Capítulo 5

137 16 7
                                    

Stephanie tuvo una especie de amor a primera vista con Santiago cuando lo vió.

Le hablaba y se reía con gracia, movía su cabello de una forma tonta y le decía Santi. Todo eso en el camino del canal a mi casa. Lo peor del caso es que ella quedó saliendo con Juan Pablo Verástegui desde que nos ayudó con el caso de Tiffany.

El hombre nos deja en la casa y se va en su motocicleta. Entro a la cocina para tomarme un analgésico con Stephanie detrás de mí queriendo saber todo sobre el nuevo integrante.

-Es casado y tiene hijos, Stephanie.

-¿Y? En todo caso, el infiel sería él, no yo.

-Te escuchara tu papá -me burlo.

-Sabrá Dios lo que dijo Joanne Boat cuando te vió ser devorado por otro hombre en foto -ataca-. ¿Hablaste con ella?

-No aún. Quiero esperar a que pase un poco esto. Pienso ir a visitarla e invitarla para cuando tenga que presentar el trabajado de grado.

-Bien. Me voy a...

-Te vas a acostar después de que hablemos. Cuéntame sobre Juan Pablo y por qué no quieres estar en serio con él.

Stephanie se detiene en la entrada de la cocina, puesto que pretendía huir. Busca helado en la nevera y dos cucharas para sentarse a mi lado.

-¿Tan grave es?

-No sabes, hermano -se lamenta-. La primera vez que estuvimos juntos, me dijo que no me enamorara porque él se iría de nuevo y no quiere compromisos. Estuve de acuerdo porque yo también tengo mis planes.

-¿Cuál es el problema entonces?

-El problema es que el man parece ser que fue quien se... ¿enamoró? No sé como llamarle. Un día me llama, me escribe, dice que quiere verme, me compra cosas y, cuando cedo, hace todo lo contrario.

Me suena conocida esa historia.

-¿Tú qué sientes?

Le da golpes con la cuchara al helado como si tuviese culpa y suelta un bufido con los ojos cerrados; con el rostro hacia arriba, su cabello cae como si fuese una cascada por su espalda. No se ha quitado el negro.

-No sé. Me gusta estar con él, en todos los aspectos. Pero me da miedo, Jonah. Me da miedo entregarle mi corazón y que se vaya. No creo ser tan fuerte como lo fuiste tú cuando se fue Kelvin.

Casi me ahogo al escuchar el nombre y el helado de devuelve de mi garganta. Lo detengo a tiempo para no terminar como Dilan.

-Lo ví en Miami, por cierto.

-¡¿Qué?! No me dijiste nada. ¿Cómo está? ¿Sigue igual de guapo?

-Está más guapo de como lo recuerdas. Pero no tanto como Mario.

-Ay, amigo. Tú has tenido suerte con el amor, además con el físico porque sacando lo enfermo de Lucas, es lindo ese niño.

-No me lo recuerdes y no me desvíes el tema. Entiendo que te dé miedo, amiga. Pero el amor es un juego de azar en el que debemos estar dispuesto a arriesgar el todo o nada. Es mejor vivir y perder, que no haber vivido nada. En el peor de los casos, te vas con él.

-Ni loca. Irme con él significa que debo dejar mi carrera y dedicarme a un hombre.

-No creo que Juan Pablo sea ese tipo de hombres. Además, estará mucho tiempo en la calle y allá hay más oportunidades para la actuación.

-¿Tú crees? -pasa su cabello detrás de las orejas y se muerde una uña, su eterna señal de nerviosismo.

-Deberías hablar con él. Le dices que necesitas te diga claramente que quiere contigo y, si no, si te ví no me acuerdo con él. Eso sí, ni se te ocurra meterte con Santiago y mañana mismo le advierto de tus pretensiones.

Enséñame a VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora