Capítulo 08: "Métodos no éticos"

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     ¿Qué se sentía besar a un hombre? La pregunta de Gerard, no tenía sentido para mí en ese momento; lo que sí me hacía sentido era preguntarme qué sentía al ser besado por una persona que realmente me gustaba y, la razón por la cual sólo podía ser un receptor de sus besos, era porque podía entender que jamás había besado a ninguna de las pocas chicas con las que estuve de manera romántica u honesta. Simplemente, sabía cómo fingir y comportarme convencionalmente con ellas, pero con Gerard, todo el aprendizaje se desmoronaba, impidiéndome tomar la iniciativa para también besarle y haciéndome lucir como un completo inexperto.

     —Soy un desastre —susurré avergonzado luego de separar nuestros labios.

     —No, no lo eres, tranquilo.

     —Sí, no lo niegues —insistí mirando sus ojos—, di que puedes ver el fracaso que soy.

     La expresión en su mirada me transmitió conmoción y, si iba acompañada de compasión, no me permitiría continuar en esa posición. Me alejé un poco más para retroceder y levantarme, pero él me detuvo al presionar una de sus manos sobre la mía que estaba contra el suelo y enfocó su vista hacia su gesto.

     —El único fracaso que veo es haber intentado no quemarme. ¿Puedes sentirlo? Mi mano parece arder al tocarte.

     Descendí mis párpados y asentí al comprobar el calor de su piel, el cual comenzaba a extenderse hacia mi muñeca.

     —Estás temblando —musitó y quitó su mano.

     Solté un quejido de disconformidad conmigo mismo, ya que era suficiente e insoportable la cantidad de defectos que le estaba demostrando, así que me puse de pie, dando media vuelta para caminar hacia la habitación. Al cerrar la puerta, recordé que el cuarzo continuaba al lado del cojín, pero no estaba dispuesto a regresar y al momento de acostarme, continué maldiciendo mi estupidez, mientras que, por otro lado, el beso se repetía una y otra vez en mi cabeza. Toqué mis labios con el dedo índice, al mismo tiempo que escuchaba los pasos de Gerard, por fuera de la habitación; esperé oír cuando cerrara su puerta para poder intentar conciliar el sueño, pero de todas maneras, me costó lograrlo en un par de horas más tarde.

*

     Cuando despertabas en un lugar en donde sólo estabas rodeado por naturaleza, jamás interrumpirían tu sueño las bocinas de vehículos ni el murmullo incesable de los ciudadanos al pasar. En cambio, que un pájaro carpintero intentara entrar por la ventana a picotazos, o que el viento moviera las ramas de los árboles para que golpetearan suavemente contra el vidrio, habían sido las dos causas que me despertaron por la mañana, trayéndome de vuelta a una vergonzosa realidad. El silencio dentro de la casa era el mismo de anoche, aquella en donde no se me ocurrió nada mejor que huir, luego de haber sido besado por Gerard. Estiré mi cuerpo con pereza, sintiéndome un poco hambriento, ¿tendría que esperar a que alguien se levantara o comía algo? Opté por lo segundo, por lo tanto, me vestí para salir de la habitación y entrar al baño, intentando no causar mucho ruido; luego, me dirigí hacia la cocina y tomé una manzana para llevarla conmigo al exterior. Al cruzar la puerta, una ráfaga de viento chocó contra mí, entrando tierra a mis ojos, pero cuando cesó, pude notar que el día estaba nublado por primera vez, desde que me encontraba aquí. Dirigí la vista hacia la cortina de pinos, observando que los siberianos corrían al estar jugando, entonces caminé hacia la parte trasera de la casa, donde una amplia vista hacia las montañas me provocó la necesidad de suspirar profundamente al ver sus cimas cubiertas por nubes oscuras.

     Era evidente que intentaba evitar ver los rostros de Gerard o de Eric; a uno por vergüenza y al otro por culpabilidad. Aún no cumplía un mes en el pueblo y presentía que mi estadía podría ser más larga de lo esperado, ya que, el beso que permanecía en mis labios, complicaba las cosas en mi cabeza, cuestionando si todo debía terminar allí. Le di un último mordisco a la fruta y arrojé el resto cerca de unos árboles, inhalé profundo y me encaminé de vuelta a la casa, pero mi cuerpo se enfrió al encontrarme con Eric y su amiga, en la sala principal.

ᴜɴᴋɴᴏᴡɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora