Capítulo 12

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Ala mañana siguiente tuve el desayuno más raro de mi vida. Sentados a mi alrededor estaban mi papá, mi padre, las tres Brannick y Cal. Ah, y Torin. El menú no fue gran cosa: unas simples galletas con mantequilla en el Salón de la Guerra y listo.
No podía dejar de darle vueltas a las palabras de Elodie. ¿Realmente creía yo en mis posibilidades de derrotar a las Casnoff?
—Tú tienes que saber algo —le dijo Aislinn a Torin.
—Ya te lo dije —contestó éste—. Esas mujeres están escondidas en su maldita isla.
—¿Y dónde está la isla? —preguntó Aislinn.
—En el maldito océano —respondió Torin, levantando las manos con hastío—. No sé por qué no la podéis encontrar: está en el mismo lugar de siempre.
—Cómo te he dicho, Aislinn —habló mi padre—, estoy convencido de que han escondido la isla de Graymalkin.
Estaba apoyado en una silla plegable. A su lado estaban Cal y mi papá. Cuando Cal y yo cruzamos nuestras miradas, afloró en mi mente el recuerdo de la noche anterior: mis dedos aferrándose a su camiseta y mi boca contra la suya.
Volví mi atención a Torin y dije:
—Así que las Casnoff están en Hex Hall, rodeadas probablemente por su ejército del mal. ¿Qué creéis que están haciendo aquí? ¿Montando una fiesta de mil demonios?
Como nadie más contestó, agregué:

—No lo habéis pillado. He dicho una fiesta de mil demonios porque ellos son... eh... nada, olvidadlo.
—Yo lo he pillado —señaló Izzy, en susurros. Le agradecí el comentario con una sonrisa.
—No les puedo decir qué están planeando —dijo Torin, frunciendo el cejo—.
Únicamente sé dónde están. No sé todas las cosas. Sólo que este chico — me apuntó con un dedo— es la clave para vencer a las Casnoff y evitar que su ejército de demonios elimine a las especie humana de la faz de la Tierra.
«O bien para convertirme en el líder de esos demonios», pensé. La idea hizo que se me revolviera el estómago. Torin me guiño el ojo. Me pregunté si se trataba de un simple gesto o es que era capaz de leer mis pensamientos.
Tratando de hacer a un lado los pensamientos sombríos, manifesté:
—El Ojo tampoco sabe nada.
Todos se me quedaron mirando, atónitos.
—Anoche vi a Kai —agregué, con la misma naturalidad que si me lo hubiera cruzado en un Starbucks—. Usó una piedrecilla de comunicación y me buscó para... eh, decir: «Hola, aquí estoy».
—¿Y ahora nos lo dices? —me recriminó mi padre.
—Bueno, cuando he bajada a desayunar estabais hablando con Torin — me excusé—. Es la primera ocasión que tengo de contároslo. Además, Kai no sabe mucho más que nosotros. No pensé que fuera demasiado importante. Sólo nos vimos durante unos minutos.
—¿En tu habitación? —preguntó mi papá levantando una ceja.
—Pero ¡fue un encuentro incorpóreo —me excusé de nuevo— y muy fantasmal! Apto para todos los públicos,  lo juro.
—¿Tu novio es un miembro del Ojo? —preguntó Finley sin poder creer lo que estaba escuchando.
Mi padre se aclaró la garganta y se apresuró a decir:

—En cualquier caso, ésa es una información muy valiosa. Significa que todos estamos igual en lo que a las Casnoff se refiere.
—Exacto —concedí—. Nadie sabe lo que va a pasar. Perdona, pero no veo qué tiene eso de positivo, papá.
—Entonces, ¿qué hacemos? —planteó Finley—. ¿No sentamos aquí a esperar que las Casnoff hagan algo?
—Podemos ir a Lough Bealach —propuso Aislinn.
—¿Es un sitio real o te has atragantado con una galleta? —pregunté. Me gané una mirada asesina.
Mi padre hizo un ruido extraño. Estuvo a punto de echarse reír, pero lo disimuló con una tos.
—Lough Bealach es un lago de Irlanda. Antes era el lugar sagrado de la familia Brannick, según tengo entendido.
—Nuestro lugar más sagrado —aseveró Aislinn—. Éramos las encargadas de protegerlo.
—¿Y por qué necesitaba protección?
—Porque es, supuestamente, una puerta al inframundo —contestó mi papá.
—Si vamos a luchar contra un ejército de demonios, necesitamos una gran cantidad de Cristales del Demonio —planteó Aislinn—, y el inframundo es el único lugar donde podemos conseguirlos.
—Cuando hablan del inframundo ¿Se refieren literalmente al Infierno — pregunté.
Todos me ignoraron.
—No podremos entrar —declaró Finley—. Ninguna de nosotras sobreviviría a un viaje al inframundo. Se necesita una magia negra muy poderosa para lograrlo. Si Kyungsoo conservara sus poderes, tal vez lo conseguiríamos, pero sin ellos...
Finley meneó la cabeza decepcionada.

Spell Bound [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora