27. MUCHO PARA TAN POCO

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Dejé que mis piernas tomaran el camino familiar, mi preocupación era mayor, me costaba controlar mis pulsaciones y anulaba todos mis sentidos

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Dejé que mis piernas tomaran el camino familiar, mi preocupación era mayor, me costaba controlar mis pulsaciones y anulaba todos mis sentidos. Estaba seguro que en la mansión estaba protegida, lo más probable era que el mecanismo de defensa del exterior estuviera reforzado en el interior de la mansión, una mierda para todos nosotros.

Quitar algo que no podemos ver, ni notar, para los ojos de Jezziel, Winston y míos pasaban desapercibidos, la misión que duraría como mucho un mes se ha prolongado inesperadamente. Fue un esfuerzo por parte del resto de la plantilla eliminar todas las marcas que rodeaban el terreno, con nosotros tres fuera de juego la tarea se complicó.

En mis bolsillos guardaba las piedras lunares puras, las últimas que me quedaban y el collar que el uniforme escondía colgando de mi cuello me quemaba alertándome del riesgo que corría, ¿qué puedo hacer? Todo tenía un coste.

Revisando cada rincón alcancé la habitación de Briseida, los modales no eran mi fuerte, ni en el propio palacio han conseguido disciplinarme. Sin anunciarme entre cerrando de un portazo las puertas, me convenía que nos pillaran, lograr matar al Duque en un duelo era uno de mis objetivos y si en el proceso arrastraba a la insensible Duquesa sería matar dos pájaros de un tiro.

—Ser más cuidadoso —. La malnacida se encontraba sentada en su sillón sosteniendo una copa de vino tinto, la mesa que tenía frente a ella servía de base para otra copa llena y una botella. La idea no me resultaba tentadora, es hermosa y la primera vez que estuve la disfruté, pero ahora las cosas han cambiado.

—¿Qué quieres? —. Obvio la tuteé, mi respecto lo perdió hace días, cruzado de brazos permanecí evitando apoyar mi espalda en la puerta. Controlaba la molestia con cada movimiento, tenía que salir cuanto antes de la mansión.

Seductoramente posó la copa en la mesa, las velas destellaban su hermosa figura que con una sensualidad arrebatadora caminaba hacia mí.

—Pasare su osadía esta vez —colgó sus brazos en mi cuello, acortando la poca distancia. Opté por emplear mi aura asesina, sin delicadeza la empuje retrocediendo, al instante me arrepentí, la espalda me iba a explotar ante el contacto con el material sólido.

—Soy fiel a mi mujer, Leah —. Su enojo aumentó, pero su cara descomponiéndose me gratificó. La Duquesa no era tonta, sabía que me interpuse entre ella y Leah por algo.

—¿Cómo os atrevéis? —. Su mano derecha fue directa a abofetearme, se lo impedí sosteniendo su muñeca lo más fuerte que pude.

—Soy mucho para tan poco, ¿No creéis mi Lady? —herí su podrido orgullo mirándola de arriba abajo. La interrumpí antes de que prosiguiera con la ridícula situación—. Deberíais complaceros con otros, en vuestros sueños es cuando lograreis tenerme.

Retorcía la boca abriendo los ojos como la luna llena cuando los lobos aúllan.

—Os va a resultar extremadamente caro —me amenazó tensando su mandíbula.

—Siento defraudaros, soy un muerto de hambre que no dispone de donde caerse muerto mi Lady.

Con cada segundo mi desorientación empeoraba, el cuerpo me escocía y podía percibir el olor a chamuscado de mi piel. Bajo el manto de la letal mirada de la escoria de Briseida partí.

Leah, la orgullosa y entretenida sirvienta que muy a mi pesar encontraba fascinante, si tal vez nos hubiéramos conocido años atrás y en otras circunstancias ella me podría haber salvado.

Fuera de todo el lujo dorado que apenas se visualizaba por la tarde oscura respiré gustoso. El retroceso dolía, es como si un Advolrt me hubiera pisado. La lluvia descendió mi temperatura desorbitada.

Entre la cascada de gotas diferencie un aroma y silueta que asocie, ¿Qué pintaba ella saliendo de la residencia de empleados? Huele muy mal.


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Se lo dedico a silky17, espero que lo disfrutes y no te aumenten las preguntas.

¿Y vosotros quién creéis que es la silueta anónima?

De Cunas AltasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora