Era la segunda vez en el día que terminaba en la oficina de Lara Casnoff. Los ventanales daban a la parte trasera de la casa. Centré mi atención en la niebla al otro lado de los cristales envolviendo los troncos ennegrecidos de los árboles, para no tener que mirar a la señora Casnoff, que estaba sentada en una pequeña chaise longue con las manos sobre el regazo y una expresión vacía en la cara.
Lara se hundió en la silla de piel. Me estudió con interés. No parecía estar enfadada conmigo, sino mas bien curiosa, divertida incluso.
—Espero no haber interrumpido nada importante entre usted y el señor Kim —se disculpó.
—Nada fuera de lo común —dije apretando los dedos para que ella no viera como me temblaban las manos—. Tratábamos de averiguar cómo podíamos estropearle sus planes, salvar a nuestros compañeros y escapar de esta maldita isla.
Lara soltó una carcajada.
—Incluso en estas circunstancias no te abandona el sentido del humor. Si no fueras tan listillo, hasta te respetaría. —Apoyó las palmas de sus manos en la mesa. Algo en ella me recordaba a los consejeros escolares que había conocido (y creedme que fueron muchos)—. ¿Es por eso por lo que has tratado de hablar con mi hermana y has allanado mi oficina?
Me estremecí, con lo cual Lara sonrió satisfecha.
—¿Creíste que no me enteraría?
Me habría gustado hacerle una broma o decirle algo que le hiciera ver que no me daba nada de miedo. Sin embargo, no lo conseguí. Si Lara sabía que yo había estado en su oficina entonces, ¿sabría que había cogido el grimorio?
Por lo menos todavía me quedaba mi sarcasmo.
—La verdad, menuda decepción es para mí saber que se ha enterado —le confesé mirándola a los ojos—. Aunque viendo lo bruja malvada que es, no me sorprende en absoluto.
—Para ti esto es un juego, ¿verdad? El trabajo que mi padre realizó durante toda su vida, la salvación de los de tu especie…
—¿Su padre trabajo toda la vida para esclavizar a un montón de adolescentes? No me extraña que ustedes dos sean como son —reconocí, estirando el cuello en dirección a la señora Casnoff, que no dio señales de haber oído.
Por lo menos conseguí hacer enfadar a Lara, que irguió la espalda en la silla y replicó:
—¿Sabes cuánto se sacrificó mi padre para crearlos a ti y a los tuyos? – Apuntó con un dedo a la señora Casnoff—. ¿Para mantenerlos a salvo?
¿Para proteger a tu especie de todos los que la quieren erradicar?
—Están convirtiendo a personas inocentes en monstruos —respondí—. Lo único que hizo su padre fue arruinar la vida de Alice y la vida de la hija de Alice, cosa que ustedes dos habrían hecho conmigo y mi padre de haber tenido la oportunidad.
—El fin… —empezó a hablar Lara
—Justifica los medios —la interrumpí—. Es lo mismo que me dijo su hermana. ¿Es el lema de la familia?
—¿Te gustaría conocer más cosas sobre mi familia, Kyungsoo? —preguntó Lara, haciendo sonar los nudillos de sus manos.
—Creo que ya sé demasiadas, gracias —dije, recostándome sobre el respaldo de la silla.
—No sabes nada —repuso Lara sacudiendo los dedos en mi dirección.
Al principio no pasó nada, pero al cabo de unos segundos la habitación se quedo a oscuras. Traté de cogerme a los brazos de la silla pero ésta ya no estaba allí. A mi alrededor sólo había oscuridad. Me embargó una terrible claustrofobia. Entonces, como en mi primera noche en Hex Hall durante la reunión de estudiantes, brilló una chispa en la oscuridad. Una chispa que, poco a poco, fue transformándose en una imagen. Delante de mis ojos se desplegó una pintura que mostraba un pueblo nevado. La pintura comenzó a cobrar vida. Hombres y mujeres caminaban por el sendero nevado con la cabeza gacha para protegerse del viento y el frío. Aunque Lara no me dijo que era lo que estaba viendo, me lo imaginé. Ése era el pueblo natal de Alexei Casnoff y la pequeña casa en el centro de la imagen, su casa.
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Spell Bound [Kaisoo]
FantasyJusto cuando Lee Kyungsoo empezaba a aceptar sus extraordinarios poderes mágicos como demonio, el Concilio Prodigium se los arrebata. Ahora se encuentra solo, indefenso y a la merced de sus enemigas, las Brannick. O al menos así lo cree Kyungsoo, h...