Mientras la tinta del bolígrafo era absorbida por el papel, mi mente asemejaba aquello con la piel tatuada de Eric. Noté que el pulso inestable en mi mano, dificultaba la acción de terminar con la escritura sin entender bien el porqué de aquella reacción. Eric, no había hecho nada más que pedirme que le tomara una fotografía, pero algo en sus ojos me hacía sentir de una manera diferente... Aparentaba ser alguien amistoso, extrovertido y no había sido desagradable en ningún momento, entonces, ¿por qué me provocaba ansiedad? Sacudí mi cabeza y sostuve con más firmeza el bolígrafo, escribí mi firma en la esquina de la hoja y, por último, pegué la estampilla e introduje el sobre al buzón.
Dejé reposar mi cabeza sobre la almohada dispuesto a dormir y suspiré al pensar en que mi madre ocupaba todo su tiempo elaborando sus deliciosos pasteles para venderlos en cada evento que se presentara en la ciudad, así que, probablemente, no tendría tiempo para revisar la correspondencia, o que la relación con mi padre no era lo suficientemente buena ni estrecha, como para esperar que se interesara en leer algo de mi parte.
*
Un par de rítmicos y breves golpes contra la puerta, me sobresaltaron. Eric, había cumplido con su parte, y yo, incumplía con la responsabilidad de haber estado preparado desde antes. Ahora, solo alcanzaba a lavar mi cara, cepillar mis dientes y vestirme lo más rápido posible; luego de eso, colgué mi bolso con la cámara en un hombro y salí de la habitación, bajando apresuradamente la escalera hasta abandonar el hostal.
No divisé de inmediato la camioneta ni al chico de los tatuajes, tuve que avanzar hacia una esquina algo alejada, y en ese instante pude verla; detrás de esta, se distinguían un par de cabezas de cabello llamativo y de igual altura, recordándome que solía ser siempre el más bajo dentro de cualquier grupo. Crucé hacia el frente y me acerqué a ellos controlando mis pequeños nervios. Les saludé elevando mi mano y sonreí; Gerard, sostenía un encendedor con la llama flameando contra el cigarrillo presionado por los labios de Eric, y este me devolvió la sonrisa exhalando una grisácea bocanada de humo. Compartimos un par de palabras, antes de que volviera a mirar la camioneta y notara que solo era de una cabina; quizá debía subirme a la batea, aunque no tenía inconveniente con eso.
—¿A alguno de ustedes le causa problema sentarse en medio de dos? —consultó Gerard haciendo un movimiento con su cabeza hacia el interior del vehículo—. Porque nadie irá atrás, al menos no durante el viaje de ida.
—Sabes que no me agradan mucho los espacios reducidos... —admitió quejumbroso, Eric.
—¿Supones que lo sé? —inquirió el primero con diversión.
—Yo no tengo problema, puedo sentarme en ese lugar —respondí con rapidez y sin pensar.
Cuando comenzaron a caminar hacia las puertas del vehículo, la pregunta hizo eco dentro de mi cabeza, comprendiendo de manera tardía. La leve ansiedad, impulsada por ser lo más agradable posible con ellos, me había jugado en contra. "En medio de dos", pensé, alzando la vista y encontrándome con Eric, quien me observaba con una de sus manos en la manija de la puerta abierta, esperando a que entrara. Ya en el interior, nos acomodamos lo mejor que pudimos. La camioneta parecía haberse hecho muy pequeña, y mi pierna izquierda rozaba la palanca de cambios a medida que, Gerard, comenzaba a avanzar por el mismo camino que tomó cuando me trajo al pueblo, mientras que el tatuado, sacaba dos telas de género negro desde la guantera.
—Frank, ten. Gerard, está conduciendo, cúbrele el rostro con esto —dijo entregándome la tela.
Confundido y extrañado, al mismo tiempo que sentía, otra vez, aquel temblor en mis manos, recibí la tela. Mordí mi labio inferior y giré el rostro hacia Gerard, notando que su cálida mirada vaciló al chocar con la mía durante el fugaz encuentro, y luego, redirigió su atención hacia el rocoso camino.
ESTÁS LEYENDO
ᴜɴᴋɴᴏᴡɴ
Ficción GeneralAl momento de comenzar a cuestionar quién eres, es cuando comienzas a conocerte, pero ¿qué se siente cuando crees conocer a alguien que, inesperadamente, se convierte en un desconocido? Es el año 1989, y, Frank, comienza un profundo e importante aut...