-Completamente- sonrió grandemente- Ya es hora.-Padre- una voz varonil y suave habló entre el murmullo de todas las voces.
Todo el salón dorado quedó en silencio, la voz de aquel joven que rara vez se ha escuchado, estaba hablando, a más de una su voz causó conmoción.
Zeus asintió, dándole la palabra.
-Quisiera ser yo, Padre- Zeus estaba emocionado al escuchar la voz de su favorito, luego de tanto tiempo- Quiero ser su protector.
-¡Yo exigí primero!- gritó indignado Ares.
-Ohhh no, querido- una voz llena de sensualidad- Fui yo quién pidió primero a Padre- Afrodita observó a su amante seria.
-Silencio- la voz de Zeus salió de sus labios como truenos, todo el salón quedó en silencio.
-¿Estás seguro de está decisión? No hay vuelta atrás, hijo mío- la voz del señor de los truenos era llena de orgullo por su favorito.
-Padre, perdón la interrupción... ¿Crees que esto sea prudente?- preguntó Atenea, el joven puso sus ojos en blanco, por tanta exasperación al no oír una respuesta de su padre.
-Consideró que es prudente, Atenea- murmuró Apolo cansado.
-¡No más interrupciones!- gritó Zeus, el salón tembló y ligeros truenos se escucharon.
<<Suelta la fiera en ti, hermanito>> algunos dioses escucharon la voz divertida de Hades.
Ignorando totalmente el comentario de su hermano Hades, Zeus tomó su decisión- Hijo mío, mi joya, te consedo tu petición- lo miró orgullosamente antes de desaparecer con su esposa Hera.
-Felicitaciones, sobrino- Poseidon dio ligeros toques en la espalda del joven antes de desaparecer.
-Esto no se queda así- sentenció Ares, que sin mucha vergüenza desaparecido con Afrodita.
-¿Estás bien?- preguntó la cazadora.
-Perfectamente- se despidió asintiendo en la dirección de todos, y desapareció a su Templo.
El joven negó con su cabeza al estar proyectándose en su mente una imagen de su protegida.
Joven, llena de vida, alegre y graciosa con todos, sonrió con amarga melancólica, estaba viendo a su dulce Charissa, a su hija.
-Te doy un consejo, amigo mío- la voz de Hades llegó a espantarlo- Solo se tú mismo al enseñarle- asintió dándole a entender que había entendido- Escuchar tu voz, fue un deleite, tengo que admitirlo, siglos han pasado desde la última vez que escuché tu voz- Hades quería volver a escuchar la voz del joven.
Al no obtener respuesta, volvió al inframundo, en compañía de Perséfone, que escuchaba todo en silencio.
-¿Mi señor?- preguntó sumisa Perséfone.
-Mi dulce flor, ¿qué atormenta tus pensamientos?- le preguntó pensativo.
-¿Por qué no decidiste proteger a la joven Maxwell?
-Porque no era la voluntad de su madre- respondió con los recuerdos bailando en su memoria de su protegida.
-¿Es cierto que Dominic es ahora un renegado?- preguntó cautelosa por él protegido de Poseidon.
-El caballito de mar está muy avergonzado y frustrado por eso- rió sin gracia- Quería recuperarse de su vergüenza protegiendo a Rebekah, la hija de Juliette, me lo comentó-le explicó a su esposa, sirviendo dos copas del dulce vino de la última cosecha de Dioniso- más no se ha atrevido a reclamar a la joven como su protegida- se encogió de hombros, entregándole la copa a la señora del inframundo.
-Ella... ¿Será igual que su madre?- preguntó nerviosa, Juliette era una hermana para Hades.
-Será mejor que ella, y que cualquiera- aseguró, dándole un beso en la frente a su esposa.
Mientras caminaba por sus dominios, se dirigió a los Elíseos, y sonrió grandemente al ver a la pareja jugando entre ellos y corriendo entre los bellos pastos.
-¡Elle!- exclamó suavemente, la chica de 26 años de edad giró sonriendo al escuchar la voz de su protector.
-¡Mi señor!- sonriendo avanzó corriendo al encuentro con su protector.
A lo lejos Christian Maxwell sonrió saludándole con una leve inclinación, gesto que Hades imitó. No era un secreto para los griegos que Hades tenía una buena relación con esta peculiar pareja.
-Mi señor, ¿ocurre algo?- preguntó al verlo tan perdido en sus pensamientos.
-Es una muy hermosa señorita- Hades salió de sus pensamientos- Estará en buenas manos, puedo asegurarte eso- le sonrió hablándole de su hija.
-¿Me puedes mostrar como esta ella?- su sonrisa jamás dejó su rostro, en los Elíseos todo era paz, nadie podía sentir tristeza.
Movió su cabeza confirmando, ella llamó a su esposo para así poder ver una imagen de su amada Lottie.
Hades proyecto en la cabeza de ambos a la hermosa señorita, de castaños cabellos brillantes, sonrisa perfecta, mirada tierna, ojos grandes adornados por pestañas onduladas, muy envidiables debía recalcar.
-Muchas gracias, mi señor- agradeció Christian muy emocionado.
-No agradezcan- observó a la pareja que se encontraban abrazados, viéndolo, con respeto y gratitud, a la espectativa de lo que salía de su boca- Prometo que yo ayudaré en su guía, la cuidaré - fue lo último que escucharon de Hades.
Hades al ver la hora, se materializó donde debía haber estado hace 5 minutos, su hijo tan puntual como siempre ya estaba esperándolo, comiendo una manzana, parecía de oro, sonrió al verlo.
-Mi pequeño guerrero- saludó a su hijo sentándose al lado de él, juntos veían desde la cima de una montaña, todos los Elíseos.
-Papá- sonrió cariñoso- ¿Qué tal todo?
-Mis días eran mejores, cuando estabas al lado mío, discutiendo que alma debía entrar a los Elíseos- lo abrazo por los hombros- ¿Qué tal todo por aquí?
-Sabes que no puedo sentir nada negativo aquí- rió divertido- ¿Lo haz pensado, papá?
-Todos los días, y aún no sé qué decirte- se disculpó sincero.
-Quiero renacer papá, como inmortal, para ayudarte- suplicó.
-Conozco tus deseos y sentimientos hijo mío, tendría que convocar a todos los dioses- espero la respuesta de todos los días.
-Lo único que quiero es ayudarte y ver de nuevo a Caroline, padre- sollozo, Hades le permitió sentir un poco de dolor, necesitaba desahogarse.
-Mi pequeño- lo abrazó fuertemente- Porque he visto tus deseos y sé que son de corazón, te prometo que haré lo posible para que regreses como inmortal.
-¿Papá?- preguntó.
-¿Sí?- susurró sintiendo dolor en el pecho al saber lo que iba a preguntar.
-¿Cómo está mamá?- la madre de Kaleb, una mujer hija de Hefestos y una mortal, mitad dios, mitad humano, ella era la madre de Kaleb, su más amada creación.
-No he sabido nada de ella.
-¿Hace cuánto?- no sabía si se refería hace cuánto había dejado de sentir la escencia de vida en ella, o hace cuanto que no había ido a verla.
-No sé, hace 2 días, hijo.
Al no haber venido ayer, para su hijo fue un martirio, todos los días eran sus típicas charlas, charlas que llenaban el corazón de ambos.
-Ohhh entiendo, papá.
Hace dos días dejó de sentir la escencia del esposo de Jannet, la sorpresa fue grande cuando lo encontró suplicando para subir a la barca de Caronte, había sido atropellado.
Que débil era la vida humana, la esencia de Jannet la había dejado de sentir ayer, en la mañana.
En realidad tenía que buscar ya a su mejor amiga, o si bien podía estar con su padre, su sobrino Hefestos, podría estar muerta, y no, absolutamente no, él ya la hubiese notado en el Inframundo.
ESTÁS LEYENDO
M O O N||
FanfictionMOON|"Se despertó sobresaltada a mitad de la noche, directamente observó el gran ventanal que daba al gran bosque, vislumbró que alguien la observaba, la acechaba". |Jasper Hale fanfiction. |Prohibida su copia o adaptación.