Capítulo 32: "En medio de la noche"

228 63 190
                                    

    

     El peso de aquella situación, se esfumó cuando nuestros labios se separaron y sentí la fría brisa pasar entre ellos, sin excepción de los comentarios de repulsión ajenos; pese a eso, los ojos que amaba con orgullo, me observaban con tranquilidad, quizá, para transmitirme lo mismo dentro del contexto en el que nos encontrábamos.

     En medio de los inquietantes murmullos, Gerard, abrió levemente su boca y sonrió.

     —Vámonos de aquí, deja todo esto atrás, ¿bien? Déjales en el pasado, en el presente estamos nosotros —dijo en voz baja y mis ojos se abrieron aún más—, incluso, podemos volar sobre el futuro, con nuestras enormes alas.

     Asentí y no volvimos a mirar a aquellas personas ni a escuchar lo que continuaron diciendo, sólo avanzamos hasta llegar a la camioneta y, al estar dentro de esta, Gerard, posó sus manos sobre el manubrio; noté que temblaban levemente, mi corazón retumbaba dentro de mi pecho, entonces, luego de unos segundos de análisis, nos miramos. Poco a poco, las comisuras de nuestros labios se elevaron hasta llevarnos a sonreír como idiotas, mientras suaves lágrimas se deslizaban por nuestras mejillas.

     Durante el camino de vuelta a casa, me dediqué a observar el cielo, dejando que mi mente se sumergiera en un sólo pensamiento: la metáfora que, Gerard, había utilizado sobre las alas. ¿Éramos como aves? ¿Como las que yo había dicho, al fotografiarnos en su habitación? Quizá, emprenderíamos un vuelo más alto que el de un pequeño polluelo; éramos aves que habían sobrevivido en su primer intento para volar.

     También, me arrepentía de haber creído que era un temeroso, por el sólo hecho de no haber enfrentado a un tipo que le insultaba, dentro de su espacio de trabajo porque, en realidad, sin lugar a dudas, era lo contrario. Gerard, era valiente y había roto los miedos con los que batalló por años, mientras en el último tiempo se ocultaba con Eric, en la montaña. ¿Realmente, merecía su amor? No lo sabía, era tan irreal, quizá todo esto se trataba de un sueño y mañana me despertaría sobre mi cama.

     Cuando bajamos de la camioneta, los siberianos se lanzaron sobre mí, dejando sus huellas llenas de barro plasmadas sobre mi ropa, pero no importaba. Acaricié el lomo de ambos,uno de ellos mordía despacio mi mano, mientras el otro había ido hacia Gerard. Todo era diferente allí, incluso el aire, pese a ser el mismo; se sentía más agradable por el aroma de los pinos. Entramos a la casa, me cambié de ropa, dejé mi mochila y el bolso de la cámara y, al salir de la habitación, encontré al chico de cabello desordenado, en la cocina; me aproximé a él y le abracé por detrás, la tetera hervía y, después de algunos minutos de besos, nos dirigimos hacia la sala principal de aquella hermosa casa.

     —No puedo asimilar que dejaré este lugar en un par de días —comenté despacio mientras acariciaba su cabello.

     —Pero lo harás... y, me gustaría que te enfocaras en el propósito de eso, recuerda tu carrera, tu título.

     Mordí mi labio, comprendiendo que tenía razón, pero, a veces, mi razonamiento se opacaba por las emociones. Estábamos sentados en uno de los grandes cojines, él, con su cuerpo entre mis piernas, las suyas estiradas sobre la alfombra y su cabeza recostada en mi torso, así podía tocar su cabello, mientras observaba los matices de rojos y naranjos. Me entregó el mate y llevé la bombilla a mi boca, dejando que el delicioso sabor a yerba, descendiera por mi garganta. Luego de una conversación pausada, donde hacíamos comentarios con respecto a lo vivido en la plaza, sentí que mis oídos volvían a sanar con el sonido de su voz y la magia de sus palabras. Sin duda, aquel día, había sido uno de los más intensos y complejos que había experimentado en el pueblo; el silencio se abrió paso entre nosotros, permitiéndonos reflexionar internamente, pero estando juntos en un mismo lugar. La sala se había oscurecido y el cansancio comenzaba a llegar a mi mente y cuerpo, sin embargo, su voz volvió a despertar mis sentidos.

ᴜɴᴋɴᴏᴡɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora