Capitulo 8.

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La mansión no cambio mucho con la llegada de Willy, ya que de por si es un chico tranquilo, pero el ambiente ya no es solitario. Esa conversar hizo que las cosas fueran más amenas. Se tomaron ese día para organizarse.

Elegir una habitación fue lo más fácil, Willy casi ni dudo en seleccionar la que está a su derecha. Aunque hubo una ceja alzada al comprar ambos cuartos, si bien es grande, la habitación de Rubius lo es un poco más. Explicarles las cosas fue complicado, le fue sincero en cuanto información.

Willy se mostró escéptico al hecho de que pueden confiar en el Auron y Lolito de este mundo. No tiene la mejor de las historias cuando se trata de esos dos. No se quejó, pero Rubius se dio cuenta de la ligera arruga. Con una ligera burla la suavizo con el dedo, soltando una risa y para que entienda sus palabras le mostró el libro de los dioses.

Por ahora solo le permitió leer la historia de los dos, siente que no es momento de las otras. No ha interactuando con los demás más allá de una tensa conversación o una orden. Y, siendo sincero, Rubius no le gusta juzgar a las personas sin antes haberlas conocido bien. Pensar de esa manera le salvo de hacer una de las mayores venganzas de su vida.

Negó con la cabeza mientras revuelve la comida en la sartén, tiene pensado hablar a Willy sobre la vestimenta de este mundo y algunas de sus reglas. No quiere que salga mañana sin antifaz o vistiendo el verde más brillante. Por eso se puso su propio antifaz azul bajo la máscara de oso.

— Pero bueno, pero bueno.

Rubius medio giro para ver a Willy apoyado contra el marco de la puerta de la cocina, después de vivir todo este tiempo en E. Karmaland y ver tantos colores oscuros y tenues sus ojos se quejaron al ver el mono verde del otro.

— Ostias Willy, tienes que ponerte otra ropa. — dijo cambiando el tema, sabe porque la sorpresa reflejada en la cara de Willy. Rubius nunca cocina, prefiere mil veces que le cocinen.

No es como si no supiera cocinar, su vagancia gana.

— ¿Otra ropa? ¿Por qué? — pregunto confundido, se miró a sí mismo.

— Porque llamarías mucho la atención, es lo que menos quiero ahora mismo. — explico abriendo el horno, dio vuelta las chuletas de cerdo y después fue hasta las papas hervidas. — las personas aquí visten así. — se apuntó.

— Muy...— le miro de arriba a abajo, inclino la cabeza considerando. —...elegante.

— Toca los cojones vestirte así todos los días. — Hizo una mueca. — pero te acostumbras, E. Karmaland es bastante cálido. Una sola tormenta en toda la semana.

— ¿Tienes ropa para prestarme?

— Segundo cajón en el vestidor que está a la izquierda. — indico sin despegar la mirada de las papa calculando mentalmente cuando las sacaría.

— Tienes hasta vestidor, madre mía. — fue lo último que escucho de Willy cuando desapareció de la cocina.

Rubius se dedicó a poner la mesa mientras que espera, la comida está a nada de estar lista. Lolito y Auron le dijeron que posiblemente vendrían a cenar, pero tienen las manos llenas con el molino. Se aseguró de poner cuatro de todo antes de colocar la comida lista.

— Es la primera vez que te veo cocinando. — dijo Willy de regreso, Rubius hizo una pausa.

Se ve...bien.

Este estilo de ropa le va muy bien. No es sorpresa que tengan el mismo talle de camisa y pantalones. Los osos son animales altos al estar en dos patas, pero Rubius es híbrido. No obtuvo la altura de 1.90 u 1.80 que todos esperaban. Willy lleva puesto una camisa verde oscuro con un chaleco negro que hacer juego con sus pantalones. Trae en su mano el antifaz de un noto más claro de verde, aunque sigue siendo oscuro para el ver que siempre utiliza.

Rubius se encogió en hombros. — mañana cocinas tú.

Willy soltó un risa tranquila, miro interrogante los platos demás.

— Puede que tengamos visitas, Auron y Lolito dijeron que podrían venir a cenar si no están muy ocupados con el molino. — explico, vio como la cara del otro se cerró y dejo la neutralidad. Rubius suspiro un poco. — es una buena oportunidad para que veas que no son tan malos.

— Estas muy tranquilo con ellos. — dijo Willy, pincho una chuleta y después dos papas.

— No puedo juntarlos ¿Sabes? no puedo juntar a nuestras versiones con estas, mi cerebro no hace esa conexión. — divago un poco, se había olvidado que era comer con su máscara puesta. — los dioses me ayudaron con el libro pero creo que de todos modos no podría comprarlos. Bueno, no en exceso.

— Yo...tratare de no hacerlo entonces. — murmuro sonriendo vacilante. Sabe que le costara hacerlo, pero tiene que intentarlo. Ciertamente a él no le gustaría que lo compraren con el otro Willy.

— Por cierto. — Recordó Rubius, apunto al antifaz sobre la mesa. — tienes que llevarlo puesto delante de todos, si quieres no cuando estemos solos. Todos ocultan sus ojos.

— Vale, está bien. — acepto mirando el antifaz. Mientras sabe más de E. Karmaland menos cómodo se siente, son tantas reglas y al mismo tiempo una oscura libertad. — quiero visitar el pueblo mañana.

Rubius asintió, sabiendo que tiene que hacerle un recorrido por el pueblo. Decirle que partes están prohibidas y las que no. Hay otro tema que quiere tocar con su amigo: las ilegalidades. Por ahora disfrutara de la cena y las ansias de que Willy conozca a sus nuevos aliados.

─── ── ── ───

Al día siguiente no sabe cómo sentirse con todo, el pueblo esta oscuro y tenso. No sabían que paso hasta que vieron la cara de Sussi en las personas desaparecidas frente a la comisaria. 

Continuara...

Otro capitulo cortito, me costo terminarlo.

✩ Ay, Sussi.

 No quería un Rubius tres veces más grandes que todos.  

Side to side || Ruwigetta. ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora