Chapter | 0 1 |

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-¡SE QUEMA LA LECHE!- grité corriendo a la cocina.

Intenté ser una buena niñera para Renesmee, pero salió mal todo... La leche que iba a tomar, se quemó.

El color café al rededor de toda la pequeña cacerola- ¿Rennie, quieres sangre mejor?- pregunté a la bebé que me veía fijamente en su pequeña silla.

Movió su cabeza en señal de que había etendendido... Está niña es más inteligente que yo.

-¿Estás intentando envenenar a mi hija?- salté con una mano en el pecho, viendo a Edward observar con detenimiento la cacerola- Si fuera humano, no probaría eso... En verdad- hizo una pequeña mueca de asco.

-Pues... Gracias- respondí sarcástica- Ahí mira cómo te las arreglas tú, sirviéndole correctamente la sangre a tu hija- cargué a Rennie en mis brazos yendo a buscar a mi Jasper.

-<<Tengo hambre, tía>>- la voz que había escuchado tiempo atrás, sonó de nuevo en mi cabeza al Renesmee poner su mano en mi mejilla.

-Ya te traerá tu papá tu biberón, Rennie- le respondí jugando con sus cabellos- ¿Ya, Edward?- giré con la niña en brazos, viendo a Edward confundido con muchos biberones.

-¿Cuál es el favorito de ella?- me reí fuertemente al verlo sacar más biberones, incluso algunos sin usar, nuevos.

-No sé... Ahí te dejamos- me despedí riendo fuertemente.

-¡Joder!- reprochó Edward fuertemente.

Rennie jugaba con algunos mechones de mi cabello que estaban sueltos, era una niña muy inteligente a pesar de sus cortos días de nacida, sabía hacer y expresar sus necesidades como un niño de 9 años, teniendo una apariencia de 3 meses.

-¿Cómo va todo, Cariño?- murmuró Jasper en mi oído, tomándome por sorpresa.

Sonreí recostando mi cabeza en su hombro- Todo va de maravilla, soldatino- me deleite con sus brazos que abrazaron también a Renesmee.

-Yo mejor me llevo a esta hermosura- Rosalie apareció con una sonrisa, su cabello impecable y unas ligeras manchas de sangre en el cuello de su blusa.

-Anda con tía Rose, Rennie- besé repetidamente la mejilla de la niña, dejándola en los brazos de Rosalie.

Renesmee hizo un ligero puchero viéndome.

Agarre fuertemente los brazos de Jasper y cerré los ojos- ¡Estoy mareada!- chille abrazándolo una vez estuve en el suelo.

-¿Estás bien, Kitty?- preguntó preocupado, cogiendo mi cara y moviendo de un lado a otro, intentando buscar si me hice daño.

-Estoy perfecta, Jazzy- le sonríe tranquila, tomando su rostro en mis manos- Te quiero- me pare de puntillas, y besé sus labios.

Sonrió de lado- Yo te quiero más- besó mis labios cortamente- Muchísimo más- sus ojos brillaron.

-¿Crees que Edward ya le dio el biberón a Rennie?- pregunté dejándolo de abrazar.

Sonrió tierno- Mi princesa... Ya te preocupas mucho, deja que él haga algo- me acarició la cara delicadamente- Cuándo Isabella esté por despertar, irás a casa, y no vendrás bebé- me miró serio y preocupado.

-¿Por qué, soldatino?

-Es una recién nacida, podría perder el control... Te podría atacar y... - se paseó por su cuarto, de un lado a otro- Y... Yo no sé que le haría- termino de decir viéndome.

-La hipocresía- entró Emmett riendo.

-¡FUERA!- gritamos los dos al mismo tiempo.

-Pequeños demonios-murmuró saliendo indignado.

Nos vimos a los ojos, por largos minutos, intentando expresar todos nuestros sentimientos, todo nuestro amor.

-Jazzy, estaré bien- le sonreí tranquila.

-Es mejor prevenir, cariño-se acercó a abrazarme- Si yo casi pierdo el control- su voz avergonzada me rompió el corazón-Ella podría matarte.

-Cariño... No me pasara nada- lo abracé fuertemente, y en ese abrazo quise que sienta todo el amor y orgullo que tengo por él- Eres el mejor ser que he conocido, Mayor Jasper Withlock- bromee un poco con su cargo militar.

Sonrió de lado, esa maldita sonrisa, esa sonrisa que tanto amo- Pequeña... No me llames así, por favor- rogó con sus ojos negros.

-¿Por qué?- sus ojos brillando de inocencia, hacían querer perder la poca cordura de Jasper.

-Yo... Mmm... Yo- las palabras no salían de mi boca, estaba totalmente perdido con esos ojos brillantes.

Esa pequeña sonrisa de sus labios rojos, esta niña era mi perdición.

Mi hermosa y amada perdición.

Su aroma se intensificó al punto de que todo mi cuarto tenía su olor, olor dulce y embriagante, dulce, dulce como el vino en verano, dulce como el chocolate.

Cerré los ojos fuertemente y me separé de ella, apreté fuertemente mis nudillos sintiendo como me dañe un poco los nudillos, como se fisuraron un poco.

-¿Jasper?- preguntó Rebekah caminando hasta el ventanal de mi cuarto donde tenía recargada mi frente.

-No te acerques más- rogué con miedo a lastimarla, oí claramente a mi familia caminando detrás de la puerta de mi cuarto, preparados para entrar en cualquier momento.

-Ven, Jasper- se acercó unos centímetros más- Ven- pidió, sentí la calma llegar a mí.

-N.. no- me separé más de ella, no quería hacerle daño, pero no tenía la fuerza de voluntad de alejarme de ella, huir no estaba en mis planes.

-Jasper, mírame- pidió- acércate, cariño- me sonrió de manera tranquila.

¿Me acercó? ¿Lo hago?.

-Jazzy... Tranquilo, acércate- volvió a pedir desde donde estaba.

Corrí a abrazarla fuertemente<<Te amo>> pensé- Te quiero demasiado, mi niña hermosa- fue lo que dije.

-Yo te quiero más, Jasper Hale- rió en mi pecho.

Rebekah Maxwell, podía calmarme y alterar mis sentidos, era mi perdición.

La amó y lo haré siempre.

-¿Quieres ir a ver las ardillas?- pregunté en su oído, estábamos balanceandonos de un lado a otro.

-¡Sí! ¡Vamos!- su voz cargada de emoción, me hizo sonreír grandemente.

-Agarrate bien, amor- pedí con miedo, estaba en mis brazos, y sentía que tenía que protegerla de todos.

Sonrió- No te preocupes, Jazzy- se acercó a besar mi mejilla.

Con mi muerto corazón queriendo latir a mil por segundo, corrí con cuidado en dirección a un lugar cerca de casa, donde habíamos encontrado muchas ardillas.

-¿Podemos llevar una a casa?- preguntó una vez estuvo en el piso viendo todos los árboles y las ardillas que corrían por doquier, ¿casa? Mi casa eres tú, mi hogar eres tú, Rebekah Maxwell.

-Las que tú quieras, cariño- respondí hipnotizado y maravillado observando la belleza de mi chica.

Mi princesa, con muchas mariposas que se acercaron y rodearon su cuerpo, ella caminaba y parecía que bailaba, las mariposas la seguían, parecía una Diosa, mi Diosa.

M O O N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora