Capitulo 22

229 51 3
                                    

—¿Ves?  Esto  está  mucho  mejor  —comentó  Elodie  contemplando  mi reflejo en el espejo de mi tocador. A pesar de que la imagen estaba distorsionada y deformada, debo admitir que me veía bien. Elodie deslizó una mano por mi pelo y me lo peinó.
—Esto es fantástico —le dije—, pero ten en cuenta que te voy a dejar usar mi cuerpo para que entres en la oficina de Lara, no para que me hagas un cambio de imagen. Además, si voy por ahí con esta pinta, todo el mundo sospechará que he hecho magia. O se preguntarán cómo me las ingenié para traer una plancha a Hex Hall.

Era extraño eso de fruncirme el cejo a mí mismo.

—Eres tan irritante cuando tienes razón… —se quejó Elodie, agitando la mano y devolviendo mi pelo a su forma natural.

Kai y yo les contamos a Luhan y a Cal lo que habíamos descubierto en el sótano y entre todos decidimos que la mejor opción era colarnos en la oficina de Lara.

—Seguro que allí encontraremos algo —planteó Luhan—. Tal vez el hechizo que los ha convertido a todos en demonios. O el grimorio.

—O tal vez una carpeta que diga «Mi plan diabólico» —sugerí—. Eso sería genial.

Dedicamos tres días a pensar una estrategia para entrar en la oficina. Al final decidimos que Cal iba a distraer a Lara con preguntas acerca de sus poderes y de cómo podían ser útiles a la causa, mientras que Luhan y Kai iban a ocuparse de vigilar a la señora Casnoff. Y puesto que la única actividad de nuestra ex directora era dar vueltas en círculo alrededor del estanque, no puede decirse que lo tuviera muy difícil. Elodie y yo estábamos encargados de la parte más complicada: ella iba a usar la magia para entrar en la oficina y buscar cualquier pista que pudiera ayudarnos a vencer a las Casnoff. No era exactamente el desembarco en Normandía, pero era un buen plan.

—Me siento rara mirándome al espejo y viéndote a ti —confesó Elodie.

—Vale, ya nos hemos dicho mil veces que es horrible para ambos.

¿Podemos irnos ya? No nos sobra el tiempo.

Suspiró y se apartó del tocador. En ese momento me pareció que el espejo se ondulaba.

—¿Has visto eso en el espejo?

—Lo único que veo es a mí o, bueno, a ti —contestó Elodie agitando la mano—. Tú ya me entiendes.

Miré el espejo con atención. Elodie tenía razón. No había nada raro.

—Habrá sido un efecto de la luz —sugerí—. Perdón.

—A lo mejor —convino Elodie abriendo la puerta.

Salimos al corredor. Había un grupo de brujas acurrucadas en un sofá, con las cabezas muy juntas. No era la primera vez que las veía. Me dije que quizá no éramos los únicos que tramaban algo.

—No me hagas mover las caderas cuando camino —le pedí a Elodie—. Basta ya.

Ella no dio muestras de oírme.

La casa estaba muy silenciosa. Habíamos terminado de cenar hacía una hora y era la puesta de sol. Todo el mundo debía estar encerrado en su habitación después de la puesta de sol, lo que significaba que teníamos que darnos prisa.

Cuando entramos en el vestíbulo principal mi corazón comenzó a latir con fuerza. De la enorme ventana se habían desprendido más trozos de cristal. Ahora al ángel que había creado a las brujas y a los brujos le faltaba la cara. Al pasar junto al cristal me estremecí.

Cuando llegamos a la oficina de Lara, Elodie puso mi mano sobre el pomo de la puerta. Pude sentir cómo la magia corría a través de mi brazo.

Spell Bound [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora