Desahogo

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               -¿Esos son Kiki y Mitsuhide?- Shirayuki cargaba con una caja voluminosa llena de plantas secas que debían ser catalogadas y guardadas en previsión para el invierno. Aprovechaba su cadera para reposar una de las esquinas, mientras observaba el entrenamiento, que a diferencia de otros que había visto, parecía estar siendo más duro de lo habitual.

-Sí, me preguntaba dónde estaban, y me los encontré aquí. No sé muy bien qué habrá ocurrido, pero su entrenamiento me parece algo... cómo decirlo... exagerado.- El sonido del choque de sus espadas rebotaba en las paredes del castillo, haciendo que todo vibrara a su paso.

-¿Exagerado?

-Sí. Conozco a esos dos desde hace años, y es raro verles entrenar de así... Es como si hubieran perdido las formas y estuvieran en un combate real.- Las caras de Kiki y Mitsuhide reflejaban tensión cada vez que sus espadas se encontraban, mientras gotas de sudor resbalaban por sus ceños fruncidos.- Casi parece que se estén desahogando por algo.

-¿Ha ocurrido algo?

-No, al menos hasta donde yo sé... Tal vez sea simplemente que pasan demasiadas horas en el despacho conmigo... Últimamente apenas ven la luz del sol.

-Os exigís demasiado, Zen.

- Mira quién fue a hablar.- Sonrió mirándola mientras se ponía en pie de un salto y cogía la caja.- Dime dónde quieres que te la deje.

-En el almacén está bien, pero puedo llevarla yo... no pesa, y estás en tu descanso, deberías aprovecharlo.

-¿Y quién dice que no lo esté aprovechando?- Preguntó de nuevo con una gran sonrisa mientras acomodaba la voluminosa caja entre sus brazos con ayuda de la rodilla.- Hoy está siendo un día tranquilo, y como siempre, no tardará en cruzarse y empeorar... Déjame aprovecharlo para estar contigo aunque sólo sea camino del almacén.

-Pero...- La mirada de Shirayuki se desvió hacia sus dos amigos que seguían enfrascados en una lucha en la que no había un claro vencedor.

-No te preocupes por ellos, es bueno que de vez en cuando se relajen. Y si interrumpimos su entrenamiento, se quedarán con una mala sensación.

Shirayuki sonrió, echando un último vistazo antes de colocarse a la vera de Zen y dirigirse ambos al almacén.


-No puedo creer que Obi se controlara.- Dijo Kiki quitándose el sudor de la cara con una toalla.

-Ya somos dos. Por un momento te juro que tuve la sensación de que los despedazaría...- Mitsuhide bebió un trago largo de agua, haciendo que algunas gotas resbalaran por su garganta.

-Tú tampoco lo hiciste mal.- Mitsuhide dejó de beber con una sonrisa amarga.

-No sé cómo pude contenerme... Creo que lo único que me hizo tener los pies en el suelo fue el pensar en que tendría que luchar contra Obi para detenerle... Si eso hubiera ocurrido, me habría machacado.

-Se lo habrías puesto difícil...

-Se nota que en Chros estabas inconsciente... Jamás he visto una mirada en alguien como la de ese día.- Kiki no pudo evitar una mueca de desagrado. Haberse quedado inconsciente aquel día era algo que aún la reconcomía por dentro.- Perdón.-Mitsuhide se frotó detrás de la nuca.- Lo que quiero decir, es que la idea de enfrentarme con él fuera de control... me aterra.

-Obi es especial.- Mitsuhide no pudo evitar una carcajada.- A lo que me refiero, -le cortó Kiki con el ceño fruncido y una media sonrisa divertida- es que es una persona que controla muy bien sus emociones. Tiene una forma de pensar fría, y es capaz de salir airoso de muchas situaciones complicadas... Dudo mucho que fuera a salirse de control contigo cerca, y mucho menos enfrentarse a ti... Tú mismo lo has dicho, fue capaz de relajarse. Y después ya le viste durante el desayuno. Si no me lo hubieras dicho, no me habría enterado de nada.

La marca- Akagami no ShirayukihimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora