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Su rostro observó a todos con atención, se dio cuenta de que la mayoría no estaba tan feliz, vi como su mirada se contrajo de dolor y preocupación por Bella, no quería que mi Kitty sintiera dolor por nada... Pero fue imposible, quería tenerla en mis brazos, pero sus ojos brillantes por la preocupación me hicieron aflojar mi agarre.

Al dirigirse con cautela donde Bella y la manera en como la miraba... Cómo si intentará buscar la cura para su dolor-Te ves fatal- escuche su suave voz- ¿Puedo?- veía atentamente sus movimientos, también los de Edward que estaba listo para atacarla si era necesario pero ella parecía ajena a todo eso.

Cayó de la impresión al suelo, las miradas de todos se dirigieron asustadas a ella, incluso yo, ya estaba listo para alejarla de todo, llevarla lejos de casa.

Más sus emociones de felicidad, asombro me hicieron tranquilizarme- AHHH- gritó con alegría- ¡Jazzy! ¡Dio una patadita!- gritó con alegría saltando ligeramente en frente de mí.

-¡Vaya, cariño!- los sentimientos del feto que llevaba Isabella en el vientre eran de alivio y alegría- Al parecer le agradas- acaricié su rostro con adoración, sus mejillas suaves y tibias, por su calor corporal, se recargo en mi mano, y sentí paz en mi interior... La amaba y nadie podía cambiar eso.

Observe sus pasos con adoración, acercándome un poco más a ella viendo como se acercaba a acariciar el vientre de Isabella de nuevo, me observó por última vez antes de sonreír y tocar el vientre de ella, sus ojos perdieron brillo y sus brazos fuerzas.

Me acerque a cargarla llamándola por su nombre, por sus apodos más parecía no reaccionar.

-Kitty- la acomodé en la alfombra, escuchaba los pasos apresurados de todos rodeandome- Levanta vamos... Reacciona- daba ligeras palmadas en su rostro- ¡¿Carlisle?!- lo observé, más él no supo que decir.

-Llévala a mi despacho- fue lo único que dijo antes de desaparecer.

Observaba su rostro, sus ojos abiertos carentes de brillo, más su pulso y respiración seguían ahí.

-Hermano... ¿Estás bien?- preguntó Edward sentado al lado mío.

-Ella no reacciona- suspiré sollozando- Está pero a la vez no.

Solo sentía las caricias de Rosalie en mi espalda, mi mirada no se ha movido de Rebekah, atenta a cualquier movimiento, atenta a si su respiración cambiaba, si su corazón dejaba de latir... Sentía mi propia desesperación como una agonía, solo quería que mi niña despierte.

-¿Creen que deberíamos llamar a sus tíos?- preguntó Alice caminando de un lado a otro, no podía ver el futuro de Rebekah y eso la aterraba.

-Sí- la respuesta fría y dura de Jasper, hizo estremecer a todos los vampiros presentes en la habitación.

-¿Estás seguro?- preguntó Carlisle, qué estaba de la mano de Esme, todos observaban con preocupación a Jasper... Era como volver unos meses atrás, observar al frío ser que Rebekah transformó en uno cálido y alegre.

-Su familia a de tener más respuestas que nosotros- murmuró entre dientes, con su mirada fija aún en Rebekah.

Carlisle miró a todos sus hijos, todos salieron de la habitación después de él y Esme, dejándolo solo con Rebekah.

-Despierta, por favor, te necesito- acarició su rostro, sentía sus ojos quemar cómo si fuera ácido por las lágrimas que jamás iba a derramar.

Carlisle escucho las palabras de su hijo y una angustia lo lleno por completo, era su hijo, el más débil de todos, a pesar de ser el segundo después de él con más edad, seguía para él siendo su hijo menor... ¿Qué le diría a los tíos de Rebekah? Lo más probable es que la alejen de su hijo... Pero no veían el futuro de ella, era como si se hubiera quedado congelada.

M O O N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora