Cuando la puerta se cerró detrás de Aislinn, Papá se cubrió la cara con las manos y suspiró. Me tomé el resto de la bebida de Aislinn. En seguida me encontré mejor y bastante más animado, aunque tenía la sensación de haber pasado la lengua por el tronco de un pino.
Por lo menos, ese sabor asqueroso en mi boca me distrajo un poco. Era un buen medio para evitarme el tener que pensar en cosas desagradables. Por ejemplo, que había vivido durante toda mi vida en una mentira. O qué había pasado durante esos misteriosos diecisiete días, o en el fantasma que habitaba mi cuerpo.
De repente eché mucho de menos a Luhan. Quería estrecharle la mano y oírle uno de esos comentarios suyos que volvían divertida cualquier situación, por muy penosa que fuera.
También echaba de menos a Kai. De haber estado a mi lado en ese momento, probablemente habría levantado una ceja de ese modo tan sexy y a la vez molesto que le era propio y habría hecho alguna broma subida de tono sobre mis nuevos vínculos con Elodie.
Y Cal. Casi seguro que él no habría dicho nada, pero su sola presencia me habría hecho sentir mejor.
Y papá...
—Kyungsoo —dijo papá sacándome de mi ensoñación—. Ni siquiera sé por dónde empezar. —Me miró con los ojos enrojecidos—. Quise contártelo muchas veces, pero todo era demasiado complicado. ¿Me odias?
Tomé aire antes de contestar:
—Claro que no. Aunque, vale, tampoco puede decirse que explote de felicidad. Por el momento me reservo el derecho a enfadarme contigo más tarde. Ahora estoy demasiado contento de verte y me da lo mismo lo que seas. Y sería igual incluso si me dijeras que eres un ninja secreto que
viene del futuro para borrar de la faz de la Tierra a todos los gatitos y hacer añicos el arco iris.
Papá sonrió.
—Te he echado mucho de menos, Kyungsoo. Nos dimos un gran abrazo.
—Quiero que me cuentes toda la historia —dije—. Que pongamos todas las cartas sobre la mesa.
Papá asintió.
—Por supuesto, después de hablar con Aislinn. Me deshice de su abrazo y lo miré fijamente:
—¿Qué parentesco tienes exactamente con ella? Son primos o...
—Somos hermanos.
Me le quedé mirando sin poder creer lo que estaba oyendo.
—Un segundo. Entonces eres de verdad un Brannick. Pero no tienes el pelo rojo...
Mi papá se levantó de la cama y recogió su cabellera en un moño.
—A esto se lo llama teñirse, Kyungsoo. Y ahora vamos. Aislinn no está en su mejor día.
—Sí, lo he notado —dije apartando las mantas de la cama.
Papá y yo salimos a un oscuro corredor que me trajo recuerdos de Thorne Abbey y de sus numerosos pasillos y habitantes. Todavía me resultaba difícil creer que un lugar tan grande hubiera desaparecido.
Bajamos por una escalera que terminaba en un arco, más allá del cual reinaba una total oscuridad. ¿Es que esa gente estaba en contra de la luz eléctrica?
A través de las penumbras vi una antigua nevera de color verde y una mesa de madera bajo una ventana mugrienta. El aire olía a café y alguienhabía dejado un bocadillo a medio comer sobre la barra. Por lo demás, la cocina estaba vacía.
—Estarán en el Salón de la Guerra —supuso papá hablando para sí mismo.
—Alto ahí —dije——. ¿Has dicho en el Salón de la Guerra?
Pero mi papá siguió de largo y desapareció detrás de un recodo. Yo fui tras el, tratando de ver al mismo tiempo cómo era la casa. La palabra que me vino a la mente fue «espartana», En Thorne había montones de cosas: cuadros, tapices, adornos, armaduras aterradoras... de hecho estaba llena de tantos objetos, que no dabas abasto a mirarlos todos. En cambio, en la residencia de las Brannick, había sólo lo estrictamente necesario. Jolín, incluso algunas cosas que cualquiera consideraría de primera necesidad parecían faltar. Como un cuarto de baño, por ejemplo.
No había ventanas. Tan sólo unos fluorescentes que colgaban del techo y que esparcían una luz enfermiza sobre el mobiliario. Y cuando digo mobiliario me refiero a un sofá bastante sucio de tela marrón, unas cuantas sillas de metal, un par de estanterías rebosantes de libros, unas cajas de cartón y una enorme mesa de madera cubierta de papeles.
Oh, y las armas, claro.
De punta a punta de la habitación, había una aterradora cantidad de instrumentos mortales. Cerca del sofá, conté por lo menos tres ballestas. Sobre una de las estanterías había un montón de lo que, a simple vista, parecían estrellas ninja arrojadizas.
Izzy estaba sentada en el sofá, cruzada de piernas y absorta en la lectura de un libro. Traté de imaginarme el título. Probablemente se titulara Cacería de monstruos para principiantes, o algo por el estilo. Aisllnn y otra chica de mi edad estaban inclinadas sobre la mesa, y parecían estar muy concentradas estudiando algo de un libro. Cuando mi madre y yo entramos en el Salón de la Guerra, las dos levantaron la cabeza para mirarnos.
De la cintura de la chica colgaba una linterna enfundada. De modo que ésa era Finley, la Guerrera de las Linternas.
ESTÁS LEYENDO
Spell Bound [Kaisoo]
ФэнтезиJusto cuando Lee Kyungsoo empezaba a aceptar sus extraordinarios poderes mágicos como demonio, el Concilio Prodigium se los arrebata. Ahora se encuentra solo, indefenso y a la merced de sus enemigas, las Brannick. O al menos así lo cree Kyungsoo, h...