Side to side || Ruwigetta. ||

Capitulo 24.

Parpadeo lentamente, hay una neblina en sus ojos persistente que hace arder o quizás es posible que el ardor de deba a que no duerme bien estos últimos días. Trago saliva mientras que mira alrededor. Rubius observo confundido cuando se dio cuenta de que esta no es la mansión y que no tiene recuerdos de regresar.

Willy, está seguro de que fue el otro Willy.

Preparándose mentalmente para lo que podría ser un interrogatorio u amenazas dolorosas, apretó su mandíbula moviendo los ojos de un al otro. Busco cualquier ruta de escape esperando que — el ahora nombrado. —Díaz apareciera.

Sus ocultas orejas captaron el sonido de suaves pasos acercarse, no tiene idea de donde está secuestrado, por la puerta que tiene en frente. Díaz no tardó en aparecer, caminal casual, como si no lo hubiese secuestrado. Este hombre tiene la misma cara en blanco que Willy, pero tiene el presentimiento de que este aprendió a la fuerza a mantenerla. Algo que aprendió muy bien.

— El efecto de la pócima esta por desaparecer. — murmuro sentándose en el amplio sillón frente a él.

Rubius solo le miro.

Huno un muy ligero cambio en su expresión, una pequeña mueca que desapareció tan rápido como apareció. Y, por muy extraño que parezca, sus instintos híbridos no reaccionan de mala manera hacia él. Muy diferente a el otro Vegetta.

— Había dos opciones, que vinieras conmigo sin causar escandalo o traerte a la fuerza, pero no ibas a venir conmigo de buena gana. — Rubius no tiene idea de porque Díaz está explicándose. Podría haberlo imaginado, pero escucho algo de ansiedad en su tono. — solo te noquee y te hice tomar una poción paralizante.

Ah, recuerda vagamente ser golpeado contra un árbol y que algo cayera en su cabeza después. No le prestó atención en ese momento.

El hibrido suspiro y acepto hacerle caso a sus instintos, le dará a Díaz el beneficio de la duda.

— ¿Por qué me has traído aquí? — pregunto directo, Díaz no cambio de postura. Solo parpadeo.

— Intercambio de información. — respondió cruzándose de piernas. — no sé porque tú y tus hermanos se han mudado a Karmaland, pero nadie lo hace si no está buscando algo.

Hermanos. Cierto.

— Supongo que llamamos la atención con hacerlo. — admitió Rubius solo la mitad de lo que dijo. Aunque Díaz inclino la cabeza hacia el costado.

— Si. Tuvieron suerte de no mudarse cuando él estaba en el pueblo, sino hubiese sido peor para ustedes. — siguió Díaz, Rubius siente su mirada clavada en sus ojos. Brillan mucho, al parecer el chico le importa una mierda la tradición cuando está en privado.

Mientras lo escucha inevitablemente se dio cuenta de la pesadez que parece colgar en él. No, no pesadez. Como una determinación silenciosa que no es fácil de ver a simple vista, tienes que buscarlo para encontrarla.

— No sé si te has dado cuenta, seguramente sí, todos los héroes de Karmaland están buscando algo. No lo hacen muy obvio. — Díaz se levantó del sillón y fue a buscar algo sobre un mueble no muy lejos, un vaso de leche.

El oso se resistió a abrir la boca, aunque la mirada del otro fue persistente 'Si quieres moverte de nuevo, tómalo' dijeron sus ojos. Rubius sabe que tomar algo entregado de otra persona es peligroso, más cuando ducha bebida no fue preparada delante suyo. Pero, con su cuerpo paralizado y sin poder hacer nada, se vio obligado a beberlo rezando a que no muera.

El efecto fue inmediato, su cuerpo cayó contra el sillón aliviado de la tensión. Pensó en salir corriendo en este momento, una opción francamente estúpida. Cualquier cosa puede estar esperándole fuera y Díaz puede volver a atraparlo. Resignado a quedarse miro a Díaz sentarse nuevamente en el sillón.