16. ADVOLRT

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Viajé guiada por los miles de olores que impregnaban el aire

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Viajé guiada por los miles de olores que impregnaban el aire. Me sentía plena, libre, nadie me supervisaba. Por una vez encajé, todos sonreían al verme, sus salidas sonrisas me incitaban a devolverle el amable gesto.

Cada puesto tenía su encanto, el mercado de la plaza central disponía de una amplia gama de productos, casi me tentaron de gastar lo recién adquirido gracias a Landiel.

Como una niña pequeña disfruté el momento, ya había olvidado lo que era el exterior. Risueña caminé en este sueño, puede que algunos aspiraban a más, en cambio esto era lo que ansiaba, mis alas están heridas de tantas cadenas y poder estirarla es gratamente placentero.

Las paredes revotaron, en el acto se desprendió fragmento que por desgracia alcanzaron a civiles. La paz se transformó en caos, gente venía corriendo. La carrera repentina de los recién llegados fue brutal, golpearon y tiraron todo a su pasó.

El resto nos quedemos callados sin pestañear, los temblores se intensificaron viendo acompañado de un ruido. Sobre las casas se podía contemplar una figura descomunal, un Advolrt.

 Sobre las casas se podía contemplar una figura descomunal, un Advolrt

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—¡LEAH!

Nadé entre las personas, contracorriente al resto me moví. La castaña tiene afán por meterse en líos, ayer mismo tuve que interferir para que no se escapará.

Mis instintos me iluminaron, todo esto es tan desconcertante, las sacudidas son tan potentes que casi pierdo el equilibro, ¿qué mierda era está?

—¡DEACON! —. Es voz es irreconocible, Leah me grito saliendo por un callejón hasta mí.

—¿Estás bien? —. El más sorprendido fui yo, para ser honestos me importa tres pimientos si estaba normal, pero tengo que hacer que caiga.

—Corre —me ordenó tirando de mí. Pensé que se volvió loca como los demás, no fue hasta que vi al Advolrt que se dirigía hasta ella que lo comprendí.

—¿Qué has hecho? No suelen atacar —. Leah tiene un imán para las desgracias, el gigante recorrió el pequeño y estrecho camino destrozando todas las viviendas a su paso.

Un Advolrt es un gigante perro sin ojos, su tranquea a ambos lados del cuello lo guiaban, su altura es de una casa de cuatro plantas. Sus pisadas hacen temblar todo dejando una marca enorme y profunda, podría llenarla de agua y lanzarme en ella.

Sonreí entusiasmado, hace años que no los veía, he tenido mi etapa de loco suicidada, me apasiona las aventuras. Estos en concreto son algo lento y letales, apenas tiene garras, un solo pisotón y te exprimirían como a una naranja.

Para acabar con ellos tienes que desgarrarle el lomo donde el cuello conecta con el cuerpo. Son feos, babosos y arrugados, marrones como la tierra y extras de capa de piel cayéndole por los lados, carne pegajosa y sabrosa, la he probado.

Agarrándonos de las manos nos desplacemos a toda velocidad, para ser mujer aguantó mi ritmo. El destino era Devil, mi flamante caballo negro, dejar a Leah con él es la solución, un solo silbido y mi fiel compañero vendría hasta mí.

El cachorrito de más de medio metro se ha enamorado de ella, no desistió en seguirnos aplastando a inocentes. Esta situación me favorecería, mataré al bichito, me convertiré en su héroe y estará bajo mis encantos, mi suerte su desdicha, cuánta razón tiene Landiel.

La ayude a montar a Devil, mis manos se despegaron de su cintura una vez que sujeto las riendas. Acto seguido desenfundé mi espada resplandeciente, al igual que a mí ella echaba de menos sentir la sangre caliente derramada por su penetrante hoja.

Para acabar rápido lo mejor serían las flechas, pero me apetece lucirme ante ella, que viera mis encantos me garantizaran el éxito en todos los campos. ¿Qué puede salir mal? He matado a cientos de ellos.

Para acabar con el Advolrt debó de hacer que caiga de lado para tumbarlo y tener la zona más vulnerable, el lomo. El filo de mi espada dañó su pata delantera izquierda, olfateó el aire y sus tranqueas se movieron, sujete mi arma con ambas manos, no es difícil, es más bien entretenido, justo lo que necesito, diversión.

Intento pisarme varias veces, su boca estuvo a punto de engullirme, soy ágil, pero mi atención la tenía Leah, bajó ocultándose detrás de Devil, se llevaba las manos a la cara. Escuche algún grito con mi nombre por parte de Leah, mi sonrisa es imborrable.

Esquivando cada ataque predecible me puse enfrente del baboso, estaba dejando babas lilas por todos lados, uno de los sitios mi manga derecha, adiós a la camiseta nueva de la capital, le di la espalda a Leah, centrándome en esta cosa.

De repente una flecha se clavó en el lomo del Alvort, emitió un rugido de dolor llenándome de babas, pegajosas y lilas, una especie de mocos asquerosos. Sujeté la espada con la mano derecha y me fui a limpiar la cara cuando un intruso se introdujo en mi piel.

Una flecha se convirtió parte de mi extremidad superior derecha, sentí el desgarré de mi piel al introducirse, la punta me perforó saliendo por el lado inverso, la furia se apoderó de mí limpiando el lugar con mis ojos, ¿adivina quién sostenía mi arco y flechas temblando? Leah.

De Cunas AltasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora