—¡Oh, Dios mío! —musitó Luhan.
—¡Maldita sea! —exclamé yo en voz baja. Kai dijo algo peor que no voy a repetir.
Alguien entre la multitud (creo que fue Taylor) gritó:
—Pero ¡si la escuela está cerrada! Todo el mundo dice que…
La interrumpió una de las hadas que se elevó por encima de las cabezas de los presentes y dijo en voz alta y clara:
—Usted no tiene ningún derecho a traernos aquí. Las hadas ya no pertenecen a la alianza Prodigium. En nombre de las Cortes Seelie, le exijo que nos envíe de regreso a casa.
La que hablaba era Nausicaa. Siempre lo hacía como si estuviera ensayando una obra de teatro.
—¿Las hadas han roto la alianza? —me preguntó Luhan al oído—. ¿Sabías esto?
Negué con la cabeza. La señora Casnoff envolvió a Nausicaa con su mirada. No importaba que pareciera vieja y decrépita, todavía era capaz de dar miedo con la mirada.
—Las alianzas y los tratados no tienen ningún tipo de valor en Hécate Hall. Los alumnos solamente deben lealtad a la escuela—afirmó la señora Casnoff con una sonrisa parecida a una mueca—. Así está escrito en el código que firmaste cuando los sentenciaron aquí.
Recordaba ese código: un grueso panfleto que apenas leí antes de garabatear mi nombre en él. De repente deseé poder volver el tiempo hacia atrás y encontrarme con el Kyungsoo de ese momento para decirle que tenía que leer las cosas antes de firmarlas.—Estoy segura de que todos tienen muchas preguntas —comentó la señora Casnoff de manera eufemística—, pero por ahora vayan a sus habitaciones. Tendréis que esperar hasta la asamblea de esta noche para recibir más explicaciones.
—¡Esto es una estupidez! —vociferó alguien. Me puse de puntillas y vi a un chico de pelo rojizo.
—Evan —murmuró Kai. La multitud se alejó de él.
—¿Cómo dice, señor Butler? —preguntó la señora Casnoff, con un tono de voz más parecido a su tono de voz anterior y menos al de una anciana frágil.
—El Ojo y las Brannick nos han estado exterminando a todos y la escuela ha desaparecido, ¿y ahora empieza un nuevo año escolar?
No se oía ni una mosca. Todo el mundo permanecía mudo y quieto. El viento había cesado y no era perceptible el canto de los pájaros ni el lejano rumor del océano. Parecía como si toda la isla estuviera conteniendo la respiración.
—¡Basta! —atajó la señora Casnoff—. Como he dicho, todas las preguntas serán respondidas en la asamblea de esta noche.
—¡No! —chilló Evan—. No pienso moverme de aquí hasta que alguien me explique qué está pasando. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué estamos en Hécate Hall?
Evan levantó un dedo en dirección a Kai, y casi todo el mundo se nos quedó mirando. Kai parecía muerto de aburrimiento, pero de repente el hematoma en su mejilla se volvió más oscuro, en contraste con su piel blanca.
—Señor Butler —recalcó la señora Casnoff irguiendo la espalda—. He dicho basta.
—¡Váyase al diablo! —espetó Evan resoplando.Una chica que estaba junto a Evan (una bruja que creo que se llamaba Michaela) le puso una mano en el brazo y le dijo algo, pero él se la quitó de encima.
—De ninguna manera voy a malgastar otro año en esta mansión ruinosa, escondido de todo el mundo. Mucho menos ahora que la guerra se acerca.
Evan se abrió paso entre la multitud. Sus pisadas levantaron el polvo del camino de grava.
—Señor Butler —llamó la señora Casnoff a modo de advertencia. Esta vez su voz sonaba francamente irritada.
Evan no se volvió.
—¿Qué diablos piensa hacer? ¿Nadar hasta tierra firme? —susurré.
Evan había llegado a la gruesa pared de niebla que rodeaba la casa. Levantó los hombros, apretó los puños a ambos lados del cuerpo y tiró con sus dedos un par de chispas que murieron casi en el acto con un sonido de explosión leve, como si hubieran salido de un petardo mojado.
A mi lado, Kai movió los dedos para hacer magia y le pasó exactamente lo mismo.
—Al parecer los poderes no están permitidos aquí —murmuró.
Miré a Evan a la espera de que regresara hacia nosotros. En vez de eso, se metió entre la niebla. Por un momento se quedó allí, congelado en medio de la neblina gris.
—¿Qué está pasando? —pregunté al mismo tiempo que Kai me cogía de la mano.
Entonces Evan comenzó a gritar. De la niebla emergieron unos tentáculos que rodearon el cuerpo del brujo. Un tentáculo le tiró del brazo y otro lo rodeó el torso. Un tercer tentáculo le cogió de la cabeza. Y, de pronto, Evan desapareció.
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Spell Bound [Kaisoo]
FantastikJusto cuando Lee Kyungsoo empezaba a aceptar sus extraordinarios poderes mágicos como demonio, el Concilio Prodigium se los arrebata. Ahora se encuentra solo, indefenso y a la merced de sus enemigas, las Brannick. O al menos así lo cree Kyungsoo, h...