Capítulo 6

140 14 6
                                    

Yo no creía en las personas a cargo de la seguridad del país, pero nunca me había tocado vivirlo de frente.

A la mujer se le ocurrió la idea de que era una broma universitaria o algún mensaje poco importante que alguien me quiso dar.

Mario Andrés y yo no pensamos lo mismo.

Llegó la casa muy preocupado con Carlos y pensó lo mismo que yo cuando leyó la nota: es una amenaza de muerte.

Es mucha coincidencia que habiendo visto a Olimpia ayer exigiendo que su hijo deje de ser gay y amenazando que pronto habrá noticias suyas, llegué una nota con el nombre del dios griego de la muerte y el nombre original de ella.

-Recoge tus cosas -me dice Mario.

-No me puedo ir a tu casa, Mario Andrés. Mis amigos viven aquí y corren el mismo peligro.

-Santiago, Carlos, déjenme con Jonah -ordena.

Los dos hombres salen y halan lo que queda de puerta para darnos algo de privacidad.

-¿Por qué tienes que ser tan terco, Jonah? Todo esto se hubiese evitado de haberme hecho caso.

-Los cosas pasan porque así tienen que pasar, Mario. La única diferencia es que yo no iba a estar aquí, igual me iban a hacer llegar el mensaje.

Mario Andrés se acerca y pone una mano en mi mejilla, se acerca a dejar un tierno me beso y me abraza.

-Ya te lo dije, Jonah. No me perdonaría que te pase algo. Puedo darle un apartamento a tus amigos para que vivan y Santiago seguirá llevándolos donde ellos quieran. Pero, por favor, no me hagas las cosas más difíciles. No podré dormir sabiendo que estás en algún sitio corriendo peligro.

¿Me dijo por favor? ¿Me está manipulando con lo de que no podrá dormir?

-Con la única condición de que Stephanie y Dilan se muden mañana mismo.

-Pueden quedarse hoy en la habitación de huéspedes... O mejor, en casa de Carlos, para escucharte gemir cuando te haga el amor.

-Eres increíble -me aparto para sacar las maletas-. Además, tampoco es que estoy gimiendo durante todo el acto.

Mario suelta una risita y volteo a verlo para que se calle.

-Voy a grabar un audio cuando lo estés haciendo para que te escuches -se burla y de acerca para ayudarme a hacer las maletas.

Le doy prioridad a lo que compré estando de viaje con él y, aunque no quiero dejar lo otra ropa que tengo, las maletas no me alcanzan.

Bajando las escaleras, Dilan entra preocupado y me sorprende verlo en la casa a esta hora. Supongo que quedó preocupado por la llamada y que lo corté de esa manera.

-¿Qué demonios pasó? -se acerca a nosotros-. Ví la ambulancia y casi me voy en vómito.

-Me voy antes de que lo hagas arriba de mi -anuncia Mario, llevándose dos maletas.

-¿Recuerdas lo que te conté temprano sobre la mamá de Mario?

-No me digas que estuvo aquí -su rostro pierde algo de color.

-No precisamente. Dejaron un mensaje en clave que entendimos como una amenaza de muerte. Me voy a vivir con Mario y ustedes se mudan mañana a un apartamento que él les dará.

-¿Cómo? O sea, ¿nosotros por qué? ¿Qué tenemos que ver?

Es muy inocente o muy intransigente.

-Dilan, no me preocupa tanto mi mamá porque no hay alguien que la conozca o sepa donde vive. El caso de ustedes es todo lo contrario. Me volvería loco saber que le hacen daño a alguno de ustedes por mi culpa. No tienes la menor idea de cómo me sentí cuando ví a Stephanie inconsciente en el piso.

Enséñame a VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora