[21] Nuestros Miedos

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—No me parece justo.

Ella gruñó al tratar de mantener el equilibrio al ver cómo es que Aspros se aprovechaba de su destreza con el cosmos por lo que a ella le hacía lucir como una pelota de goma que había recibido varios golpes.

Se limpió la comisura de sus labios una vez que él la azotó contra el suelo, a veces creía que se transformaba en otro ser cuando se trataba de entrenamientos.

—La vida no es justa—reprochó sin hacer mucho movimiento de los dedos para que ella sintiera la sangre salir de sus mejillas a raíz de los cortes—. No vas a seguir dependiendo en escapar, tienes que activar el cosmos, todos lo poseemos.

—Lo sé, lo entiendo, pero...—se arrodilló al no poder aguantar más el equilibrio.

Había pasado cerca de cinco días desde que Aspros la tomó como aprendiz dándole una terrible lección que pudo sentir sus huesos romperse, pero gracias a las propiedades curativas de aquel lago hizo lo posible de que no duraran mucho. Sin embargo, él la había obligado a perder peso desde que el entrenamiento real dio inicio, por un momento le causó temor porque ese hombre parecía otro cuando le soltaba una buena tunda que la dejó chillando por medio día.

—No piensas decirle eso a tu oponente, ¿o sí? —Aspros se ensalzó al verla rogar nuevamente como un gatito miedoso—. ¡Levántate! ¡Tienes que atacarme!

Pero ella esperó inútilmente que él se calmara al verla, más su espera llegó de un golpe en el abdomen provocando que escupiera lo poco que bebió en esa mañana, no le respondió pues deseaba llorar al sentir el dolor tan profundo en su interior como si de verdad le hubiera hecho añicos sus órganos internos mientras que él yacía intacto, sin ningún rasguño.

—¡No puedo! ¡Ni siquiera soy capaz de emanar una chispa de mi cosmos! —escupió con ganas de vomitar.

—¡Entonces lo sacaré a golpes!

Ella intentó huir como un gato herido, pero él fue tan veloz que le soltó una fuerte patada en la espalda para someterla en el suelo. Su cara chocó contra la tierra caliente provocando que el polvo la ahogara en una terrible tos a la vez que ese comportamiento de Aspros ya estaba ocasionándole miedo porque de lo que fue un hombre adorable se había convertido en su verdadero depredador. Y por un momento recordó la primera vez que luchó contra él en el día del Coliseo.

—Déjame descansar...por favor.

—Lo harás cuando logres tan siquiera golpearme.

Alhena no quiso hacerlo, todo lo contrario, huyó inútilmente de él a pesar de que intentó controlarlo. Ese hombre estaba perdiendo la cordura y lo supo más al ver que Kero quiso atacarlo hecho lo que llevó a recibir un puñetazo por parte del varón mandando a volar al cachorro.

—¡Oye esto solo es un entrenamiento!

—Solo los débiles como tú consideran todo como un vago descanso.

—¿Cuál es tu problema? ¿Qué te sucede? —gimió al rodar para tratar de ponerse de pie—. Para con esto, Aspros, me haces daño.

Más el hombre de cabellera azulada no se inmutó bajo ningún concepto, sino que alzó una mano y de ella fluyó una cosmoenergía que, por la posición en que él se encontraba, deliberadamente se trataba de una de sus mejores técnicas. Alhena le pidió que se controlara, que aquello no era más que una prueba, pero él no parecía oírla o simplemente se tomaba muy a pecho ese asunto hasta que el llanto de Gael detuvo el entrenamiento.

Alhena se arrastró lentamente sobre el suelo conteniendo las lágrimas porque cada movimiento que hacia era simplemente una tortura.

—Vas a tener que aprender pronto—gruñó el peliazul caminando hacia ella para sujetarla de la camiseta y sentarla—; llevamos días aquí y no puedes hacer ni un solo golpe. De ti depende que este entrenamiento se suavice, a estas alturas voy a ejercer mis técnicas hasta matarte ¿entendido?

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora