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-Es solo un amigo- rió la joven abrazada a su cuerpo- ni eso creo que es, es un conocido

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-Es solo un amigo- rió la joven abrazada a su cuerpo- ni eso creo que es, es un conocido.

-Es un alivio saber eso, señorita-acarició con su mano la cintura de Rebekah.

-¿Por qué es un alivio, Jasper?- preguntó divertida Rebekah.

-Porque así tengo una oportunidad con usted, señorita- respondió con mucha coquetería.

-Anda muy coqueto, Señor Hale- dijo entre risas la castaña.

-Quizás, quizás, quizás sea la noche o el vestido que usted está usando esta noche, enciende todos mis sentidos- respondió haciendola girar.

Rebekah se quedó sin palabras, se reprochó no poder seguir el juego de coquetería con Jasper, se reprochó seguir siendo una niña a comparación de Jasper.

La noche pedía más tiempo para el nuevo amor que se estaba formando en la pista de baile, bailaron hasta pasada las 2:00AM, ante los ojos de los invitados, eran una pareja muy hermosa y divertida.

Bailaron al compás de muchas canciones, sin sentir cansancio, bueno al menos Rebekah, recién sintió cansancio, cuando estaba recostada en el asiento tracero del carro de su tía rumbo a su casa.

Jasper Hale cuando bailaba con la joven humana, solo ahí supo que quería bailar con ella el resto de su inmortalidad, quería reír con ella el resto de su inmortalidad.

Cuando se despidió de su Rebekah sintió que algo le arrancaban del pecho, estaba jodido, ese baile los había unido muchísimo.

-Por cierto Jazzy, llámame Rebekah- besó su mejilla como despedida.

Ese dulce beso en su mejilla, sigue grabado en su piel, su calor corporal tan tibio, tan caliente y su dulce aroma a flores y frutas, todo era un delirio para él.

Estaba decidido a comenzar a intentar formalizar algo con Rebekah, después de todo la vida le estaba dando en bandeja de plata a su Tua cantante y no iba a desaprovechar esta oportunidad.

Sus sentidos animales parecían controlarse con el llamado de la sangre de la joven, no iba a negar que su sangre era atrayente, pero con toda la experiencia ajena con su hermano, ya sabía cómo reaccionar.

Y por primera vez, por primera vez, el mundo parecía ponerse a su favor, y tenía que aprovechar eso.

Ya mucho ha sufrido, como para volver a sufrir más.

-Te lo mereces- había dicho su hermano Edward antes de marcharse con Bella a sus vacaciones matrimoniales.

Ese pequeño mounstro comegalletas es lo que el mundo había preparado, su segunda oportunidad para ser feliz y él en verdad estaba comenzando a sentir algo pequeño y loco en su ser cada vez que la veía.

No podía dejarla ir, oh no, claro que no, nunca en su vida había sentido tantos celos al ver al can tocando la cintura de la que iba a ser suya, nunca ni en su vida humana, ni en su relación con la inmortal María.

Ella era, su calmante, ella era su nueva droga, ella era su nueva necesidad, la necesitaba para ser feliz, los sentimientos siempre de alegría que desbordaba lo hacía feliz.

Incluso dormida desbordaba felicidad, paz, tranquilidad, eso que ahora solo sentía con ver y estar cerca de ella, admiraba y velaba sus sueños.

Su respiración tranquila y constante, los latidos del corazón, todo, todo lo que le causaba era nuevo, pero a la vez hermoso, no podía encontrar una palabra que describa lo que él siente.

M O O N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora