[27] Solo dioses

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Todo pasó a convertirse en el desagradable episodio de una odisea que no deseaban recordar, especialmente los caballeros que enfrentaron la última guerra santa ante el castillo del señor del Inframundo de modo que algunos se quedaron pasmados y terriblemente asustados de ver que su ejecución cayó sobre las manos de la persona que menos esperaban.

Aquella que se mantenía en los cielos, dejando que su cuerpo se llenara de marcas oscuras, que su mente y razón fueran embaucadas en lo más recóndito de su ser por lo que el dios que moraba en ella luchaba contra un poder que creyó haber extinguido el día que ordenó al viejo ermitaño que suprimiera ese mal infeccioso, pero se sintió estúpido al haber confiado en un ser que vivía sus siglos codiciando a su esposa, lo peor de todo es que había olvidado quienes eran aquellos seres que lo miraban, aunque podía sentir cosmos familiares por lo que se disgustó tanto sentirse tan inferior a los demás.

Hades estaba perdiendo la razón. Hades no podía controlar parte del cuerpo de su contenedor humano, y de eso se percató la mujer que yacía sobre el suelo siendo protegida por las grandes alas del espectro que amortiguaba la densidad en que el cosmos de su amo afloraba; miró a cada lado dándose cuenta que sus compañeros y los aliados mantenían la misma expresión que la de su señora: Confusión y temor.

—¿Cómo...pudo pasar esto? —indagó Calvera tratando de ganar tiempo pues el primer impacto del cosmos de Hades rebalsó su suposición—. Se supone que ellos dos estaban trabajando sincronizadamente, el hecho de que Hades esté cediendo al cosmos de Kronos...

—No es momento para explicaciones—Agasha se puso de pie, aun temblando y tocando su crecido vientre—. Tenemos que evitar que vaya al Inframundo, de tocar las puertas del Tartaros será todo, no habrá lugar donde huir.

—¿Qué sabes tú de esto? —exigió Pandora lo bastante alterada amenazándola con su lanza—. ¡Esa chica y tú son responsables! —Minos puso una mano sobre el brazo de la mujer para que ésta soltase a la castaña—. ¿Cómo te atreves? ¿Acaso estás de lado de esta simple chiquilla? ¡Alzas tu mano contra tu propio señor!

El juez negó y al instante la soltó al ver que Radamanthys y Aiacos se acercaron a protegerla; la incomodidad creció entre los espectros, así como en los santos de Athena ya que no sabían qué era lo que estaba pasando y entre tanto misticismo más de uno imaginó que era una posible trampa hasta que Calvera tomó la palabra al sentir ese grado de contaminación en el ambiente.

—Este no es momento para buscar culpables. No sé lo que esté pretendiendo, pero ya no puedo sentir el alma de Alhena—alzó la mirada un poco nerviosa—. Ni siquiera sé lo que hay dentro de ese cuerpo.

—Alhena está allí—intervino Aspros, ocultando su estado de alarmismo, tratando de mantener la calma cuando era uno de los que más atemorizados estaba—, necesito acercarme a ella para contener a Hades.

—Tú eres el menos indicado, Aspros de Géminis—habló con seriedad la joven florista llamando la atención de los demás, salvo de los que sabían que era Perséfone la que estaba presente—; esto es algo que ninguno de ustedes podría solucionar. Únicamente los dioses pueden detener a su semejante.

—¿Con que potestad habla esta florista? —cuestionó Sage cruzándose de brazos, causando molestia en la jovencita—. Es un hecho que Alhena nos está trayendo demasiados problemas, no debimos dejarla a su libre disposición—suspiró al tocarse la frente—; esto es un asunto de los espectros, pero si se requiere la intromisión de los santos de Athena entonces no dudaré en reducir a esa muchacha.

Agasha enarcó una ceja siendo consciente la diosa en su interior que el Patriarca había manifestado ese cambio de personalidad que notó en los días que estuvo cerca de él, deliberadamente se había delatado así mismo dado que ese cosmos maligno también envolvía al lemuriano, algo que la misma Alhena tenía muy cerca de su cuerpo. De modo que Perséfone fijó los ojos en Pandora, ignorando a los demás, porque necesitaba algo especial de ella, pero las cosas estaban empeorando al oír el gruñido del cachorro que estaba trastabillando sobre sus patas sin siquiera controlar su cambio de forma.

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora