[30] Un amargo encuentro

1.1K 92 123
                                    


Aquel sonido era bastante irritante. Un frio lo dejó inquieto al querer saber en dónde estaba, un dolor agudo le escarapeló el cuerpo más no logró reaccionar a lo que oía. Eran murmuros, como si alguien quisiera dar un aviso importante, como si alguien estuviera advirtiendo que no se olvidara de lo que estaba sucediendo, de lo que vivió hasta ese momento y lo más peligroso que tuvo en su vida.

Masculló al querer abrir los ojos, se movió con lentitud para tratar de sentarse, y solo así se percató que estaba acostado sobre algo muy suave, blando, pero aún así el frio era crucial como si dañara su sistema y le obligaba a quedarse costado. Más esas palabrerías le estaban provocando un dolor de cabeza por lo que no se contuvo en seguir sometido por esas sensaciones así que abrió los ojos para darse cuenta que yacía acostado en una habitación amplia.

Parpadeó un par de veces y no evitó contemplar el techo como si fuera un escudo de cristal, luego se movió a un lado para observar su entorno. Nada de allí le hizo familiar.

—Por Athena, me estaba preocupando que no despertara—de pronto la voz dulce de una mujer lo dejó un poco desconcertado—. Espere, no se mueva mucho, aún está recuperándose.

—¿Dónde estamos, Krista? —indagó mareado, retiró las sabanas y se sentó al borde la cama—. ¿Qué pasó? ¿Los demás como se encuentran? ¿Dónde está Alhena?

—Cálmese por favor—ella solo posó las manos sobre sus hombros para detenerlo—; no sabe lo que cuesta mantenerlo vivo, lleva un par de días durmiendo y tuvo mucha fiebre. La diosa Athena ha tenido que estar con usted para salvarlo, por favor, no le cause más pesar.

—Me importa poco lo que me ocurra, quiero saber lo que pasó con Alhena.

Krista miró al peliazul, demasiado angustiado lucía y sobre todo demacrado, pero sin que arruinara su rostro por más maltrecho que se manifestara. No supo qué cosa decirle o como explicarle lo ocurrido, más era consciente que su deber era cuidarlo y avisar a sus superiores del estado actual.

Pero él la sujetó de la mano, quería y necesitaba respuestas porque la angustia iría asesinarlo por todo lo que recordó. No iba a llorar, pero sus ojos querían traicionarlo porque la ultima vez que la vio era otro ser, destruida, manifestando odio a todo.

—Dejemos que la señorita Athena lo diga, iré por ella.

La vio marcharse, buscó alguna prenda para cubrir su torso desnudo aunque fue una pésima idea tan solo moverse pues sintió como si le quisieran romper los huesos más se percató que el brazo no le respondía con normalidad. Giró suevamente la cabeza solo para darse cuenta que prácticamente desde el hombro hasta los dedos lo traía con la piel oscura, era como si su carne hubiese sido quemada y con ella la putrefacción se dio. Un leve gemido salió de sus labios más eso no fue razón para detenerlo, cogió la camisa blanca y con molestia se la puso, desde luego que salir de la habitación le causaba inquietud porque el pasillo era tan frio y azulado como si estuviera dentro de la casa de Acuario.

—Oh no, no haga eso mi señor—Aspros se apoyó contra la pared al oír una risueña voz que inmediatamente se acercó a su persona—, tiene que volver a la cama, esas fueron órdenes de nuestros superiores.

Esas largas coletas gris y esa cara tan delicada manifestaba preocupación, su delgada figura, su piel suave no doblegó el duro espíritu del varón. Quizás Chris sea la mujer tan hermosa, angelical y educada, pero a un hombre como él ya no le interesaba aquello pues en su mente solo habitaba una sola mujer y su corazón se doblega tan solo en pensar en ella.

—No tengo tiempo para estas cosas—gruñó sin detenerse, avanzó a lentitud sin dejar de mirar hacia adelante, pensando en donde se hallaba o siquiera en donde podía estar la mujer que le causó pesadillas en los días que estuvo dormido.

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora