ||ONE-SHOTS||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora