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Caroline venía pisando mis talones al entrar a casa tener una hermana en ocasiones es un fastidio.

-¡Para!- grité al entrar a casa.

-¡No! Absolutamente no- me abrazaba de forma cariñosa.

Reímos fuertemente, nuestras risas fueron calladas al verlo sentado en un sillón negro de cuero, que no había antes en la sala.

-Mi señor- se inclinó de manera rápida Caroline.

Imite su acción sin decir nada más, el callado dios, era alguien de temer.

-¿En qué podemos servirle?- pregunté con solemnidad, mire a mi hermana que también estaba en posición de adoración.

Se aclaró su garganta- Como sabrán... - nunca antes habíamos escuchado su voz, su voz es la más suave de todo el Olimpo, podía causarte orgasmos con sólo escucharla- Su sobrina necesita un protector... Y aquí estoy-es una persona de pocas palabras.

-Mi señor Eros, ¿será usted su protector?- preguntó con miedo Carolina.

Miedo a ofender, miedo es lo que más personas sentían al ver a Eros, el dios que duró siglos sin hablar luego de que su esposa decidiera estar con su protegida, causándole dolor y muchas burlas frente a los demás dioses... Apolo fue su guía y su mejor amigo durante esos duros momentos en las cuáles pagó muy feo el Karma.

Solo asintió en dirección a mi hermana, volvió al silencio, eso es lo que todos sabían de Eros, solo silencio al pasar los siglos, fueron pocos los que conocían la historia de él y el dolor por la cual pasó.

Si hay alguien a quién se olvido completamente de mencionar Nathaniel, cómo los que no han protegido a alguien más, ese sería Eros.

Eros, hijo de Hermes y Afrodita, en sus tiempos de oro era conocido por ser uno de los dioses más  alegres y juguetones, al ocurrir su tragedia cambió, frío y silencioso, Eros era el culpable de que algunas relaciones amorosas no funcionarán, después de su tragedia se encargo de hacer las relaciones de los mortales más difíciles.

-Vendré por ella cuando caiga la nieve- observó por la ventana el panorama despejado.

-Eso es en unos meses más- murmuró Caroline viendo mi afán de preguntarle, callandome inmediato, no debía hablar.

-Me despido de ustedes- la educación en su voz, y esa belleza ligeramente más notable que de todos los dioses- Avísenle a mi protegida que vendré por ella- nos vio por última vez, antes de dejar su copa de vino y desaparecer. Al desaparecer la habitación quedó como si estuviéramos presenciando una aurora, muchas luces de colores, hermosas, brillos blancos, algo hermoso de ver.

-Ohhh dioses- Caroline se dejó caer de espaldas- Esto está mal- no salía de su miedo y shock.

-Podría convertirla en una flor si hace algo que le ofenda- comenzó la desesperación a entrar en mí.

-Tenemos que mantener la calma- Caroline no vio más remedio que tranquilizarse- Hay que prepararla mentalmente para lo que va a ver con el señor Eros.

-¡Será una condena!- gritó sin poder contenerme.

-¿Por algo la escogió, no?- preguntó Caroline intentando consolarse.

Eros no era conocido por ser alguien amable, podría matarla en menos de un segundo... Ella sería su segunda protegida.

Las actitudes de Eros fueron enseñadas por Apolo, que le inculcó como cerrar sus emociones para no sufrir más, era irónico ver como se convirtieron mejores amigos, al llevar una rivalidad tan grande desde que Apolo lo vio, rivalidad que los llevó a hacerse daño mutuamente.

-Tenemos que hablar con Rebekah-pensó en su sobrina... Sí, quizás podría sobrevivir a esto.

Caroline subió a toda velocidad las escaleras, en busca de su sobrina, al llegar a la habitación, no sentía el aura de ella, se sintió preocupada, observó toda la habitación, entró a su baño, a su closet, no había rastro de ella, busco por todos los pisos, sin encontrarla.

-No esta- jadeando le dijo a su hermano.

-¿Cómo que no está?- preguntó alterado.

-He buscado, no está, ¿sientes su energía?- preguntó saliendo de casa buscándola por los alrededores también.

-¿Donde estará?- preguntó confundido- ¿El vampiro estuvo aquí?

-El aroma es reciente, pero ya de hace unas horas- murmuró Caroline viendo desde abajo del balcón de la habitación de su sobrina.

-¡Hey! ¿Qué hacen aquí?- una voz cantarina que conocían muy bien hablo a sus espaldas.

Al observar a Rebekah, vieron que llevaba un lindo vestido, dos coletas y en sus manos tenía una canasta con flores recolectadas. Se veía muy tierna.

-¡Espera ahí! - sonrió Nate olvidándose de los problemas por un rato- ¡Sonríe!- exclamó tomándole muchas fotos- Mi niña tierna que grande estas- murmuró con melancolía viendo la pantalla de su celular.

Sus dos chicas estaban a cada lado de él, viendo también la foto, se veía muy tierna, su cabeza levemente inclinada hacia la izquierda, sonriente y tan inocente.

-¿Qué hacían aquí?- preguntó confundida, viéndolos del otro lado de la mansión, frente a su balcón, no había necesidad de ir hacía allí.

-Te estábamos buscando- la tensión en su espalda regresó de nuevo recordando el principal problema.

-Mi niña- Caroline acariciaba su cabello- Ya sabemos quién te va a proteger.

-¿En serio? ¿Quién?- preguntó con entusiasmo... Sí, ella no conocía los rumores de Eros, a Nate se le había olvidado decirle.

-El señor Eros- murmuró su nombre con resignación.

-¿El dios del amor?- preguntó confundida Rebekah.

-Y de.. muchas cosas más- murmuró cansada Caroline también- Venga entremos a casa, preparo chocolate caliente y hablamos, ¿ya?.

Nate siguió los pasos de su sobrina y hermana, sin poder evitarlo tomó otra foto de las dos, sus chicas eran su inspiración diaria de seguir en este mundo... Su hermana era su pilar, su sobrina era su alma y su hermano era su corazón...

Extrañaba tanto a su hermano, que no podía en las noches evitar que su mente divagara en los Elíseos en compañía de él, necesitaba aprender más de él, necesitaba saber si estaba haciendo las cosas correctas con Rebekah.

Si la estaba cuidando bien, si le estaba inculcando bien los valores que él le enseñó... Son tantas dudas que tenía, que quería saciar todas.






































































Is Ipili. 🙄😂

M O O N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora