Capitulo 26

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Tome a Luhan con una mano y lo arrastré hacia mí sin sentir ni un poco de pena ni de remordimiento. Tal vez un poco de asco, como si estuviera matando un bicho. Esa cosa estaba en mi camino y tenía que deshacerme de el.
La magia subió desde mis pies y me mareé un poco.
Luhan se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Vi cómo lo invadía el miedo y, sin embargo, me mantuve imperturbable. Lo único que quería era que desapareciera de mi vista para poder ir a buscar a Lara. Pero antes de que le lanzara un hechizo, Luhan me tomó de la cara.
— Kyungsoo —dijo en voz baja y con tono de urgencia—. Mírame. Eres mejor que ellas. Puedes luchar contra ellas. Por favor.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Sentí una punzada en el pecho.
—Eres mi mejor amigo —continuó—. Yo sé que me quieres. Sé que puedes luchar contra esto.
Cerré los ojos. Algo dentro de mí me decía que tenía que matarlo. Destruirlo. Destruirlo todo. Me agarré del pasamanos. La madera se dobló y crujió.
— Kyungsoo —dijo Luhan otra vez. Entonces tuve una visón: Luhan sentado en la cama el día que nos conocimos. Riéndose. Y recordé que sus brazos me habían abrazado consoladoramente la noche anterior, cuando estuve a punto de volverme loco por la necesidad de tocar el grimorio.
Y entonces pensé: «No puedo hacerle daño a Luhan».
Algo se despertó dentro de mí. Al mismo tiempo, oí el furioso aullido de  Lara dentro de mi cabeza. Cuando recuperé la consciencia, estaba abrazado a Luhan llorando.
—¡Oh, Dios mío! —exclamé—, lo siento mucho.

—Te dije que eras mejor que ellas —me recordó Luhan, riéndose.
Oímos un estruendo a lo lejos. Dejé a Luhan y miré hacia la ventana. El día se había vuelto más desolador aún, y los tentáculos de la niebla empezaron a curvarse sobre el marco de la ventana.
—Espero que tengas razón —dije.
Kai me llamó desde lo alto de la escalera:
—¡Lee!
En ese mismo instante Cal entró por la puerta principal. Los miré y les aseguré:
—Vale, cuando estemos a salvo prometo contarles todo. Lo cierto es que he recuperado mis poderes, sé dónde están mis padres y nos vamos a largar todos por el Itineris. ¡Vamos!
No sé si fue por el tono de mi voz o por los ruidos amenazadores que iban acercándose, pero ambos se pusieron en acción inmediatamente.
Los cuatro salimos corriendo de Hex Hall. Afuera llovía y un velo de niebla cubría el paisaje. Levanté la mano. De la punta de mis dedos saltaron chispas que mantuvieron a raya la niebla. La magia subía desde mis pies y me llenaba de paz. Apunté a la niebla con mi otra mano, y ésta retrocedió completamente.
—Vale —reconoció Luhan—. Has vuelto a ser el chico duro de siempre.
¡Ahora corramos!
A nuestras espaldas, oí que se abría la puerta de la casa, pero me resistí a mirar hacia atrás. Los cuatro corrimos a través de la hierba, en dirección al bosque. Sólo me di la vuelta un instante, para mirar por encima de mi hombro. Había alguien en el umbral de la puerta. Por su altura, supuse que era Nick. Entonces la figura saltó al porche y empezó a perseguirnos. No había lugar a dudas: era Nick. Nadie más podía correr tan rápido, ni siquiera los metamorfos. Cuando se acercó vi su cara pálida y sus aterradores ojos inyectados en sangre. Puede que yo estuviera libre del influjo de Lara, pero Nick era todavía su juguete. Le arrojé un hechizo de ataque, pero lo repelió con un simple movimiento de la mano.

Me detuve. Entonces me percate de que no venía a por mí, sino a por Luhan.
—¡No! —chillé.
Y todo pasó de repente. Luhan se detuvo para ver que pasaba, Nick gritó, y Kai se interpuso entre los dos, cogió a Nick del brazo y lo separó de Luhan. La otra garra de Nick se clavó en el pecho de Kai. Ambos se retorcieron de dolor. Le arrojé a Nick una descarga de magia, lo suficientemente fuerte para obligarlo a soltar a Kai.
La sangre de éste se esparció por la hierba. Cal fue hacia él, pero Kai se lo quitó de encima.
—Vamos, no nos queda tiempo.
Me acerqué a Luhan. Temblaba de pies a cabeza pero, por suerte, no estaba herido.
—Gracias —dijo a Kai.
—No tenemos tiempo —repitió él.
Y tenía razón. Algo se movía detrás de nosotros. Podía sentir la magia oscura de otro demonio. Nos metimos en el bosque.
Me detuve el tiempo suficiente para hablar con Kai.
—Llévalos al Itineris —le indiqué.
Kai ya había usado antes el Itineris de Graymalkin.
—Yo me quedaré en la retaguardia.
No me contestó. Les hizo un gesto con el brazo a Luhan y a Cal, que corrieron detrás de él.
Yo me quedé detrás, preparado para repeler cualquier hechizo de ataque. Oí que alguien gritaba y lloraba, pero nada más. Seguí a Kai, a Cal y a Luhan a través del bosque y terminamos en la playa.
Entonces recordé algo. Vaya, había pasado tanto tiempo sin mi magia que se me había olvidado uno de mis hechizos estrella.

—¡Alto! —grité.
Kai, Cal y Luhan frenaron en seco. Les hice un gesto con las manos para que se acercaran.
— agarrense todos de las manos —les ordené.
Kai se me quedó mirando mientras trataba de restañar la hemorragia de la herida que tenía en el hombro.
— Kyungsoo, este no es un momento para confraternizar —me advirtió.
—No se trata eso, sino de esto —repuse.
Cerré los ojos y me concentré en mi hechizo de transporte. Sentimos una ráfaga de aire helado y aparecimos en el monte de árboles donde se encontraba el Itineris de Hex Hall.
—¡Vaya! —exclamó Luhan cogiendo aire—. Me alegro de tenerte de regreso.
Yo estaba lleno de magia y de satisfacción.
—Tú lo has dicho —dije—. Ahora, vamos. Y, así, entramos los cuatro en el Itineris.

Spell Bound [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora