Bien.
Bien.
Bien.
Las cosas se complicaron más rápido de lo que Rubius esperaba. Porque sinceramente no tiene idea de donde está. El plan inicial era ir a la casa de Díaz, pedir refugio y esperar que la versión de Willy no le pida mucho a cambio.
El problema surgió cuando se adentró en el bosque en dirección a la casa de Díaz y nunca llego, no importa cuanto más camine. Tampoco está caminando en círculos, los olores son distintos y los arboles cambian.
— ¿Dónde diablos...? — se pegunto mirando alrededor.
Sus orejas se mueven para captar cualquier ruido, las cosas están extrañamente calmadas y eso no está haciendo maravillas con sus nervios. Toda esta situación es demasiado, la repentina aparición de Alexby y el hecho de que tuvo que separarse de sus amigos no pinta nada bien.
Quiere regresar y ocultarse bajo una poción de invisibilidad, estar con sus amigos si están en un posible peligro. Sabe que es estúpido, los guardias de E. Vegetta están bien estrenados. Si los caballeros tienen ese nivel, no quiere pensar en los héroes. Puede ser bastardos, pero son bastardos peligrosos. Sumándole a todo esto que sus sentidos de oso están vibrando.
Siente que algo está por pasar, algo demasiado importante.
Y, mientras caminada metido en sus pensamientos, no se dio cuenta de donde llego. Una cabaña, el estilo que tiene le recuerda mucho al del Valle de los Lamentos — toca un nervio dentro suyo, es un estilo que no quiere volver a ver hasta que esté listo. — Techo alto, madera oscura, puerta principal grande, un gran ventanal en el segundo piso.
Se paró delante de la cabaña, sin saber exactamente que hacer. Su lado analista le grita que se vaya, que corra. Su lado intrépido — estúpido, diría Willy. — le alienta a descubrir de quien es la casa y porque está en un lugar así. La decisión no fue tomada por él, porque la gran puerta se abrió por si sola.
Rubius sintió como se congelo al ver quien está en la entrada. Fue...fue como verse en un espejo.
Su versión.
El Rubius de esta Karmaland.
Se miraron en un silencio demasiado pesado — para los dos, al parecer, viendo como los hombros del chico se tensaron. —, la mente del hibrido oso corre muy rápido, tiene tantas preguntas en la punta de la lengua que hasta tuvo que morderla para no cagarla.
— Ah. — soltó el otro.
— ¡¿'Ah'?! ¡¿Eso es lo único que vas a decir?! — grito Rubius en su cabeza.
Algo...Algo no se siente bien. El hibrido lo puede sentir bajo su piel. Tiene a su versión — la que aparentemente todos buscan. — justo frente a él. Debería sentirse más contento, por fin logro encontrarlo incluso si no lo estaba buscando demasiado, y aun así, las cosas no se sienten bien.
— Ellos los llamaron. — susurro su versión, algo que Rubius sabía que no está dirigido a él. Algo que no estaba destinado a escuchar.
Tiene que decir algo, para que este Rubius no sospeche nada. Si fue tan fácil de encontrar, no puede arriesgarse a que interrumpa la misión. Este no es un encuentro que haya querido, conveniente si, deseado no.
— Se quién eres. — dijo cortante el otro, tomo todo de Rubius no estremecerse de la sorpresa. — no hace falta que crees alguna coartada. No te servirá de nada.
Para alguien que es descripto como alguien que no habla casi nada, sí que habla mucho. Las pocas menciones suya en el libro de los Dioses son nada explicativas, solo recuerda sus silencios, su tendencia a levantar una ceja y las risas burlonas. Como alguien que sabe todo y se burla de los demás por su ignorancia. Y el hecho de que sepa quién es sin que Rubius se haya presentado, así como su breve sorpresa al principio, hace que el hibrido oso sospeche cada vez más.
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Side to side || Ruwigetta. ||
FanfictieRubius pasó menos de una semana en este lugar y ya quiere volverse. Ser cura tiene sus malos momentos ¿Porque tuvo que aceptar la misión de Merlón? Irse a otro universo donde todo lo que conoce es al revés y sin compañía, hace que se cuestione su d...