M O O N||

Chapter | 0 5 |

Estoy aquí nuevamente, rogando solo una oportunidad más, observo tu rostro entre delirios, entre lamentos te llamo: Jasper... Vuelve.

Soy una sombra de lo que fui, te fuiste, dejando mi alma en pena, soy solo una sombra, te extraño, no se si sobreviviré. 

Eres un bello huracán, arrasaste con todo, lo hiciste cariño.

Admito que temo por mi, entre murmullos escucho la voz de las personas, preocupados.

Las flores se marchitan con mis pasos.

Sueño con Eros todas las noches, y en las mañanas Apolo me abraza cálidamente, intentando subir mi ánimo.

No quiero sentirme sola.

-¿Y Jasper?- pregunté después de tanto tiempo a tu madre.

Me observo como últimamente todas las personas lo hacen: TRISTES.

-¿Rebekah?- pregunto una voz atrás mio, la voz de terciopelo de Edward- Necesito hablar contigo.

Comenzó a caminar en dirección al bosque, miré  al rostro de Esme, sus ojos estaban tristes, me observaban pidiendo disculpas.

Alzaba un poco mi cabeza, para poder observar el cabello cobrizo de Edward, avanzó hasta llegar a una casa, muy rustica, muy bonita, diría hogareña, pero la casa es lo de menos, cuando estas con las personas que amas. Jasper, te amo, y nunca te lo dije.

-Seré sincero...-tomó una gran pausa, su rostro serio, sus labios fruncidos-...Jasper se fue.

Esto destrozo por completo mi alma, ¿qué? ¿se había ido?, mis ojos se llenaban de lágrimas, y negué con la cabeza, intentando convencerme de algo que sabía que era verdad, pero una pequeña parte de mi, esperaba encontrarlo.

-¿A donde?- su voz salio agonizante sin poder evitarlo.

-No lo sabemos...- lo que estaba por decir, acabaría de destrozarla, rompería su corazón- Se fue con Alice- apretó sus puños, a Edward le dolía ver a la niña de esa manera, escucho los pasos de su esposa, la miro de manera breve, su rostro contraído de dolor, al ver a Rebekah.

-El...Ella...- lagrimas caían por sus ojos- ¿Ellos..?- a pesar de su mente estar bloqueada en esos momentos, Edward sabía lo que iba a preguntar.

-Sospechamos que si...

-¿Hice algo mal?- esa era una de las interrogantes, que estaban en la lista de preguntas, que no la dejaban salir del pequeño hueco de la depresión.

-No, no hiciste nada mal...Créelo, por favor, fuiste la persona más perfecta para él.

Asentí a sus palabras, le murmure un: gracias... Caminé, pero no era consciente de mis pasos, arrastraba mis pasos, al llegar a casa de los Cullen, todos estaban ahí, todos menos dos, todos menos mi corazón, mi alegría, mi alma gemela.

-¡TITA!- gritó energética Rennie, la observe, estaba en los brazos de Rosalie, Emmett dio unos cuantos pasos hacia mi, pero me subí de manera rápida al volvo negro.

-No podemos dejar que te vayas así...-escuché la voz, en un tono alto para que escuche, de Carlisle.

Solo arranque, quería salir de ahí de manera rápida, quería llegar a casa, los radares de la carretera, no podían ni estabilizar la velocidad exacta con la que iba.

Sonreí con lagrimas en los ojos, ¿Qué es esto que siento?

Recuerdos nadan en mi mente, no era consciente de lo que estaba haciendo, quería gritar de dolor y frustrada, exactamente eso hice.

El exceso de velocidad, me hizo recordar a él, sonreí con dolor, con el más grande dolor que podía guardar en mi corazón.

Gire el volante en una curva, llena de árboles.

Desearía no haber hecho eso nunca.

Las llantas del carro patinaron, no tenía control al conducir...

No había freno, no podía controlar el volvo.

Paso, lo que tenía que pasar, el volvo, choco contra un árbol, haciendo añicos la parte de adelante de manera sorprendente.

Mi cabeza golpeó contra el volante, dejándome en un estado de total aturdimiento, comencé a sentir la bolsa suave del carro, cuando ocurre un choque, veía borroso, me sentía débil, y comencé a dejar de tener aire.

Por suerte, alguien encontraría el carro, todo estaba en la suerte.

Escuché mucho ruido, sirenas y voces, escuche jadeos llenos de terror...

Carlisle suspiró al llegar al hospital, se sentía mal por la pequeña Rebekah, la calma del hospital, más de lo normal, no prevenía nada bueno, escucho los ruidos de las sirenas de ambulancia antes de llegar a su consultorio, se dirigió a la fuente del ruido.

Sacaban el cuerpo de una adolescente, inconsciente, tenía una mascarilla de oxígeno, estaban intentando reanimarla. Reconoció ese olor, sus ojos se pusieron negros por un momento, pero la preocupación fue mas grande, se acerco con cautela, rogando que no sea ella.

-¡QUINCE AÑOS, ACCIDENTE EN LA AUTOPISTA!- gritó el paramédico avanzando en frente de él, se quedo totalmente en shock, era ella, las enfermeras lo veían extrañada, al avanzar hasta la joven, pero él seguía ahí.

Corrió a una velocidad un poco más rápida que la de un humano, al llegar vio el rostro lleno de sangre de Rebekah- Es mi nuera, yo me encargo- hablo con voz firme, las enfermeras y los dos doctores que se encontraban en la sala, dieron un pequeño respingo al escuchar la voz de Cullen, pero más por lo que dijo.

-¿Estas seguro, Carlisle? Es un familiar tuyo- preguntó el Dr. Swill.

-Necesitamos estabilizarla, esta perdiendo sangre de manera rápida- ignoro totalmente lo dicho por su colega- Alguien avise a Caroline, es su sobrina- comenzó a abrir su pecho, habían pequeños pedazos de vidrio incrustados en el.

Jackie fue la que salió a avisar a Caroline Maxwell, al escuchar la noticia, corrió a la sala de operaciones, a ayudar a Carlisle, era cirujana después de todo.

Entre los dos comenzaron a trabajar, sin decir nada, con un solo pensamiento estabilizar a Rebekah. 

-Te agradezco, Cullen- dijo después de 5 horas en quirófano, se estaba lavando las manos y estaba muy tensa- A pesar de todo te agradezco.

-Rebekah es importante para mi familia- murmuro con demasiada seriedad.

-¿Y nosotros protegemos a nuestra familia?- inquirió sarcástica- Sigue siendo tu hijo...Y Rebekah fue la pareja de él... Buenas noches, Cullen- salió de la habitación de desinfección, con una toalla en mano.

Carlisle apretó sus manos en el lavadero, al punto de llegar hacerle pequeñas grietas.