Chapter | 0 9 |

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-Seré sincera... Te extraño cada día-admitió con su mirada fija en el cabello con ondulaciones de Jasper.

-Lo sé, Kitty... Lo sé- sollozo aún sin mirarla, su vista estaba fija en el horizonte.

-¡Jasper...! - se levantó gritando su nombre, las sábanas revueltas a causa de sus movimientos cuando dormía, un escalofrío le recorrió entera, el gran ventanal que daba paso al balcón, estaba abierto.

Se acercó a cerrar las puertas del ventanal, sus ojos se abrieron enormemente, salió al balcón de manera rápida... No, no era Jasper, creyó verlo parado.

Parado ahí en una banca, viendo directamente a su balcón, más todo fue una mala jugada de su mente.

-Te extraño... - susurro deslizándose, quedando en el suelo sentada, su mirada fija en la banca.

Rebekah Maxwell había muerto, o eso creían todos.

Pero... Rebekah Maxwell, estaba viva, pero... ¿Ella está bien?

Nadie se ha preguntado de las noches en las cuáles no puede dormir, pensando en el maravilloso ser que es Jasper Hale.

Las noches en vela llorando, las lágrimas de sus ojos salen fácilmente, pero sólo en las noches.

Sus recuerdos vienen siempre en la noche, y traen lágrimas llenas de dolor, dolor y deseo, añoranza.

Oh, Jasper.

Rebekah Maxwell, quizás si está muerta.

Está muriendo poco a poco, su alma se está apagando en noches como estas.

Y el único que se ha dado cuenta de eso, es Apolo.

Apolo, el hermano mayor que ella nunca tuvo, así lo veía Rebekah a Apolo.

Apolo, con su cabellera dorada le recordaba mucho a los ojos de Jasper.

Jasper... Jasper, ¿qué será de ti?

No sé, quisiera nunca haberte conocido, me ahorraría este sufrimiento y dolor, más sé que tus recuerdos son buenos, y algún día te superare.

Sé que puedo.

Pero no quiero.

Esa es la cuestión.

Suspiro, de mi boca solo salen suspiros, cierro mis ojos, y ruego a Hermes.

Le ruego que me lleve a la casa de los Cullen.

Siento un ligero tirón en el centro de mi estómago, ligero, muy ligero, pero después de eso siento unas terribles náuseas atacarme.

Así que sin poder evitarlo me arrodilló comenzando a vomitar.

Siento unas manos frías acariciar mi espalda, esas manos...

Las reconocería donde sea.

-¿Esme?- preguntó abrazando el cuerpo, es una mujer, tiene su mismo aroma, mantengo mis ojos cerrados, incapaz de abrirlos, no quería que sea otro de mis sueños luego del llanto.

-Mi niña... - su voz, es igual a la de ella, es ella, pero sigo sin querer abrir mis ojos, si es un sueño, es maravilloso, y no quería despertar.

-¿Eres tú? ¿En realidad eres tú?- me aferro a ella, cuál bebé a su madre, llorando en su pecho, la abrazó más fuerte.

-Cariño... Abre tus ojos--me separa un poco de ella, cierro con más fuerza mis ojos, si los abría ella iba a desaparecer.

-Rebekah... - escuchó la voz suave de Carlisle.

¡Di Angelo! No quería levantarme.

-¡JODER! Abre tus jodidamente hermosos ojos ¡YA!- abrí mis ojos al escuchar la voz de Emmett.

¡Emmett! Si... No es un sueño, si son ellos.

-¡Por Zeus!- exclame llorando, abracé con fuerza a cada uno.

-Pensé que estabas muerta, mi niña- Esme no dejaba de abrazarme, temía que dejara de hacerlo, me sentía cómoda en sus brazos, extrañaba sus abrazos.

-Y Rosalie nunca perdió la esperanza... - comentó Bella, Oh Isabella, la inmortalidad te hace ver tan bien.

-Yo sabía que estabas viva... - escuché aquella voz, me gire lentamente, y ahí estaba esa rubia, que su belleza se compara a los hijos de Afrodita.

Tan hermosa, como siempre.

Corrí a sus brazos, aspire su perfume, tan dulce, tan adictivo.

-Oh... - escuche una voz nueva-Lamento interrumpir... -mire al dueño de la nueva voz, que vampiro tan raro, sus ojos me recordaron a Al... a ella, brillaban con tanta diversión, que una sonrisa apareció en mis labios sin poder evitarlo- Benjamín, mi nombre es Benjamín, señorita--se presentó con tanta elegancia, pero sin perder su toque divertido.

-¡Hey! ¡Basta de charlas! ¿Listos para la guerra?- preguntó una voz con un acento demasiado raro.

-Es rumano- contestó Edward, al lado mío, asentí en su dirección-Y... No es una guerra- hablo serio en la dirección del rubio, me recordaba a los albinos.

-Lo que tu digas, niño- desapareció en un abrir y cerrar de ojos.

-¿Guerra...?- pregunté confundida.

-Los Vulturis- contestó Emmett con voz seria, vi las facciones de cada uno.

No era necesario tener el poder de Jasper, para darme cuenta que estaban sufriendo, que estaban preocupados.

Pero faltaba alguien, si, me faltaba alguien, un miembro de esta gran familia.

-Estoy en esto--me uní a esto, necesitaban mi ayuda, y yo podía ofrecerla.

-¡No! ¡Absolutamente no!- gritó Rosalie enfadada.

-No lo estoy preguntando, Rose... Solo estoy confirmando-le sonreí tierna, antes de subir a la habitación de Jasper.

Escuchando los gritos y reclamos de los Cullen, pero nadie iba a cambiar mi opinión.

Detuve mi mano en la perilla, mis manos temblaban, se podía ver con claridad, quería entrar, no quería invadir la privacidad de otras personas de esta casa, pero quería entrar a la habitación del que era mi pareja, y es el amor de mi vida.

Entre con decisión, todo estaba igual, recorrí su cuarto, cerré la puerta y ventanales con seguro.

Baje las cortinas, y con un poco de poder de Apolo, evite que los sonidos fueran escuchados por estos seres con una gran capacidad auditiva.

Entre a su gran ropero, me senté en el medio de él, toda la habitación estaba a oscuras, excepto por la pequeña lámpara que prendí, me embriague en su aroma, que aún estaba en su ropa, sus chaquetas y sus camisas, abracé su camisa favorita.

Aquella camisa de color negro, que aún tiene mi lápiz labial en su cuello, sonreí con lágrimas en los ojos.

Hoy es el día de Rebekah Llorona.

Me puse una de sus chaquetas, tan suave a pesar de ser de cuero.

¿Mencioné que mi ardilla fue liberada en los bosques del templo? Fue un momento muy feliz, ver su felicidad, y como correteaba con otras ardillas.

Puse mis manos en los bolsillos, sentí una textura diferente en el bolsillo derecho.

Saque lo que había adentro.

Leí con atención el pedazo de papel, esa letra tan elegante y perfecta.

Solo podía pertenecer a alguien.

Jasper...

M O O N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora