Capítulo 30: "Primera probada del rechazo"

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     Cuando los miedos regresaban con fuerza, mi cuerpo perdía las ganas de moverse durante horas. Estuve toda la mañana encerrado en mi habitación; recordaba lo sucedido horas antes, y cuán violento e inesperado había resultado ser todo, porque aunque detestaba reconocerlo, Eric, me parecía una persona amenazante, casi como una bomba de tiempo.

     La humillación por los golpes recibidos, me hacían cuestionar lo estúpido que era, pero, ¿debía sentir compasión por mí mismo? Mi mente era un caos, las emociones se mezclaban, los pensamientos carecían de sentido y abundaban de impulsividad. Quería escapar, dejar este lugar junto a Gerard, sin embargo, las palabras del tatuado, me lastimaban. Él, le conocía más, y quizá, poseía razones fundamentadas para decirme aquellas cosas, tal vez, realmente, yo no pertenecía a ese lugar.

*

     Presioné la colilla de mi último cigarrillo contra el marco de la ventana, mientras intentaba detener mis tortuosos pensamientos, pero era imposible. Había intentado dejar de lado el creciente problema que se desató en la mañana, pese a eso, se formaba otro encima: el sujeto del aseo. ¿Qué más habría hecho? ¿Habría sido capaz de difundir lo que vio en todo este pequeño pueblo? Cada una de las personas en el hostal lo sabía, por lo que era muy probable. Temía bajar a la cocina para buscar algo de comer, y no entendía por qué ahora, me importaba tanto la opinión de los demás. Enfrentarme a sus miradas juzgadoras, las mismas que sentía aquella noche cuando, Gerard, me besó frente a la plaza, sólo que esa vez no había nadie observando, pero aun así, mi cuerpo sufrió temblores a raíz del miedo.

     Observé el calendario colgado al lado del baño, sintiéndome jodidamente solo, ¿a quién le importaba en realidad? ¿Quién tendría un abrazo de comprensión para el desorientado, Frank? Porque así me verían, como un tipo que se desvió de lo que aparentemente era, quien se alejó de su heterosexualidad fingida; nadie estaría para mí, y eso comenzaba a doler más que la patada de Eric.

     El miedo estaba de pie haciendo guardia frente a mi puerta, y no me dejaba salir. Sentía hambre, ya que sólo había estado bebiendo agua desde el lavamanos; la habitación se tornaba azul y grandes nubes cargadas de lluvia, desfilaban por fuera de mi ventana. No sabría nada de Gerard, al menos por ese día. Quizá, mañana tendría el valor de abandonar las cuatro paredes y decirle lo que había sucedido, sólo quizá... Mi estómago volvía a rugir, y el sueño comenzaba a vencer, pero dos golpes contra el vidrio me obligaron a abrir los ojos. Encendí la pequeña lámpara a mi lado y me puse de pie hasta llegar a la ventana; una pequeña roca volvió a chocar contra el vidrio frente a mis ojos, sentí extrañeza, por lo cual la abrí. Miré hacia abajo, a unos cuántos metros de distancia, y creí ver que alguien agitaba su mano desde la acera. Era Gerard.

     Permanecía de pie al lado del árbol que se encontraba fuera del hostal, por la parte posterior, pero la distancia no me permitiría oírle bien, aunque parecía no querer hablar, ya que actuaba como si estuviese escondiéndose.

     Lanzó otra roca blanca y más pesada, la que atrapé con mis manos. Era de ese color porque la envolvía un papel, y, al notar que comenzaba a desenvolverla, volvió a esconderse entre las sombras. Se trataba de una nota con su letra plasmada: "¿Estás bien? Frank, las cosas están algo agitadas, y, si sabes la razón, es mejor que te quedes en tu habitación. Sabes ocultarte bien, mañana después de la jornada, vendré por ti. Sólo, aguanta esta noche".

     Lamí mis fríos labios, y luego recargué ambas manos sobre el marco de la ventana. Gerard, sabía algo, probablemente, lo del sujeto que nos vio, porque Eric, no estaba aquí. Le busqué entre las sombras, mientras mi corazón exigía encontrarse con el suyo, pero por ahora, me debía conformar con sus brillantes ojos que aparecían detrás de las ramas. Asentí y él hizo lo mismo, para volver a desaparecer.

ᴜɴᴋɴᴏᴡɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora