Kamado Tanjiro <3

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Planetas.

Planetas. 🧨
Feliz cumpleaños a este niño lindo <3


—¡Qué agradable sorpresa! Madame. —nombró tu asistente y asentiste en forma de reverencia, siendo cordial.

—También me alegra verlo, joven Tanjiro. —seguiste caminando con el joven detrás tuyo. —¿Alguna novedad?

—Bueno, vino alguien, para ser exactos... era su madre. —te paraste en seco, haciendo asustar al joven Tanjiro ya que dejó de sentir esa aura de calma. —Ella mencionó sobre la guerra contra Marte y su boda con el príncipe Shinazugawa.

Volteaste con un rostro serio, a pesar de que se te veía totalmente neutral, por dentro ardías de la ira al obligarte a estar casada con alguien.

—Ella sabe que estoy en contra de esa boda. No estoy interesada. —seguiste caminando hacia tu trono y decidiste sentarte. —Además, la Luna no necesita un rey, conmigo es suficiente.

—Pero, señorita-...

—Puedes retirarte, Kamado Tanjiro. —sí, estabas muy enojada.

Por largos siglos, el Reino de la Luna estuvo en guerra con el Reino de Marte. Nunca hubo paz, se supondría que tus antepasados iban a hacer un tratado de paz.

Fueron asesinados brutalmente por sabuesos espectrales. Provocando más miedo en la gente.

Así fueron por largos años, hasta que tu madre se casó con tu padre y naciste. Una bella niña de ojos completamente blancos, tus padres se sorprendieron mucho, incluso pensaban que era una clase de maldición.

Tus antepasados dijeron que habría una mujer que los llevaría a la victoria, con o sin guerra, ellos ganarían. Creando así la futura leyenda que eres tú, por eso tanta es la desesperación de tu madre al casarte ya.

Tu reino no estaba mal económicamente, pero ya hubieron amenzadas a muerte hacia este, si no hacías nada, todos morirán.

Después de mucho tiempo, lo decidiste.

—¡Guardias! Traiganme al príncipe Shinazugawa. Necesito hablar con él. —ordenaste.

•°•°•°•

—Me alegra que hayas aceptado mi invitación. —hablaste con una sonrisa (que era falsa, no te agradaba en lo absoluto). —¿Deseas tomar algo?

—Ve al punto, no vamos a fingir. —dijo con molestia pura.

—Oh... —diste una sonrisa con malicia. —por mi bien, tu reino y el mío, quiero la Paz sin tener que hacer una boda forzada. No estamos enamorados el uno del otro. —hablaste firme, cogiste la taza del té y bebiste un poco.

—Sé que no te quieres casar conmigo, yo tampoco la verdad. No eres la belleza que esperaba. —dijo con una sonirsa arrogante. —¿Acaso ya ni sabes hacer guerras o mantener en calma a tu pueblo?

¿Qué clase de ataque fue ese? Te sentiste un poco ofendida, pero no lo demostraste, aún.

—Tan agradable como decían, mi solución fue que hagamos un pacto e incluso que seamos socios, pero veo que se niega. —te acomodaste en el asiento y viste por el rabillo del ojo a tus 3 sirvientes. —Si no tiene otra solución, me debo retirar. —te paraste de tu asiento, dejándolo plantado. —Guardias, pueden hacerlo irse.

Kimetsu No Yaiba!  ||ONE-SHOTS||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora