O sea, que ni las heridas en la cabeza, ni el haber descubierto hace apenas media hora que soy parte de este delirio de familia ni el hecho de tener una experiencia limitadísima en el manejo de armas harán que me libre de mi turno de vigilancia ─me quejé a Finley y a Izzy en la puerta trasera.
Papá había tratado de interceder por mí alegando que era mejor que yo no saliera esa noche, que necesitaba descansar. La verdad es que me habían pasado muchas cosas en las últimas horas, eso sin contar con mi reciente descubrimiento: que yo también era un Brannick. Pero Aislinn dijo que me daba diez minutos para ducharme y vestirme . Luego me dio una taza de ese líquido con sabor a pino.
La ducha hizo que me sintiera un poco mejor, aunque hubiera preferido que saliera agua tibia del grifo. La ropa de me quedaba un poco larga y ajustada, pero, por lo menos, así podía quitarme de encima la ropa sucia y polvorienta que llevaba desde que había salido de Thorne Abbey.
Colgué la estaca de uno de los agujeros de mi cinturón, rezando para no seccionarme una arteria mientras maniobraba con ella. Después tomé unos sorbos de líquido de color verde antes de bajar. Aunque tenía un pésimo sabor, la verdad es que tenía un efecto maravilloso. Me llevé la taza conmigo y bebí un poco más al encontrarme con Izzy y Finley.
Izzy soltó una risotada y comentó:
─Si te decapitan, podías librarte del próximo turno.
Sonreí, lo que me valió una mirada torva de parte de Finley.
─Sé que debe resultarte difícil, después de estar acostumbrado a que las hadas te hagan el trabajo sucio, pero así es como hacemos las cosas por aquí ─dijo, arrojándome una mochila negra.─Se ve que no conocéis muchas hadas si pensáis que son capaces de hacer algo siquiera remotamente sucio ─señalé.
─Conocemos montones de hadas ─replicó Finley encogiéndose de hombros.
Izzy la miró sorprendida. Qué me importaba a mí si eso era cierto o no. Ya tenía yo suficiente con mis propios dramas familiares. Aunque, pensándolo bien, Izzy y Finley eran también parte de mi familia. Demonios por parte de mi padre y cazador de Prodigium por parte de mi papá. No es extraño que todo me saliera torcido.
Finley se dio la vuelta hacia la puerta, que tenía echados un sinfín de cerrojos. Giró una ruedecilla y otra y, con una llave que llevaba colgada al cuello, desenganchó un pestillo.
─Vaya, no quisiera ver tu taquilla de la escuela. Te debe llevar una eternidad ─dije, bromeando, pero Izzy no le encontró la gracia.
─No vamos a la escuela ─repuso. Había algo tan triste y serio en su tono de voz que no tuve el coraje de decirle que había sido una broma.
Finley empujó la puerta con la espalda y la abrió con un crujido siniestro. Salimos a un espacio externo que parecía un patio de juegos diseñado por ninjas. Había dos bancos de ejercicios de casi dos metros de altura, una barra y una pesada jaula de hierro en el mismo borde del patio. No muy lejos se elevaban dianas de distintos tipos. Una de ella tenía flechas clavadas; otra tenía retorcidas hojas de cuchillo y una tercera, montones de estrellas.
Alrededor del claro crecían unos árboles más allá de los cuales divisé otras estructuras. Izzy señaló con la cabeza hacia el punto que estaba mirando.
─Son tiendas de campaña. Este lugar fue construido en los años treinta, cuando las Brannick todavía éramos muchas. Este lugar se usaba para los encuentros o la reunión de todas las Brannick.
─Cállate, Iz ─ordenó Finley─. Ello no es una de las nuestras, maldita sea. No le cuentes nuestros rollos, ¿vale?He de confesar que en realidad, Finley no dijo ni «maldita sea» ni tampoco
«no le cuentes nuestros rollos», al menos no exactamente. Unos meses atrás le habría respondido con un comentario airado, pero esa vez preferí dejarlo pasar y dedicar mi atención a Izzy, con la esperanza de que me contara más cosas sobre las Brannick.
Los rayos del sol poniente hicieron brillar la pequeña esmeralda que Izzy llevaba colgada alrededor del cuello y ello me trajo a la mente la imagen de la piedra de sangre de Luhan hecha añicos sobre el suelo de Thorne Abbey. Traté de alejar ese recuerdo de mí.
─Normalmente Finley no actúa así. Quiero decir, es cierto que suele ser antipática, pero las palabrotas son algo nuevo.
Me daban ganas de sacudirle el pelo, pero algo me decía que mi gesto no le caería en gracia. Por eso, me encogí de hombros y dije:
─No es eso. Estaba pensando en… olvídalo. De todos modos, no me extraña que Finley no esté de buen humor.
Finley cruzó airada el claro y se internó entre los árboles. Los últimos rayos del sol le iluminaban su pelo cobrizo. Me eché la mochila al hombro y su hermana y yo nos pusimos en marcha tras sus pasos.
─¿En qué consiste exactamente esto de patrullar? ─le pregunté a Izzy.
─Tenemos que asegurarnos de que no haya ningún Súper en el bosque.
─¿Por qué debería haber un Súper en el bosque? ¿Y qué significa Súper?
¿Viene de supernatural? ¿Es así como te refieres a nosotros?
Izzy ni tan siquiera se dignó a mirarme. Tal vez fuera debido a un efecto de luz, pero me pareció que las puntas de sus orejas adquirían un tono rosado.
─Es una palabra que inventé ─explicó. Me alegré de que estuviera dándome la espalda y que no viera mis esfuerzos para contener la risa.
─Me gusta.
Izzy se volvió para mirarme. Me aseguré de ofrecerle la expresión más seria y reconcentrada posible.
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Spell Bound [Kaisoo]
FantasíaJusto cuando Lee Kyungsoo empezaba a aceptar sus extraordinarios poderes mágicos como demonio, el Concilio Prodigium se los arrebata. Ahora se encuentra solo, indefenso y a la merced de sus enemigas, las Brannick. O al menos así lo cree Kyungsoo, h...