El último libro de esta hermosa trilogía ❤❤❤❤❤
Espero que les guste 💐💐
»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»A veces la magia es un fastidio.
Está muy bien cuando puedes usar los poderes para cambiarte el color de pelo, para volar o para transformar el día en noche. Pero la mayor parte de las veces todo termina mal. O provocas una explosión, o terminas llorando o, peor aún, acabas perdido en el medio de la nada y con un terrible dolor de cabeza. Para que se hagan una idea de lo que hablo: como si tuvieras un enano excavando en tú cerebro para extraer diamantes.
O tal vez estas cosas me sucedan sólo a mí.
Viajar en el Itineris (ya sabéis, el portal mágico que sirve para trasladarse de un lugar a otro) es una experiencia bastante dura. En cada uno de mis viajes anteriores, había sentido como si me dieran la vuelta como a un calcetín. Aunque nada comparado con esta última vez. Toda la adrenalina del momento hizo que se me subiera el corazón a la boca y que empezara a temblar de la cabeza a los pies.
El Itineris me había transportado a… bueno, a alguna parte. Tomé aire y traté de calmar el ritmo de mis pulsaciones. Como podía abrir los ojos, no tenía ni idea de dónde estaba. A donde quiera que hubiera ido a parar, era un lugar silencioso y hacía calor. Deslicé mis manos por el suelo: hierba, piedras y ramas.
Intenté levantar la cabeza pero me resultó imposible. «Sí, claro, ya lo creo que te vas a mover de donde estás», me dijeron mis nervios mediante una oleada de dolor. A pesar de lo mal que me sentía, decidí que ése era un buen momento para hacer inventario de todo lo que me había sucedido.
Hasta esa misma mañana yo era un demonio y mis poderes mágicos eran, además de estupendos, terroríficos. Pero mi magia se había evaporado por complemento a causa de un hechizo. Bueno, eso no era del todo verdad. Todavía la sentía flotar dentro de mí como una mariposa sobre la
hierba. Pero como no podía usarla, era como si realmente la hubiera perdido.
¿Qué más? Mi mejor amigo,Luhan, mi padre, mi prometido Cal, y Kai, el chico del que estaba enamorado, habían desaparecido. Sí, lo sé: mi vida amorosa es un desastre. No hace falta que diga que el dolor de cabeza que me había provocado el Itineris no era nada comparado con mi preocupación.
Y tenía motivos de sobra para preocuparme.
Luhan era una vampiro y era perfectamente capaz de cuidarse a sí mismo, es cierto. Pero yo había encontrado su Piedra de Sangre hecha añicos sobre el suelo de Thorne Abbey y la Piedra de Sangre era lo único que podían proteger a Luhan de todos los peligros que acechan a los vampiros. Si le daba la luz del sol, mi amigo moriría.
Mi padre había sido sometido a una Extracción, de modo que tenía menos poderes que yo. Por lo menos yo aún conservaba algo de mi magia, aunque no me sirviera de nada. En cambio, él había perdido la suya para siempre. La última vez que lo había visto, yacía en una celda, pálido e inconsciente. Su cuerpo entero estaba cubierto por los tatuajes de color púrpura de la extracción. Kai estaba con él. Hasta donde yo sabía, ambos estaban encerrados en una celda de Thorne Abbey cuando nos atacaron y el Concilio incendió la casa con la ayuda de Daisy, otro demonio.
Cal había regresado a la mansión en llamas para tratar de salvar a mi padre y a Kai. Antes de dejarme, me había pedido que usara el Itineris para buscar a mi papa que, por alguna razón, estaba con Aislinn Brannick, la líder de un grupo de cazadores de monstruos. Y teniendo en cuenta que las Brannick me consideraban un monstruo, no conseguía explicarme qué diablos hacía mi papa con ellas.
Y, en resumidas cuentas, éstos eran los acontecimientos que habían precedido a mi situación actual: solo y abandonado en algún lugar del mundo y con la única compañía de la espada de Kai y un terrible dolor de cabeza. ¿Y ahora qué debía hacer? ¿Quedarme donde estaba y esperar a que mi papa me encontrara? Eso sonaba razonable. Sí, era un buen plan, pensé, mientras el viento mecía las hojas de los árboles. Esperar a que alguien viniera a por mí.
De repente, una luz brillante me cegó. Hice visera con la mano y traté de abrir los ojos confiando en que iba a encontrarme con alguna de las Brannick de pie junto a mí, con una antorcha o una linterna en la mano.
Pero no.
En lugar de una Brannick, ahí estaba Elodie Parris, cruzada de brazos y con la mirada clavada en mí. Ésta es una larga historia. A grandes rasgos, les contaré que mi abuela había asesinado a Elodie y que ésta, antes de morir, me había pasado un poco de su magia, lo que hacía que Elodie y yo estuviéramos unidos por una cadena mágica.
El resplandor de Elodie era tan intenso que tuve que entrecerrar los ojos.
—Oh, vaya —exclamé sentándome en el suelo—. Y yo que penaba que las cosas ya no podían ir peor. Pues estaba equivocado.
Elodie puso los ojos en blanco. Por un segundo me pareció que el resplandor que la envolvía se hacía más fuerte. Abrió la boca para hablar, pero no salió ni un solo sonido de ella. Por el movimiento de sus labios, supe que más me valía no oír lo que estaba diciendo.
—Está bien —dije—. No es momento para sarcasmos.
Me apoyé en la espada de Kai como si fuera una muleta y me puse en pie. Esa noche no había luna, pero gracias al brillo que irradiaba Elodie podía ver… bueno, en realidad no había gran cosa para ver. Sólo montones de árboles y no mucho más.
—¿Tienes idea de dónde estamos? —le pregunté. Elodie se encogió de hombros y articuló: «Bosque».
—¿En serio? —dije—. Bien, pues entonces eso de «no es momento para sarcasmos» no ha sido un buen comienzo.
Suspiré, miré a mí alrededor y dije en voz alta:—Todavía es de noche, así que supongo que tenemos que estar en el mismo huso horario. Eso significa que no hemos ido demasiado lejos. Pero hace calor. Bastante más calor que el que hacía en Thorne, por lo tanto…
Elodie dijo algo. Tuvo que repetirlo varias veces antes de que yo lo descifrara. Finalmente entendí que quería decirme: «¿Adónde querías ir?».
—A ver a las Brannick —le dije.
Elodie abrió los ojos como platos y empezó a hablar a toda velocidad. Aunque no podía oírla, estoy seguro de que me estaba diciendo que era un completo estúpido.
—Lo sé —dije levantando una mano para interrumpirla—. Sé muy bien quiénes son las Brannick: las cazadoras irlandesas de monstruos. No es el mejor plan. Pero Cal me dijo que mi papá estaba con ellas.
Elodie abrió de nuevo su boca para decirme algo.
—No tengo ni idea de qué hace mi papá aquí. Sólo puedo decirte que el Itineris es un fraude porque la única pelirroja aterradora que veo por aquí eres tú —dije restregándome los ojos con las manos—, así que…
Un alarido rasgó el aire de la noche. Tragué saliva y mis dedos se cerraron sobre la empuñadura de la espada.
—Sea lo que sea eso, espero que no venga hacia aquí —murmuré.
Oímos un segundo alarido, esta vez más cerca, y acto seguido, algo se estrelló contra la espesura del bosque. Traté de correr, pero mis rodillas parecían estar hechas de goma. A duras penas podía mantenerme en pie, así que difícilmente iba a conseguir correr más rápido que un hombre lobo. La única opción que me quedaba era luchar.
Eso o, ya sabéis, dejar que me mutilaran.
—Fantástico —dije, levantando la espada, completamente aterrado. A fin de cuentas era sólo un chico de diecisiete años dispuesto a defenderse de un hombre lobo con la única ayuda de una espada enorme y un fantasma.
Algo es algo.Eché un vistazo a Elodie. Tenía la mirada perdida en el bosque y una expresión de aburrimiento en el rostro.
—¿Hola? —dije—. Perdón, pero estamos a punto de ser devorados por un hombre loco. ¿Tienes algo que decir al respecto?
Elodie sonrió y señaló su cuerpo resplandeciente.
—Yo estoy muerta —dijo.
—Cierto. Pues si me matan a mí, podríamos terminar siendo los mejores amigos fantasmas.
Elodie me dio a entender con la mirada que no seríamos los mejores amigos ni en esta vida ni en la otra.
Oí que el hombre lobo se aproximaba a toda velocidad. Levanté mi espada al mismo tiempo que algo grande y peludo saltaba a través de los árboles lanzando un gruñido. Grité y Elodie dio unos pasos hacia atrás asustada. O para ser exactos: Elodie flotó hacia atrás.
Por un momento los tres permanecimos congelados en esa posición: Elodie suspendida en el aire, yo sosteniendo la espada en alto como si fuera un bate de béisbol y el hombre lobo en cuclillas delante de nosotros. No me quedaba claro si era un hombre lobo o una mujer lobo. Lo único que sabía era que era joven y que le goteaba espuma blanca por la boca. Los hombres lobo suelen ser un tanto babosos.
Bajó la cabeza y yo me aferré con todas mis fuerzas a la espada, esperando la embestida. Pero en vez de saltarme al cuello, el hombre lobo hizo un sonido con la boca; una especie de gemido bajo y penetrante, como si fuera a llorar.
Lo miré a los ojos. Eran inquietantemente humanos. No había lugar a dudas: estaba llorando y se lo veía asustado. Sus jadeos indicaban que llevaba un buen rato corriendo por el bosque. Algo había asustado a ese hombre lobo y son muy pocas cosas las que realmente pueden asustar a una criatura como ésa.
Entonces pensé: «¿Y si el Itineris ha funcionado? ¿Y si resulta que este hombre lobo estaba huyendo de las Brannick?».—Elodie —empecé a decir, pero antes de que pudiera terminar la frase su luz se apagó como una luciérnaga.
El hombre lobo y yo nos quedamos en tinieblas. Lancé una maldición y el licántropo me imitó y gruñó. Durante un buen rato el bosque se quedó en silencio, y cuando ya empezaba a pensar que tal vez sí me había equivocado de sitio, sucedió lo peor.
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Spell Bound [Kaisoo]
FantasyJusto cuando Lee Kyungsoo empezaba a aceptar sus extraordinarios poderes mágicos como demonio, el Concilio Prodigium se los arrebata. Ahora se encuentra solo, indefenso y a la merced de sus enemigas, las Brannick. O al menos así lo cree Kyungsoo, h...