[6] Todos en el infierno

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Habían pasado unos cuantos días, en las cuales el territorio de Nueva España se vio sumido en un estado de emergencia pues no había momento en que los esclavos de los titanes tuvieran afán de destruir el campo de protección que Calvera alzó para cuidar de su gente y a los que hospedaba bajo ello, pues la amenaza de Rhea se había extendido más de lo que pensó, con todas esas masacres y sin que la tierra o el inframundo tuvieran a sus dioses, el lugar se había desatado en un irreversible inestabilidad entre los vivos y los muertos. Por otra parte, los espectros y caballeros comenzaron a trabajar mejor, sin que saltaran a golpes, aunque era inevitable que mantuvieran sus diferencias hasta que su propio señor cobrara el conocimiento, el cual yacía en un mortífero sueño tal igual como se encontraba Catalina.

Por otra parte, Alhena se mantuvo a la espera de alguna noticia en que pudiera convencer a Calvera de que estaba lista para un entrenamiento, pero penosamente no tenía tiempo para hacerlo pues la diosa había puesto un plan en marcha en que contara con la búsqueda de las demás armaduras doradas, algo que para la chica le era incómodo no entender, más así eran las cosas. Y debía permanecer recluida en una silenciosa habitación a lado de Kero.

—Es por tu propia seguridad—fue lo que dijo Aspros al entrar a esa protegida recamara—, tal igual como Géminis. Esa mujer tiene protegiendo a las armaduras doradas.

—¿Y luego qué? ¿Solo ver como los demás están trabajando arduamente? —miró por la ventana a varios soldados, algunos espectros y unos cuantos caballeros—. No soy una princesa o una niña mimada, necesito luchar, hacer algo. El Patriarca y el resto de nuestros amigos siguen desaparecidos, ahora me dicen que las armaduras deben permanecer protegidas, no solo eso, sino que tenemos al enemigo afuera, esperando acorralarnos como conejos para degollarnos. ¿Y luego? Hades y Catalina están heridos de gravedad. ¿Sabes que pasará después?

—Cálmate—ordenó mirando detenidamente a la menor, era la segunda vez que oía a una chica de esa manera, tan firme y aguerrida—; las cosas no son sencillas, no puedes ir al mundo solo con el poder de tu boca. Tienes que tener la fuerza suficiente para ir contra tu destino.

—¿Y encerrada voy hacer eso?

Alhena se acercó a la ventana, puso sus manos sobre el cristal sin éxito de romperlo. Calvera había sido muy cuidadosa en mantenerla recluida, casi como esperando que aceptara su lugar en ese templo extraño, ahora más que nunca sentía la sensación de ser una prisionera. Aspros solo se quedó quieto, analizando al perro y luego a la chica, esperaba que aceptara las condiciones momentáneamente, tampoco tenía alguna idea de cómo ayudarla para que controlara ese ser que se hospedaba en ese delgaducho cuerpo.

—¿Y Deuteros? ¿Se encuentra bien, Regulus? —fue lo que preguntó, tampoco el gemelo menor venia a verla, de hecho, solo un caballero intentó platicar, pero simplemente lo rechazó.

—Siguen buscando algún indicio del Patriarca.

—Quisiera poder ayudarles en algo, lo que sea.

Y él también quería sacarla de allí para adiestrarla en ese glorioso don que, si fuera el mismo de hace tres años, seguramente le arrancaría el corazón, el alma y el espíritu para quitarle ese poder; sin embargo, como persona, él cambió en ciertos aspectos, y ahora no podía dejarla allí con esa responsabilidad que casi nadie conocía en su completa realidad. Y luego la vio quieta, bastante tranquila dándole la espalda, tal vez mirando algo por esa ventana y con ello una curiosidad se afloró en su mente por lo que caminó hacia ella para ver lo que la tenía distraída.

Tal vez fue un error hacerlo.

—Hiciste bien en no permitirle pasar a tus aposentos.

—¿Es que estás vigilando?

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora