Y entonces se desató el caos.
Izzy se puso a gritar, el hombre lobo empezó a gruñir y yo me agaché a buscar la mochila con las armas que, puesto que no estaba en mis manos, seguramente se me había caído de nuevo al suelo. Aunque suene estúpido, durante unos segundos tuve la esperanza de que mi magia se manifestara. ¿Es que alguna vez me iba a acostumbrar a ser humano?
Finalmente di con la mochila. Pero entonces me di cuenta de que no tenía ni idea de cómo se disparaba un arma: nunca antes había usado una. Todavía resonaban dentro de mi cabeza las palabras de Finley y Aislinn:
«Inútil, inútil, inútil». Levanté la mirada. Izzy trataba de defenderse del hombre lobo con el mismo cuchillo que había usado para amenazarme la noche anterior. De pronto, ambos rodaron por el suelo enzarzados en una refriega absolutamente confusa. Las probabilidades de disparar sin herir a Finley eran muy pocas.
Busqué en mis bolsillos y saqué un puñado de frascos de agua bendita para arrojárselos al hombre lobo. No tuve demasiada suerte. Sólo conseguí que se rompiera una de las botellas; el resto rodaron intactas sobre la hierba. Aun así, mi maniobra consiguió que el hombre lobo desviara la atención. Dejando en paz a Izzy por un instante, dirigió hacia mí las fauces abiertas y babeantes. Tragué saliva. La noche anterior había visto un brillo de humanidad en sus ojos, pero en esos momentos no quedaba ni rastro de eso. Sin embargo, en vez de atacarme, bajó la cabeza y olfateó el terreno.
-Eso es -dije tratando de que no me temblara la voz-. Sabes quién soy.
Puede que no pudiera usar mi magia, pero, aun así, el hombre lobo intuía que yo era algo más que un ser humano común.
-Ahora escúchame -ordené. Finley e Izzy me miraron atemorizadas, pensando que me había vuelto loco-. Sé que estás asustado y sé que
estas dos han querido cazarte. Pero si les haces daño, solamente les vas a dar más razones para querer matarte. Así que, ¿por qué no te largas de aquí?
El hombre lobo sopesó mis palabras y, durante unos instantes, tuve la esperanza de que pudiéramos salir de aquello sin un rasguño. Pero entonces enseñó los dientes, gruñó y supe que acababa de estropearlo todo.
Con el rabillo del ojo vi que Finley cargaba la ballesta. Los hombres lobo se mueven muy rápido, de modo que era difícil que la flecha de Finley lo alcanzara antes de que me saltara encima.
Entonces vi un destello de luz. En un primer momento creí que Izzy había disparado una de las armas, pero al instante me sentí inundado por esa mezcla de rabia, orgullo y poder que me confería mi magia. Levanté las manos, chasqueé los dedos y el hombre lobo quedó congelado, enredado en una red de chispeante magia que le impedía moverse.
«Eso es», dijo la voz de Elodie en el interior de mi cabeza. Si hubiera podido controlar mi cuerpo, habría apretado los dientes.
«Me alegra que me hayas salvado -confesé-. Pero, vamos, este asuntillo de los ladrones de cuerpos se tiene que terminar.»
En vez de una respuesta, Elodie me dio otra descarga de magia. Sin poder hacer otra cosa que atestiguarlo, vi que mis dedos se movían y que el hechizo que mantenía al lobo empezaba a soltar chispas azules. Y, entonces, con una ráfaga de aire, el licántropo se desvaneció.
«¿Adónde ha ido?» pregunté a Elodie.
«A otra dimensión», contestó. El tono de la respuesta hizo que me preguntara cómo era posible que una voz dentro de mi cabeza sonara tan frívola.
Iba a contestarle algo cuando Elodie me obligó a volverme hacia las hermanas Brannick:
-Déjense de comportar como zorras con Kyungsoo -me oí a mí mismo decir.Finley e Izzy se miraron la una a la otra y luego me clavaron la mirada.
-¿Por qué hablas de ti mismo en tercera persona? -planteó Izzy. Finley sacudió la cabeza.
-¿No te acuerdas de lo que nos ha contado? Sólo puede usar la magia cuando un fantasma la posee. Supongo que el que habla es el fantasma.
-Me llamo Elodie -me obligó a decir el fantasma de Elodie en mi cuerpo-. Kyungsoo no es mi persona favorita en el mundo, pero ha pasado por cosas muy duras. No es su culpa que su estúpido club haya echado a patadas a Aislinn y luego se hayan hecho matar. Son cosas que pasan. -Di un paso hacia delante y puse un dedo acusador encima del pecho de Finley-. Así que váyanse con sus conflictos adolescentes a otro lugar y dejen lo en paz.
Estaba sin palabras. ¿Elodie Parris estaba defendiéndome? Eso era el mundo al revés.
Finley entrecerró los ojos.
-Te ha salvado la vida, Finn -afirmó Izzy-. Trató de vencer al hombre lobo sin la ayuda de sus poderes antes de que el fantasma lo poseyera. Elodie parece un poco idiota, pero tal vez tenga razón....
«¿Ves? -dijo Elodie en el interior de mi cabeza-. Aprende cómo se trata a estas niñitas»
«No necesito que partas lanzas por mí», repliqué.
«Oh, por supuesto. Olvidé que el pobre hombre lobo estaba a tus pies.»
Estaba a punto de hacer un comentario sarcástico, pero antes de que pudiera pronunciar palabra, Elodie se esfumó. La última vez que había abandonado mi cuerpo, me había dejado inconsciente, lo cual, dicho sea de paso, fue una bendición. Que se desvanezca el fantasma que te posee es una experiencia bastante traumática. Caí de rodillas y traté de coger aire. Tenía la sensación de que me habían arrancado del alma una tirita de primeros auxilios. Pasé un rato respirando con dificultad y preguntándome si alguna vez podría volver a ponerme en pie. De pronto, una mano me cogió por debajo del brazo y me ayudó a incorporarme. Era
Izzy. Finley me tomó del otro brazo. Entre las dos, me ayudaron a caminar nuevamente.
-Gracias -murmuré.
-De nada -respondió Finley para mi sorpresa.
-Regresemos a casa -propuso Izzy.
Nos adentramos en la oscuridad de la noche.
-¿Tienes idea de adónde ha ido a parar el hombre lobo? -me preguntó Izzy.
-Elodie ha dicho que está en otra dimensión -contesté-. Quién sabe qué significa esto.
Cuando llegamos a la casa, nos encontramos a Aislinn y a mi papá sentados en la cocina, tomando café. La tensión flotaba en el aire. Supongo que habían mantenido algún tipo de conversación intensa. Finley buscó en el botiquín un antiséptico para los rasguños rojizos e irritados de su brazo. Yo, mientras tanto, puse a Aislinn al corriente de lo sucedido.
-Es un hechizo muy poderoso -comentó Aislinn refiriéndose al hechizo que había hecho desparecer al hombre lobo.
«Oh, ¿en serio? ¡No me digas!», tuve ganas de decirle, pero me contuve.
-Si puedes enviar seres a otra dimensión -continuó-, eso significa que...
-Yo no puedo. Elodie es la que puede hacerlo y no es de fiar.
Fue el modo más amable que hallé de decirles: «déjense de armas e historias. No me van a usar.»
Aislinn se hundió en la silla. Tenía la mirada apagada.
-Bien. Esto es algo que hay que tener en cuenta.
-Suficiente por esta noche -atajó mi papá-. Kyungsoo necesita descansar y estoy seguro de que Izzy y Finley también. -Echó un vistazo alrededor-. Por cierto, ¿dónde está Izzy?-Probablemente se haya ido a su habitación -sugirió Finley colocándose el vendaje con una mueca de dolor.
Nos dimos las buenas noches y así llegaron a su fin las veinticuatro horas más extrañas de mi vida (que es mucho decir). Aislinn me dijo que me quedara con la habitación que había usado por la tarde. Después de abrazar a mi papá (quien, al parecer, no había terminado aún su discusión con Aislinn), me arrastré por la sombría escalera de la casa en dirección a mi habitación.
Izzy estaba esperándome en la puerta de mi cuarto, con una carpeta en la mano
-¡Hey! -exclamó algo avergonzada.
-Hola, Izzy. Estoy destrozado, de modo que cualquier cosa que quieras hablar...
-Toma -dijo poniendo la carpeta en mis manos-. Quería darte las gracias por tratar de salvar a Finley y... por ser más amable con nosotras de lo que nosotras hemos sido contigo.
Le sonreí. Por un segundo creí que nos íbamos a abrazar, pues nos acercamos torpemente con los brazos extendidos. Evidentemente, la rareza era un rasgo familiar. Al final terminamos dándonos unas palmaditas en la espalda. Después cada uno se fue a su cuarto.
Me recosté sobre la puerta y abrí la carpeta que me había dado Izzy. Inmediatamente se me aflojaron las rodillas y me dejé caer al suelo. Se me llenaron los ojos de lágrimas y tuve que cubrirme la boca con la mano para no hacer ruido.
Dentro de la carpeta había una fotografía que parecía haber sido tomada de incógnito y un pedazo de papel donde alguien había garabateado unas pocas líneas. En la fotografía aparecía Lord Byron (sí, me refiero al poeta, que también había sido uno de mis profesores en Hex Hall. Después de dejar la escuela, lo había visto una vez es club en Londres) exhibiendo su cejo fruncido por las calles de Londres. No estaba solo: Luhan aparecía junto a él. Lo reconocí enseguida por la franja rosa de su pelo. Se la veía más pálido y delgado que nunca y miraba nerviosamente por encima del hombro. Acaricié la fotografía con mis dedos.«Nuevos vampiros en el nido de Byron -decía la nota-. Hombre de edad indeterminada, posible identificación como Lu Han.»
Habían escrito una fecha debajo de la imagen. Teniendo en cuenta las tres semanas durante las cuales yo había estado perdido en alguna parte, la fotografía había sido tomada hacía menos de una semana. Luhan estaba vivo. Se halla con Byron, que podía ser un completo idiota, pero lo cuidaría. Cerré mis ojos y apreté la fotografía contra mi pecho. Luhan estaba vivo. Era posible que papá, Cal y Kai estuvieran a salvo también.
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Spell Bound [Kaisoo]
FantasyJusto cuando Lee Kyungsoo empezaba a aceptar sus extraordinarios poderes mágicos como demonio, el Concilio Prodigium se los arrebata. Ahora se encuentra solo, indefenso y a la merced de sus enemigas, las Brannick. O al menos así lo cree Kyungsoo, h...