Capítulo 07: "Nocturno en fa menor"

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     Al abrir mis ojos, Gerard, retrocedió hasta el final de la cama, recogió sus piernas desnudas hacia su pecho, mientras la luz tocaba su piel y brillaban sus vellos dorados; las rodeó con sus brazos y se quedó en esa posición por un tiempo, mirándome en silencio. Las palabras que había dicho, mantenían mis mejillas ruborizadas, y el gesto de rozar la punta de su dedo pulgar con sus dientes, me obligó a desviar la mirada. Quería estallar, sonreír como nunca antes, porque era bello para él, de una manera única, porque así lo había dicho, pero todas esas cosas las mencionó sin pudor, a diferencia de cómo reaccionaba ahora. ¿Se arrepentía?

     —Tomaré una ducha —habló finalmente—. Después bajaré a la cocina... porque Eric, suele despertar a esta hora para desayunar. Creo que lo mejor será encontrarme con él, allí.

     Analicé los pasos que quería realizar para que el tatuado, no se extrañara por su presencia tan temprana en la residencia, entonces, solo opté por asentir sin mirarle.

     —Luego de eso, nos iremos a mi casa, ¿de acuerdo?

     —No —respondí por impulso—. Hmm, no creo que vaya con ustedes.

     —¿Por qué? ¿Hice o dije algo que te molestó? Frank, mírame.

     Mordí mi lengua para evitar hablar demás, pero su petición me presionaba para hacerlo, sintiéndome patético y débil. Negué con la cabeza y él soltó un suspiro, para después volver a insistir con que le dijera las razones de mi abrupto cambio de parecer.

     —No estoy seguro de ir, Gerard —murmuré reuniendo una pizca de valor y dispuesto a perder una tonelada de dignidad—, porque no creo que me guste ver a otra persona haciendo lo que yo no puedo.

     Después de liberar aquel impulsivo torrente de palabras verídicas y llenas de torpeza, me giré en el borde de la cama dándole la espalda, mientras mi corazón latía aceleradamente dentro de mi caja torácica, ¿tan rápido empezaba a confundir las cosas? Más aún, ¿qué era, precisamente, lo que me confundía? Debía escribir un recordatorio con la frase: "No te ilusiones con simples palabras bonitas", porque no sabía mucho sobre él, desconocía casi todo, incluyendo lo que le gustaba hacer durante su tiempo libre... Pero, bastaba únicamente su presencia, para hacerme sentir jodidamente vulnerable.

     Infantil, así podía describirme en ese momento, y como él no formulaba ninguna frase, miré por encima de mi hombro, viendo que su mirada se mantenía fija sobre la puerta; lucía confundido e igual de vulnerable como me percibía a mí mismo. De pronto, giró su rostro hacia mí, con el ceño levemente fruncido.

     —¿Y qué te gustaría hacer? ¿Tocarme? Estoy aquí, mira, tócame —habló estirando una mano hacia mí—. ¿O prefieres que yo lo haga? Porque no puedo... No puedo hacerlo sin quemarme por dentro.

     El gesto en su entrecejo se marcó más, haciendo una pausa, mientras su garganta se movía al tragar saliva, para luego continuar.

     —Te he tocado más veces que a nadie, dentro de mi imaginación.

     Mi mente explotó. El oxígeno aumentaba su velocidad entrando por la leve apertura de mis labios y Gerard, había dejado descansar su mano sobre la cama, fracasando en el desafío que me imponía: tocarle.

     Comprendí sus acciones anteriores y su breve contacto, la causa de no haberme tocado el rostro con la facilidad de aquella tarde en la batea de la camioneta. ¿Acaso, esta vez era diferente? El ambiente íntimo en el que nos encontrábamos, podía estar causando una diversidad de reacciones en ambos, al igual que en mi cuerpo, algunas evidentes y otras vergonzosas. Gerard, parpadeaba rápidamente, agitando sus onduladas pestañas y con la boca entreabierta, la cual me incitaba a anular mi razonamiento. Quería y necesitaba respuestas a mis cuestionamientos, pero el tarareo y pasos de Eric, al bajar la escalera, nos distrajo desviando la mirada hacia la puerta. Exhalé con frustración, ya que no teníamos el tiempo suficiente para hablar de ciertas cosas, entonces me incorporé de la cama, mientras le comunicaba mi decisión.

ᴜɴᴋɴᴏᴡɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora