Capitulo 23

222 50 5
                                    

Antes de que la puerta se abriera del todo, Elodie cogió el grimorio y lo escondió detrás de la espalda. Cuando el libro tocó mi piel, ambos dimos un respingo. La magia que emanaba del libro se sentía como una pequeña descarga eléctrica. Tenía la piel de gallina.

Dejé la situación en sus manos. De haber tenido que ser yo el que hiciera frente a ese imprevisto, seguro que habría tumbado un montón de cosas y habría hecho un ruido infernal. Sin embargo, ella cerró suavemente el cajón sin hacer ruido y se recostó en la silla de Lara como si fuera de su propiedad. Yo ya empezaba a inventarme una excusa cuando Cal asomó la cabeza por la puerta. Ambos respiramos aliviados.

—Oh, eres tú —exclamó Elodie.

—He entretenido a Lara todo lo que he podido —informó él frunciendo el cejo—. Me ha dicho que se iba al invernadero. He venido a echaros una mano.

Elodie se puso en pie.

—Está bien —convino—. Ya he encontrado lo que estaba buscando.

«¿Cómo? —le pregunté a Elodie—. Nosotros dos lo hemos encontrado.» Esta no me respondió.

—Gracias por venir a avisarnos —le dijo a Cal con una sonrisa.

Él me miró con una de sus expresiones inescrutables. Me pregunté si la tendría patentada.

—¿Eres Kyungsoo o Elodie?

—Soy yo —contestó Elodie encogiéndose de hombros—. Ella se ha esfumado en cuanto has abierto la puerta.

«¡¿Qué estás haciendo?», le grité todo lo fuerte que pude. Ella irguió un poco la espalda y cogió el brazo de Cal.

—Vamos, salgamos de aquí.

Subimos la escalera arriba. El grimorio vibraba contra mi espalda. Mis dedos se aferraron al brazo de Cal. Traté de impedir que Elodie siguiera adelante.

«Basta ya, Elodie. Dile que eres tú o sal inmediatamente de mi cuerpo.»

Llegamos a la tercera planta, que estaba vacía. Ella llevó a Cal mi habitación.

«Confía en mí —dijo ella al fin—. Te estoy haciendo un favor.»

Elodie abrió la puerta de mi habitación y le hizo un gesto a Cal para que entrara con ella. Él dudó unos instantes. Por un momento creí que se había dado cuenta de que yo no era yo. Pero al final entró con ella. Luhan no estaba y Elodie se sentó sobre la cama, con las piernas cruzadas. Cal cerró la puerta suavemente detrás de él.

—¿Has encontrado algo? —preguntó en voz baja.

—Claro que sí. He encontrado el grimorio.

—¿El grimorio? —repitió él parpadeando incrédulo—. ¿Cómo?

—Estaba dentro de un cajón del escritorio de Lara. Oye, ¿alguna vez te has preguntado por qué a la señora Casnoff la llamamos señora Casnoff? Es decir, si Casnoff era el nombre de su padre, deberíamos llamarla señorita,

¿no?

«No puedo creer lo que estás diciendo», dije.

—Oh, es que se casó hace mucho tiempo, pero los Casnoff mantienen su apellido. Es una tradición o algo así —explicó Cal frotándose la nuca—, pero hablemos del grimorio.

—¿Crees que su matrimonio fue concertado, como el nuestro? —preguntó Elodie acercándose tanto a él que pude verme reflejado en sus ojos. Y por estúpido que pueda sonar, me sorprendió verme a mí mismo. Estaba seguro de que iba a ver a Elodie. Pero me equivocaba.

Spell Bound [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora