Yo había decidido que el momento de hablar sería después de la cena, momento que tomamos casi todas las noches para ver alguna película. Tengo que cambiar de planes porque Mario Andrés está especialmente fastidioso con su preocupación por mi cara de querer matar a alguien, la que coloco cuando tengo un dolor de cabeza insoportable como este.
Conecto a Don Marco por video conferencia y me siento al lado del hombre que tanto quiero proteger del daño que le puedan hacer.
—Mario Andrés, tu padre y yo necesitamos que estés... tranquilo con lo que vamos hablar. Es un tema difícil, pero lo tenemos bajo control.
—Esperamos que seas sensato con tu decisión, puesto que de eso depende muchas cosas, hijo.
Mario tiene una sonrisa vaga e inocente, muestra de que no sabe y quiere entender lo que está pasando. Sonrisa que quisiera enmarcar para tener para siempre en mi corazón, en mi mente, lo más cercano posible a mi.
—Vamos desde el principio. Cuando regresamos de Europa que tuvimos la desagradable visita, se me ocurrió meterme en internet a buscarlos. De Hermes fue que encontré más rastros, entre ellos, estas fotos.
Ocho fotos, ocho lugares, ocho retratos donde sale él como figura principal, ocho pruebas de que estuvimos siendo seguidos ya que estamos al fondo y las fechas coinciden.
Mario Andrés cambia de semblante y se acomoda en el sofá donde estamos sentados, sosteniéndose firmemente de mi mano como si tuviese miedo de caer.
—¿Por qué no me habías dicho?
—No quería preocuparte.
—¿Qué diferencia hace con ahora?
—Que hay más de por medio. ¿Recuerdas cuando te dije que yo suelo tener malos presentimientos y acierto? —asiente y continúo—. Nada más alejado de la realidad. Hice investigar a Ivone Durán, resulta que ella no existe. En su lugar, me entregaron estos documentos de Atenea del Toro, hermana de Olimpia.
Mario levanta la cabeza de la carpeta con el simple hecho de escuchar ese apellido que tanta repugnancia le causa.
—¿Olimpia tiene hermanos? —se dirige a Don Marco.
—Sí, hijo. Cuatro varones y una hembra de seis mujeres diferentes. Me había dicho que no sabía nada de ellos, pero el señor Jonah descubrió a Atenea.
—Eros, Hefesto, Heracles y Helios son los varones —paso una página.
—Pero estos son...
—Camilo, Alfred, Ricardo y John —completo.
—¿Quiénes son ellos?
—En ese mismo orden, el gerente de Ingeniería, el de Arquitectura, el de Infraestructura y el de Finanzas. Los otros cuatros del comité de construcción que fueron despedidos.
—¡¿Pero qué cantidad de mierda es esta?!
Si no es porque lo conozco, diría que su tono de voz es de un incrédulo y piensa que lo estoy inventando todo. Sin embargo, entiendo que la rabia, el miedo y la desconfianza puede llevarlo a actuar así. Incluso, hasta de mi puede desconfiar y lo entendería.
—Poulson debe estar involucrada en esto —comenta Mario, cuando termina de revisar los papeles.
—Lo pensé, pero no es así.
—¿Cómo lo sabes?
—Escuchen la siguiente grabación.
Pongo a reproducir el audio de mi conversación con las Del Toro. Entre el viento que soplaba y las voces de las personas alrededor, causa un poco de interferencia. Aún así, las voces de los tres que tienen lugar en la conversación se escucha y entiende con claridad.
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Enséñame a Vivir
Storie d'amoreJonah logró que Mario Andrés no cometiera el que podía ser el error más grande de su vida: casarse con Tiffany Hans. Ahora, Jonah tendrá que enfrentar a su mamá con el miedo más grande que tiene: decirle que es gay. Además, enseñarle a Mario a crec...