[43] Delación

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No podía moverse. No podía ni respirar.

La desesperación por salir de aquel hoyo oscuro la carcomía de angustia, podía sentir el frio entumeciendo sus pies, así como el ardor que profundizaba sobre su hombro, aquella cicatriz que le quedó cuando llegó al siglo XVIII por culpa de esos desgraciados que servían a Kronos.

No. No podía pensar en ello. No podía siquiera titubear. ¿Dónde estaba? ¿Por qué todo yacía en oscuridad?, pero lograba oír a lo lejos gritos, voces muy familiares hasta que toda la escena se desvaneció y terminó de pie en medio de lo que parecía una pequeña sala, las paredes, la mesita, los silloncitos..., todo le era reconocible, hasta que caminó lentamente al ver una chaqueta tirada muy cerca del pequeño triciclo rosa y luego manchas de sangre.

Llevó las manos hacia su boca aguantando las ganas de gritar y llorar. Allí, en medio de la alfombra donde recordaba que siempre se sentaba con sus hermanos para ver las caricaturas, pudo ver el cadáver de sus padres y sus tres hermanos menores; se arrodilló y no logró contener la locura de verlos muertos, ensangrentados como si sus homicidas hubieran disfrutado en torturarlos. ¡Eso debía ser una pesadilla! ¡Sus padres y hermanos no podían haber acabado así!

Pero cuando trató de tocarlos, en su pesadilla, gritó fuerte que se despertó y terminó golpeándose la cara contra alguien que estaba casi encima de ella.

—¡No! —gimió al tocarse la nariz, apenas pudo abrir los ojos—. Ah, maldita sea, eso me dolió.

—No grites, es una pesadilla—dijo el varón al sobarse la frente a la vez que gruñía del dolor—, relájate, no te alteres que despertarás a todos.

—¿Qué haces en mi alcoba, Thanatos? —indagó al tirarse a la cama y rodar como ratón por causa del dolor—. Ay mi nariz, siento que la rompí, ¿tan dura tienes la cabeza?, podrías haberme matado.

—Tu...cosmos—cerró los ojos por pura intención de controlar las ganas de jalarle de las mejillas a la muchacha, sí le había pegado demasiado duro—. Alhena, he sentido la alteración de tus poderes por eso vine a ver en cuanto pude. Te dije que estaría para protegerte y te juro que yo no te he hecho ninguna broma más de las que ya sabes.

—Te creo—trató de levantarse, frunció el ceño al tocarse el vientre—, y él también se asustó, supongo, tal vez si no fuera por mi hijo quizás no lograría despertar.

—¿Te duele algo? ¿Necesitas que llame a alguien? —se puso de pie un poco inquieto al ver los gestos de la joven, parecía quejarse en silencio de los dolores lo que llevó al dios acomodar las almohadas y buscar agua fresca para dársela—. Es el bebé ¿verdad?

—Es muy pronto para eso, pero sí son los efectos del embarazo—agradeció en silencio que él fuera atento acomodarle el respaldar—, supongo que estoy a poco de entrar a la cuarta etapa, ya no tengo muchas nauseas es verdad, pero me duele los pechos como no tienes idea, considerando que el entramiento ha hecho que sienta más sensible con todo esto.

—Pero has mejorado bien—sonrió al sentarse al borde la cama, entregándole el vaso con agua a lo que ella bebió desesperada—, ¿cómo es que sabes de...tus condiciones como futura madre?

—Bueno, yo tenía una vida en el futuro, tuve una madre con tres embarazos a los cuales tuve que ayudar con sus controles médicos, claro, aquí no existe eso así que tengo un ligero miedo de que algo malo me pase—le entregó el vaso lo bastante nerviosa—. En mi tiempo aún soy una chiquilla, no me he desarrollado bien como para tener un bebé, al menos eso creo yo, las mujeres de esta época son más resistentes a las de mi siglo.

—Parece que cada tiempo los humanos se vuelven más débiles—suspiró al tocarle la cabeza—, considera que tu bebé no es cualquier ser humano y seguro te causa mayores problemas.

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora